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31 ago 2014

El receptor como factor determinante de la comunicación.






El receptor: componente dinámico que determina la "información" o la "comunicación" de un mensaje. Través de un canal social.
Por Guillermina Yankelevich en
Informática, número 30, abril de 1979: 7-17


Es un artículo de "determinante" actualidad.

Se habla mucho sobre "informática" y se desconoce que es Informática o, si se quiere, Intormatika.

Guillermina Yankelevich Nedvedovich



Algo sobre la vida de Guillermina Yankelevich a quien conocí la primera vez que asistí a la UAM, a finales de los años setenta y a quien me recomendó un buen amigo que conociera.

Se puede bajar esta obra en formato en .pdf, y de la cual tomó unos retazos para que sirvan de "linterna mágica" para quien se sorprenda por casi-todo.


Guillermina Yankelevich Nedvedovich
El trabajo de una vida; una vida de trabajo

Instituto de Investigaciones Biomédicas.

Es sorprendente para uno mismo la reflexión sobre el trabajo, y la propia vida, una vez que se ha recibido una distinción como la de “Forjador”. En mi caso, me ha traído a la conciencia un buen número de acontecimientos, ideas y actividades pasadas, que trataré de organizar en torno de la revisión de mi trabajo.

En un afán por aprender, no sólo el conocimiento sino también la acción concreta, cuando era estudiante del segundo año de la carrera de Biología comencé a asistir por las tardes al Insti- tuto de Biología, a un laboratorio de investigación en histología y embriología ubicado en lo que se conoce ahora como la Casa del Lago, en Chapultepec. Varios años transcurrí en ese laboratorio, aprendiendo toda clase de técnicas relacionadas con las materias mencionadas y disfrutando de la vista del lago desde la ventana del laboratorio.

La doctora Sámano Bishop me recomendó para un trabajo en el Departamento de Anatomía Patológica del Instituto Nacional de Cardiología, donde no sólo aprendí a realizar la histología de las piezas de biopsia del hospital, sino que también asistí al curso de la misma materia, que impartía allí el doctor Costero. Los amables médicos del Departamento me invitaron a participar en las autopsias que ellos realizaban en los pacientes y, con todo ello, adquirí un entrenamiento muy ajeno al de un biólogo promedio.

Una vez iniciado el curso de Fisiología Animal Comparada, en el cuarto año de mi carrera, recibí un fuerte impacto, al observar la diferente actitud intelectual que la fisiología reclamaba para su estudio en comparación con las otras asignaturas que había cursado. La fascinación que me causó hizo que decidiera súbitamente hacer mi tesis en ese campo de investigación.

Tal decisión me llevó a trabajar en un segundo hospital, el de Salubridad y Enfermedades Tropicales, en donde, en el Departamento de Fisiología, a cargo del doctor José Negrete, también profesor de la Facultad, realicé mi tesis de licenciatura e inicié mi larga carrera como fisióloga.

Fue entonces cuando hice mis primeros trabajos de investigación en transmisión neuromuscular y sináptica, muy de actualidad en aquel momento. Llevamos a cabo investigaciones sobre los efectos anestésicos de extractos de chile serrano y de la capsi- cina, principio activo del que, 40 años más tarde, han mostrado su gran interés para la fisiología de transmisión sináptica.

Una vez creados los tiempos completos en investigación en la UNAM, el doctor Negrete regresó al entonces Instituto de Estudios Médicos y Biológicos, en la Ciudad Universitaria y llevó consigo a su tierna colaboradora; así fue como físicamente me incorporé al Instituto.
Después de los primeros años, de gran movilidad, permanecí en Biomédicas el resto de mi vida de investigadora. Frecuentemente me han preguntado, y yo misma lo he hecho en ocasio- nes, cómo fue que esto ocurrió, sobre todo porque mi trabajo se ha caracterizado por su gran diversificación.

Las autoridades del Instituto fueron, en general, muy comprensivas y flexibles con mi actividad; mientras no fallara el trabajo y la producción, todas mis inquietudes y variadas ideas tomaron curso y se desarrollaron sin mayores trabas.

En virtud de la diversificación mencionada, he decidido exponer mis investigaciones, en adelante, agrupadas en cuatro etapas, casi coincidentes con la temporalidad de su desarrollo.

Primera etapa
Fisiología de la sinapsis y la placa motora

El inicio de esta etapa ya lo comenté. Continúe con la investigación en neurofisiología, y era ya muy claro, para aquel momento, que este campo de investigación había evolucionado de manera orientada hacia la biofísica, las biomatemáticas y la bioquímica. La biología, por sí misma, había agotado las posibilidades de investigar, dado el curso de las nuevas ideas de entonces.

Se me generó una nueva inquietud y, al no existir la posibilidad de estudiar alguno de los campos híbridos mencionados, decidí estudiar la Licenciatura en Física Teórica, que entonces se impartía en la Facultad de Ciencias. Cursada la mitad de la carrera, opté por una beca de la Academia de la Investigación Científica (ahora Academia Mexicana de Ciencias), que me concedieron, para realizar estudios y trabajo en el extranjero. Fui aceptada en el Departamento de Electrónica Fisiológica del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT).

Inicié mis primeras investigaciones en percepción –aun cuando ya había trabajado en el ojo de gato– con la membrana nictitante. Las investigaciones se realizaron entonces en los ojos del acocil y en un órgano fotosensible que el animal posee en el extremo aboral.

Fue también en el MIT donde, en cursos diversos, entré en contacto y familiaridad con campos de las matemáticas que habrían de ser las herramientas fundamentales para mi trabajo de entonces y del futuro: la Teoría del Control, la de Información, la de Juegos, Cibernética, etc.; todas ellas disciplinas de la Teoría General de Sistemas, que a partir de ese momento formaron parte de mi investigación, no sólo en la acción práctica, sino tam- bién en el proceso de pensamiento.

Una vez más, me sentí atraída por la forma de razonar los problemas con estas disciplinas: fuera de lo concreto, lo específico, lo puntual [...]


Segunda etapa 
Fenómenos ecológicos y de población humana

Sin duda, durante mi primera etapa de investigación ya sentía una gran inquietud por la integración y generalización del conocimiento, y se desarrolló mi interés por los sistemas “macro” al hacer las primeras incursiones en la ecología.

La Teoría de la Información fue la que me relacionó con numerosas investigaciones en el campo de la ecología que, para entonces, iniciaba sus valoraciones cuantitativas sobre diversidad ecológica empleando la teoría matemática mencionada.

Realicé varias incursiones en el ámbito ecológico y de taxonomía cuantitativa sobre datos de campo directamente colectados y, también, utilizando datos publicados en la literatura. Propusimos algunos métodos de análisis cuantitativo de diseño propio. Tuve la oportunidad de asociarme en las investigaciones con matemáticos interesados en la biología y con biólogos interesados en las matemáticas. Asimismo, dirigí tesis a estudiantes de Matemáticas y de Biología, también en este doble interés.

Las investigaciones en grupo me afirmaron la bondad de mis primeras tendencias hacia la interdisciplina. No sólo las áreas del conocimiento debían interaccionar, sino que también las mentes humanas, especializadas en alguna trayectoria de pensamiento, se veían ampliamente beneficiadas al converger e intercambiar ideas y puntos de vista; de ello surgían, a no dudarlo, nuevas ideas y conocimiento novel.

A partir de ese momento, me mantuve en el derrotero intercientífico, tratando de promoverlo e investigar en él, y logré publicar mi primer libro, Ensayos en Interciencia, en el que abundé en la definición de lo que entendía por interciencia, sus virtudes y, finalmente, en cómo mi grupo de trabajo había realizado sus investigaciones con este enfoque.

La concepción de investigación intercientífica se perfila en mi mente no sólo como la convergencia y superposición de los conceptos de varias disciplinas (interdisciplina) sino como una interacción teórica y de investigación concreta, conjunta, de la ciencia natural, la social y las humanidades, de lo que habrían de surgir principios y leyes para caracterizar la dinámica específica de las poblaciones y sociedades humanas. Valga la analogía: la teoría acerca del hombre y sus sociedades constituye la “resultante de la suma (producto) vectorial de las componentes”.

[...]

Tercera etapa
Investigaciones en percepción visual, abstracción intelectual y comunicación social mediante imágenes

La participación prolongada en la investigación sobre población humana me condujo a la convicción de que la comunicación, tanto geográfica como sociocultural, es factor determinante del nivel de la salud en que se encuentran los grupos de población, como ocurre con otros fenómenos ambientales y demográficos.

Iniciamos investigaciones del proceso de comunicación humana, muy en particular en la transmisión de “significados” mediante imágenes. El hombre es un producto de la evolución biohistórica de sus conglomerados y, a la vez, producto de su propio conocimiento, que madura y desarrolla su intelecto y conciencia; ello habrá de, en retroalimentación, impulsar y orientar la trayectoria de su desarrollo y evolución, de acuerdo con los acontecimientos continuamente cambiantes de su entorno.

Un vínculo inmediato generado en nuestras dos líneas de investigación fue el que establecimos entre la comunicación y la salud. El problema de carencias en grupos de población, como insuficientes alfabetización y desarrollo cultural en una fracción importante de la ciudadanía, podría paliarse ilustrando a las personas, visualmente, sobre los servicios de salud y, sobre todo, en lo referente a los caminos para mejorar su propia salud.

[...]

Salvemos la educacion




Salvemos la educación
Antonio Fernández-Gil
(Real Academia de Jurisprudencia y Legislación)

"Para quienes creemos en el valor irreemplazable de la enseñanza pública en la tarea de igualar hacia arriba, la situación de la enseñanza universitaria en España clama al cielo"

A cada generación le toca vivir tiempos de zozobra en los que el futuro deja de ser lo que casi siempre ha sido, un horizonte de progreso. La historia es fractal, como el contorno de las costas: sus curvas son infinitas y cada curva se descompone en curvas menores, unas dentro de otras que distinguimos o no según la altura del punto de mira. A grandes rasgos, es fácil divisar la onda enseñada de la Edad Media, donde los excesos de la civilización romana favorecieron la irrupción de pueblos menos cultos pero más poderosos en el cuerpo a cuerpo, el terreno de todas las batallas; y el cristal del derecho romano que cubría el imperio se rompió en mil ordenamientos locales. De aquella larga noche comenzó a salirse por las luces minúsculas que en los monasterios que encendieron algunos hombres sabios  y, después, por la sistematización  del "studium generale" en las universidades europeas; Bolonia, la Soborna, Oxford, Salamanca. El humanismo, el renacimiento, la Edad Moderna y los logros de la civilización que algunos disfrutamos no habrían sido posibles sin la institucionalización de una enseñanza orientada hacia la excelencia. De la razón del imperio al imperio de la razón, decimos los juristas a propósito del derecho romano. Y la razón no se improvisa; se cultiva lentamente.todo apunta a que nos adentramos en otra oscura hondonada falta de sueños que alumbren el progreso, fragmentada por intereses locales que ahogan la compasión del mundo y gobernada -es un decir- por el poder antes que por la razón. No es fácil distinguir las causas de los efectos: si la ruina económica precede a la moral o si es el abandono del espíritu lo que deja a las fuerzas materiales desnortadas, avanzando espasmódicamente en direcciones tantas veces contrarias a la igualdad y la justicia. Pero probablemente no hay disolvente más poderoso de estos males que la educación de los jóvenes unida a la palabra y el ejemplo de los verdaderamente mejores.

Para quienes creemos en el valor irreemplazable de la enseñanza pública en la tarea de igualar hacia arriba, la situación de la enseñanza universitaria en España clama al cielo. Aunque no distamos tanto de otros países de la Unión Europea en porcentaje del PIB dedicado a la enseñanza, la aportación de conocimiento de la universidad española a la sociedad está muy por debajo de lo deseable. El problema radica, sobre todo, en el diseño de un sistema educativo sometido a demasiados cambios en la definición de los contenidos curriculares de los estudiantes y en algunas desacertadas decisiones de gobiernos sin suficiente sensibilidad  hacia este elemento nuclear del orden social que, como corresponde a su vocación crítica, no suele estar en manos amigas del poder. Los recortes impidieron durante 2012 la contratación  de personal temporal e interino y la convocatoria de vacantes en la Administración, fijándose en educación una tasa de reposición del 10% de las jubilaciones. Los Presupuestos Generales del Estado mantienen esa tasa de reposición del personal docente e investigador por tercer año consecutivo y aún no se ha anunciado una rectificación. Las vacantes de profesores jubilados  -nueve de cada diez en el mejor de los casos- se apilan en las universidades al margen de que los estudiantes aumenten o disminuyan, de que se impartan más o menos grados, o de la eficiencia de cada centro, obligando a suspender  programas  docentes e investigadores y a emigrar a los jóvenes más prometedores. 

Formo parte del claustro de la UNED, una universidad con 260.000 estudiantes, un incremento en su número del 26.7% en el decenio 2003-2013, mientras el sistema universitario español desde dio un 3.6% y una extraordinaria función insuficientemente valorada. Creada en 1972, la mayoría de sus profesores tenemos más de cincuenta años. Da igual, se le aplica la tasa de reposición  como a universidades  con un profesorado más joven y mayor subvención pública: los estudiantes pagan en la UNED el 48.5% del coste de su enseñanza! un porcentaje muy superior al de cualquier otra universidad (en las de Madrid las tasas y matrículas representan el 17.2% del coste y en Cataluña el 15.4%). Ese trato igual de lo desigual es injusto e ineficaz y, en el caso de la UNED, la inutiliza como herramienta de política universitaria  pese a ser -con la Menéndez Pelayo- la única universidad que depende  de la Administración del Estado , pero hay algo mucho más grave que la miope discriminación entre centros docentes: asfixiar el sistema educativo, justo cuando Bolonia exige más recursos humanos, es una medida suicida para el país, que se descolgará competitiva te del entorno. Lo que cabía entender como decisión puntual para ahuyentar el fantasma del rescate, no puede mantenerse por más tiempo quedando tanto por hacer en el adelgazamiento inteligente de las administraciones y en la exigencia de uso adecuado de fondos públicos (también en las universidades). Recortar por recortar en educación en educación y ciencia es hipotecar el futuro.

En las recientes elecciones al Parlamento europeo el pueblo español dio un serio aviso a los principales partidos sin que el descontento alentase en exceso posiciones antieuropeas. Pero el proceso fue decepcionante. No hubo programas que dieran sentido a nuestra dimensión europea, ni siquiera en educación, un área básica donde también Europa esta perdiendo su antigua hegemonía en favor de países como Estados Unidos, Canadá, Japón, Corea o China. Y el resultado, saldado en clave local, es preocupante: en Inglaterra gano el abandono de la Unión; en Francia y Dinamarca, la extrema derecha xenófoba; en Grecia, la extrema izquierda, y en los países de Europa Central y oriental la participación fue ínfima (inferior al 15% en Eslovaquia o al 20% en la República Checa). ¿Cómo se va a orientar esa heterogeneidad y falta de pulso europeo hacia el reforzamiento institucional y una mayor integración?. En 1936 Stefan Zweig reivindicaba el papel de los intelectuales para dinamizar los cambios sociales y neutralizar los nacionalismos que consideraba "un fenómeno históricamente clasificado", inferior como valor a la Europa por realizar.. Decía que "Europa no podrá hacerse sino por la unión de fuerzas materiales, económicas y espirituales" y que nunca deberíamos hacer de Europa un nuevo nacionalismo ya que siempre será necesaria  una "nueva asimilación a los modelos espirituales de otros continentes" , en la tradición cosmopolita de Cicerón o Kant: un estado y un derecho únicos para todos los ciudadanos del mundo, que también se mueve gracias a las utopías. ¿Quienes son hoy esos intelectuales? ¿Dónde está la reflexión  sobre los modelos sociales y políticos del futuro? ¿Cómo se van a formar las nuevas generaciones para que pongan en valor el espacio común de interés y cultura de una Europa solidaria con el resto del mundo?

Son accidentes en el curso fractal de la historia a corregir desde el impulso de las políticas sociales, especialmente en educación, ahormando las fuerzas ciegas del mercado que relegan a profesores, investigadores y pensadores a un puesto marginal en una sociedad dominada por vendedores de humo. Y eso, en la hora crítica de darle a Europa una arquitectura competencial  comprensible -cuando lo tenemos tan poco claro localmente- y ordenada a mejorar la vida de los ciudadanos dentro y fuera de nuestras fronteras. Será un largo viaje para el que todavía no hay mapas. Sólo los atlas amarillentos de viejas geográficas, la fe en la democracia y algunas ideas básicas. Entre ellas, reforzar la formación en valores ciudadanos con la ayuda de una enseñanza pública merecedora del apoyo de todos, reconocer el talento e impulsar la innovación científica y tecnológica. Mientras, pidamos a quienes saben y pueden que, pese a la marea baja que nos inunda, alcen el punto de mira para iluminar a los españoles del mañana. De esta mala curva sólo saldremos, despacio, con más luces y mejor educación.

30 ago 2014

Tatiana Bilbao, La Ciudad.

Tatiana Bilbao: “En México se construye a partir de lo que decida cada quien”

La arquitecta reflexiona sobre la ley de la selva urbanística de su país y de América Latina

Galardonada con el Premio Global de Arquitectura Sostenible, reivindica un enfoque social

El País, Pablo De LlanoMéxico 6 Junio 2014 


  • Tatiana Bilbao, en su estudio de México DF. / SAÚL RUIZ
    Tatiana Bilbao se sienta en una silla, y no es un detalle intrascendente.
    “La semana pasada estuve 40 horas en París, 24 en Los Ángeles, otro día en Chicago y diez horas en Santiago de Chile”.
    –¿Y cómo lo hizo?
    –Lo hice con aviones.
    Nieta de un arquitecto español exiliado, nacida en México DF, acaba de recibir en París uno de los Premios Global de Arquitectura Sostenible. A sus 42 años ha firmado obras de referencia de la arquitectura mexicana actual como la Casa Ajijic o el Jardín Botánico de Culiacán, y fuera de su país ha hecho el Parque Arquitectónico de Jinhua (China) y en Lyon tiene en marcha tres edificios de un plan urbano encabezado por el estudio suizo Herzog & de Meuron.
    Recibe a EL PAÍS en su estudio del Paseo de la Reforma de México DF, una avenida elegante y bien ordenada que es el orgullo de una ciudad intrínsecamente desordenada. En el discurso que dio en París al recoger el premio, Tatiana Bilbao dijo: “La arquitectura es un reflejo de su tiempo”.
    Pegunta. ¿Que refleja entonces la arquitectura de esta ciudad?
    Respuesta. Una economía inestable, de altibajos, y una sociedad auto-determinada y creativa, poco dirigida por las reglas, porque no hay muchas, bueno sí hay pero no se siguen.
    P. ¿Y los suburbios?
    R. Es la construcción por parte de la sociedad. El urbanismo en México es lo contrario a su definición, porque el urbanismo es previo al desarrollo de la ciudad y aquí el urbanismo viene después de la ciudad. Pero también genera una riqueza maravillosa, a mí me encanta.
    P. ¿No le parecen crueles algunas de esas zonas del extrarradio?
    R. Creo que lo que más ha deshumanizado esos lugares fueron los grandes desarrollos que se han hecho desde los años ochenta. Antes había pobreza, pero era algo mejor que estas nuevas casas de cartón alineadas. Estos desarrollos demuestran la incapacidad de control gubernamental sobre los depredadores de la vivienda.
    P. ¿Qué dice si ampliamos el foco a América Latina?
    R. Hay países que han destacado en cómo empezar a responder a este urbanismo orgánico. Por ejemplo Colombia, sobre todo Medellín. Han integrado el urbanismo orgánico desde muchos frentes a una vida más llevadera, más integral: en transporte, infraestructura, espacio público y en equipamiento en vivienda, pero también con programas sociales.
    P. ¿Urbanismo orgánico quiere decir lo mismo que chabolismo?
    R. Sí pero no. El chabolismo es solo una parte de lo que llamamos urbanismo orgánico. Lo que define a este concepto es la no aplicación de la regulación, y eso no ocurre solo en los suburbios chabolistas. Urbanismo orgánico es la construcción a partir de lo que decide cada quien.
    P. ¿En el diseño y construcción de desarrollos urbanos invivibles hay más de mala leche o de ignorancia?
    R. Creo que una combinación de las dos. No mala leche de vamos a hacer casas malas [Tatiana Bilbao pone cara de maligna] sino la pura visión de hacer negocio con la vivienda de interés social. E ignorancia porque con un poco de cabeza puedes hacer todo, desde dinero hasta algo muy bueno.
    P. Usted sostiene que la iniciativa privada es clave para el desarrollo urbano en países como México.
    R. Sí. Estamos en un capitalismo de excesos que creo que ya es irreversible. Seguirá habiendo concentraciones de capital en proporciones de población cada vez más pequeñas, y tenemos que buscar la manera de que ese capital regrese a la sociedad de forma directa. Como hacen en Estados Unidos, con donaciones directas a equipamientos que sirven a la sociedad. En Europa la política es distinta y funciona muy bien, pero aquí estamos así, y no veo manera más rápida de aprovechar ese capital que con inversiones directas. Por ejemplo, el Jardín Botánico de Culiacán es un espacio público importante para la ciudad, y se hizo casi todo con capital privado. Los recursos que pone el gobierno estatal no alcanzan ni para pagar a los empleados que abren las puertas. El gobierno no tiene de dónde dar más.
    P. Otra muestra de promoción privada de la arquitectura es el monumental edificio de hormigón que ha hecho Tadao Ando en la Universidad de Monterrey. ¿Le gusta?
    R. Me encanta que se contrate a un arquitecto de esa talla para un espacio universitario. Demuestra que si contratas a un buen arquitecto puedes hacer algo con beneficios para el entorno.
    P. ¿Qué otros ejemplos puede dar de obras que mejoren la ciudad?
    R. Me brincan proyectos del modernismo brasileño, como el SESC de Pompéia de Lina Bo Bardi, una fábrica que se transformó en centro social, o el Parque del Ibirapuera de Niemeyer, en Sao Paulo. Y, más reciente, la Biblioteca España en Medellín, que activó un barrio y lo puso ante los ojos del mundo. También es un ejemplo el Guggenheim de Bilbao por cómo se inserta en el tejido urbano.
    P. ¿Qué ha aprendido de la arquitectura tradicional mexicana?
    R. No sé si hay una referencia directa en mi trabajo, pero he aprendido de los albañiles mexicanos. Tienen cero entrenamiento en lo que hacen, pero una capacidad increíble de flexibilidad y creatividad. Por lo general es gente que ha tenido que buscarse mucho la vida, demasiado, y han desarrollado la capacidad de encontrar soluciones a cosas que no tienen solución.
    P. ¿Y de los arquitectos mexicanos del siglo XX?
    R. Me gusta cómo se arraigaron en lo local. Barragán, Mario Pani, O’Gorman. Siempre con mirada local.
    P. Si nos ponemos a elegir en plan futbolero, como entre Madrid o Barça, ¿se quedaría con Barragán, con Pani o con O’Gorman?
    R. O’Gorman. Es increíble.
    P. ¿Qué le recomendaría ver a alguien que venga a México DF?
    R. La UNAM, los mercados de la Merced, el Paseo de la Reforma, el Zócalo y el Museo Anahuacalli de O’Gorman, que es un delirio.


    Es una injuria, una infamia; no es cierto




    Esta es una injuria, esto es una infamia; esto no es cierto, no es un 3%, es un 5%.

    Es decir, que siendo sabedor, cuanto menos, de un delito, el Señor Carod, no lo denunció. Si no sabía que no denunciar un delito es un delito, no le redime del mismo. Si lo sabía y si no lo sabía hizo usufructo del delito.

    ¿Porqué hace público su saber del delito en el momento y lugar en el cual lo hizo?

    Refiere que supo del delito cuando era Vicepresidente del Ejecutivo de la Comunidad Autónoma de Cataluña y Presidente del partido político Ezquerra Republicana de Cataluña. Es decir, que tanto el Estado como el Partido son responsables del delito, motivo por el cual se ha de suspender de sus funciones el Estado de la Comunidad Autónoma de Cataluña como el Partido Político Ezquerra Republicana de Cataluña.

    Ya, ya lo anoté en su momento, otras Comunidades y el Estado del Reino, por idénticos, que no iguales, motivos, han de ser suspendidos en sus funciones.

    A Villabona en fiestas de San Antolín.

    El 2 de Setiembre se festeja a Antolín, el hombre admirado, en Villabona. En el barrio de La Rotella tiene una capilla construida por Augusto Díaz-Ordóñez en compromiso adquirido por su madre Amalia que le pidió construyera. Así lo hizo su hijo leal en el lugar donde construyó un lugar habitable entre el barrio de La Estación y el de La Vega, en el camino que conduce a la iglesia de San Miguel de Villar de Veyo. Iglesia construida donde había otra de estilo pre-románico y de la cual sólo se conserva la celosía de la pared posterior al ábside.

    Ante la continua mentira he de anotar que Don Augusto es el Segundo Conde de San Antolín de Sotillo.

    He de aclarar que no existe el título de Conde de Villabona ni tampoco el título de Marqués de San Antolín de Sotillo.

    El palacio de Villabona, es el palacio del Segundo Conde de San Antolín de Sotillo y, no de un inventado Marqués con el mismo nombre.


    También he de anotar que el término "Villabona" quiere decir "casa entre montañas". Por este motivo,  Villabona es la casa de la Familia de Villabona", una de las tres Familias de las que Don Augusto Díaz-Ordóñez era su Principal, o Cabeza (Familia Díaz-Ordóñez, Familia Bernaldo de Quirós y Familia Villabona).

    Mañana iremos las tres Familias a festejar a San Antolín, con una comida en el Restaurante Michen, propiedad de la Familia de nuestro imposible de olvidar amigo Michen, o Miguel el de Munda.

    Os esperamos a todos aquellos que, siendo o no siendo cazadores tengáis a bien acompañar al Santo de San ?Antolín que, como sabréis, es el patrón de los cazadores y, cuyas reliquias se encuentran en la Cripta de la Catedral de Palencia por motivos de los cuales ya anoté en este diario.





    Ciudades idiotizantes frente a ciudades inteligentes.



    Las ciudades no son, no serán ni han sido inteligentes. Se habla de "ciudad inteligente" como aquella regulada en los servicios que proporciona.


    Son los administradores de las ciudades los inteligentes. Es decir, son aquellos que hacen posible una ciudad que proporciona servicios eficaces y eficientes.

    Las ciudades de creación y desarrollo natural, o espontáneo presentan una estructura en "semireticulo". Por el contrario, aquellas con estructura en "retículo" son creadas con un fin de especulación con el suelo (con casas de pisos, o de estructura vertical) o con un fin de especulación con los vienes y/o servicios (con centros comerciales periféricos, con espacios wifi, concentración y explotación de resíduos). Son las ciudades con estructura reticular propias de poblaciones humanas, de agregados individuales no comunicados ni comunicables. Por el contrario, aquellas ciudades con estructura semireticular, son aquellas propias de sociedades humanas de individuos relacionados mediante la palabra.

    Las ciudades en retículo reciben información a través de "medios de difusión", o medios de desinformación. En oposición, las ciudades en semireticulo reciben y emiten información a través de "medios de comunicación", o medios de información.


    Ciudades y ciudadanos inteligentes

    El avance de la tecnología en el entorno plantea la cuestión de si vivir en una productiva interconexión permanente es mejor o el ser humano debe recordar que el ocio es tan necesario como la eficiencia


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    Pocas ideas han hecho tanta presa en la imaginación de los urbanistas como la de “ciudad inteligente”: la utopía de una metrópolis que, totalmente interconectada mediante sensores, acaba con cualquier fricción por mor de de la eficiencia. Es adecuado hablar de “presa”, ya que la reciente fiebre que ha desatado la “ciudad inteligente” emana en parte de las agresivas iniciativas de empresas como IBM, Cisco y Microsoft, dispuestas a vender sus caras y aparatosas soluciones para todo a alcaldes del mundo entero escasos de fondos pero necesitados de innovaciones. Y aunque las primeras ciudades inteligentes —Masdar en Arabia Saudí y Songdo en Corea del Sur— parecen más cercanas al taylorismo que al urbanismo, el entusiasmo no remite. Una tras otra, las ciudades —desde San José a Barcelona, pasando por Río de Janeiro y Milán— se mueren por tornarse más inteligentes.
    Ahora la ciudad-Estado de Singapur ha anunciado su intención de instalar en sus paradas de autobús, parques y cruces de calles cajetines con sensores de varios organismos. El supuesto objetivo es reconducir los servicios públicos hacia un modelo “de anticipación”, que pueda evitar por completo los problemas urbanos más corrientes, mediante sensores y cámaras que controlen la longitud de las colas de taxis, la limpieza de las zonas públicas y cualquier aparcamiento ilegal que se realice. Por ejemplo, solo se enviarían limpiadores a las zonas que realmente los necesitaran. Aún no se sabe si los sensores denunciarán a quienes escupan chicle, un delito penado en Singapur.
    El consenso que se está imponiendo —según el cual la “ciudad inteligente” debe ser eficiente, libre de fricciones y gestionada por empresas de alta tecnología— resulta polémico. Críticos como el diseñador y artista británico Usman Haque defienden las virtudes del desorden, aduciendo que las iniciativas destinadas a evitar conflictos mediante analistas de macrodatos son incompatibles con el urbanismo. En su libro de 2013 Smart Cities Anthony Townsend, otro vehemente detractor de las “ciudades inteligentes”, señala que, aunque hay mucho de loable en ellas, son sus habitantes los que deben tener capacidad para hackearlas y modificarlas; de lo contrario, estarán tan infestadas de virus y resultarán tan limitadoras como nuestros programas informáticos. Adam Greenfield, también ensayista sobre temas tecnológicos, ha escrito hace poco Contra la Ciudad Inteligente, un incisivo panfleto en el que advierte de que la propia etiqueta “ciudad inteligente” sirve de tapadera retórica para la privatización de los servicios públicos.
    Esos detractores hacen bien en recalcar aspectos del urbanismo como el descubrimiento casual, la espontaneidad y la comunidad que el debate actual no aborda adecuadamente. Una ciudad realmente “inteligente” no es aquella que puede hacer más con menos —un gran lema para tiempos de austeridad—, sino la que conoce e incluso se enorgullece de sus propias limitaciones e imperfecciones. Es la que respeta a todas y cada una de las minorías que no causan daño con su singularidad y la que no vulnera derechos de sus habitantes como es el propio derecho a la ciudad.

    El debate actual no aborda adecuadamente elementos como la espontaneidad
    Sin embargo, ¿cómo se traduce esa actitud humanista en tecnologías concretas? En este sentido, ni siquiera los detractores tienen mucho que ofrecer. Quizá un buen punto de partida sea intentar definir las antípodas de la “ciudad inteligente” dirigida por empresas. Ideológicamente, ¿cuál es el opuesto que, a través de acusados contrastes, pondrá de relieve sus ventajas y limitaciones? ¿Es acaso la “ciudad tonta”? Hoy en día, cuando los cubos de basura rebosan de sensores y las farolas están provistas de complejas cámaras, es perfectamente comprensible añorar el urbanismo analógico, sobre todo después del escándalo de la NSA estadounidense. Por desgracia, esa nostalgia es históricamente analfabeta: las ciudades siempre han sido ingeniosas proezas de la ingeniería, útiles para probar nuevas y asombrosas invenciones, ya fueran alcantarillas, vacunas o ferrocarriles suburbanos. En una ciudad libre de tecnología ninguna autenticidad se puede encontrar.
    Si la alternativa no es la “ciudad tonta”, quizás lo sea la “aldea inteligente”: ¿una población tan rural como profundamente tecnológica? Esto entroncaría con la arraigada tradición intelectual de vapuleo a la ciudad: odiar a las urbes nunca equivalió a ser partidario de una vida que, libre de fontanería, se basara en un trabajo incesante y un heroico ascetismo. Como demuestra el historiador Steven Conn en su nuevo libroAmericans Against the City: Anti-Urbanism in the Twentieth Century, la tecnología y el urbanismo siempre han mantenido una relación ambigua: por una parte, está claro que la tecnología generó ruido, congestión y superpoblación, pero, por otra, muchas tecnologías —desde la electricidad a la automoción— también prometieron una mayor facilidad para abandonar cómodamente la ciudad.

    La cuestión no es trabajar más en entornos más bonitos, sino cuánto trabajamos
    Muchos radicales utópicos esperaban que las nuevas tecnologías les permitieran escapar del sistema fabril y satisfacer sus propias necesidades en el campo. Como señaló Ralph Borsodi, uno de los principales defensores de ese antiurbanismo hipertecnológico, en su éxito de ventas Flight from the City (1933), “la producción interna(...) no solo aniquilaría la indeseable y prescindible fábrica al privarla de mercado para sus productos[SINO] que(...) convertiría [a hombres y mujeres] en dueños de las máquinas en lugar de en siervos de las mismas(...) los liberaría para la conquista de la comodidad, la belleza y la comprensión”. ¡Poco podía saber sobre el potencial de los espacios para hackers, las impresoras en 3D y los termostatos inteligentes! En la actualidad, cuando uno puede imprimir ropa, herramientas e incluso comida sin salir de su sótano la opción rural resulta todavía más atractiva.
    Pensemos en Open Source Ecology [Ecología de código abierto], un grupo de entusiastas de la ciencia y la ingeniería radicado en Misuri que está desarrollando el Equipo de Construcción de la Aldea Global: un conjunto de herramientas fáciles de usar, como tractores y hornos de panadero, que servirán para organizar una nueva comunidad con poco dinero y en poco tiempo. Hoy en día, la proximidad a la cultura también es menos problemática, ya que los dispositivos de lectura y las tabletas pueden almacenar miles de libros, y YouTube y Netflix constituyen una fuente inagotable de entretenimiento e instrucción.
    Con todo, está claro que la “aldea inteligente” bien podría caer en el “suburbio inteligente”, proporcionando todas las comodidades de la vida urbana pero ninguna de las formas de realización social y espiritual que parecen escasear en las ciudades. Un iPad, una impresora en 3D y un automóvil sin conductor no son constitutivos de una aldea inteligente: como ya descubrió una generación anterior de vapuleadores de la ciudad, sin reformas sociales y económicas, la capacidad emancipadora de la tecnología es muy limitada. Una impresora en 3D solo será liberadora si puede redundar en una mayor comodidad, pero siempre dependerá de un costoso suministro.
    El otro peligro es que la “aldea inteligente” acabe siendo una réplica de la “ciudad inteligente”, pero con más árboles y pajaritos. Y eso también sería un error. El objetivo es desplegar la tecnología con sensatez —¡no por doquier!—, creando un ámbito espaciotemporal que se rija por normas distintas. La cuestión no es trabajar más en entornos más bonitos sino cuánto trabajamos.
    La indagación en los ritmos temporales, las pautas de conectividad y los rituales laborales de la “aldea inteligente” debería llevarnos a reconsiderar la concepción actual de la “ciudad inteligente”: la eficiencia, la productividad y la solución de problemas por adelantado son objetivos loables para los déspotas hipertecnológicos y para jefes de ventas, pero las ciudades nunca se han preciado únicamente de albergar actividades comerciales. También han acogido actividades recreativas y de ocio opuestas al paradigma de hipereficiencia taylorista de la “ciudad inteligente”. Una urbe abierta al ocio no será menos “inteligente” que Singapur. Sería lamentable que los heraldos de la tecnología nos convencieran de lo contrario, eso si tenemos tiempo para escucharles.
    Evgeny Morozov es profesor visitante en la Universidad de Stanford y profesor en la New America Foundation.
    Traducción de Jesús Cuéllar Menezo

    Y ADEMÁS...


    Leyendo el pasado con amor.




    Independencias hispanoamericanas.
    Enriqueta Vila Villar
    (Real Academia de la Historia)
    ABC, 28-08-14

    «Con los aires de renovación que corren desde que fue proclamado Rey Don Felipe VI, probablemente el español que mejor conoce la situación de los países americanos, enamorado de ellos y movido por la pasión que le ha inculcado su padre, es el momento de comenzar otro periodo no solo de aliento y fraternidad, sino de apoyo y mediación entre ellos y la Comunidad Europea"

     De entré mis muchos amigos en distintos países hispanoamericanos, tengo la suerte de contar con uno virtual, Nicanor Domínguez, profesor de la Universidad Católica, que continuamente me envía noticias de actos culturales que se celebran en Perú, recortes de artículos de periódico y referencias de libros de interés. Por él me he enterado de que en su país ha surgido ya un fuerte debate sobre la fecha en la que se debe celebrar su libertad y parece que muchos opinan que el bicentenario de su independencia está sucediendo en estos momentos por la continua discusión sobre cuando comienza en ese país andino que algunos pretenden remontar a fines del siglo XVIII. Dos profesores e investigadores, Cecilia Méndez y Juan Carlos Extensoro, han tenido el acierto de abrir un concurso de ensayos para incentivar la discusión sobre los movimientos independentistas en las regiones y zonas rurales. Entre ellos, en Perú, el más importante fue sin duda el que tuvo lugar en 1814 -están celebrando su bicentenario- en esa ciudad mágica y mestiza que es Cuzco, cuya Plaza Mayor es para mi la más bella del mundo.

    Este movimiento rebelde liderado por los hermanos Angulo, que el virrey Abascal consiguió abortar rápidamente, logró la constitución de una junta presidida por el brigadier indio Mateo García Pumacahua el 3 de agosto de ese mismo año. Arequipa, Cuzco y Huamanga formaron el eje de una serie de movimientos cuyo inicio pretenden que tenga su origen en la gran insurrección de Túpac Amaru, al que había combatido el propio Pumacahua, cacique de Chincheros y militar realista que recibió grandes honores y uno de los más altos grados del ejército.
    Personajes como él, líderes indígenas totalmente mestizados que llegaron a profesar más devoción a los Reyes españoles que los propios criollos y que se pueden identificar en varios territorios en esa época, son, sin embargo, en bastantes casos, los que determinaron los movimientos independentistas sin cuya ayuda los líderes oficiales nada hubieran podido hacer. El egoísmo de muchos criollos y la nefasta política de los mandatarios españoles los defraudaron al considerarse engañados por unos y por otros. De ahí la gran equivocación de las Cortes de Cádiz de ceder a la presión de los criollos y no permitir el voto de los indios y la ceguera de Fernando VII y sus distintos gobiernos de no saber entender nada de lo que estaba ocurriendo en los virreinatos americanos a partir de la invasión napoleónica y la huida del Rey.

    Es indudable que la emancipación hispanoamericana constituye un proceso de larga duración, con multitud de matices difíciles de sintetizar, pero también lo es que fuera la gran ocasión pérdida para que la Corona española se hubiera adaptado a los nuevos tiempos y hubiera conseguido una confederación de naciones hispanas, una especie de lo que luego hicieron los ingleses con la Commonwealth, en las que un rey capaz y responsable hubiera jugado el papel de unir a todas las juntas que se formaron y seguir gobernando con un criterio distinto y una visión de futuro. Comprender que el mismo cambio que se había operado en la Península debería darse también en las provincias ultramarinas, que es lo que eran en realidad las distintas audiencias americanas agrupadas en grandes virreinatos . De todos los fallos cometidos durante el reinado de Fernando VII, probablemente uno de los más trascendentes fue su confusión en lo que estaba pasando al otro lado del Atlántico.

    La relación de los españoles y los criollos americanos frente a la invasión napoleónica fue tan fuerte y dura como en la propia Península. Al quedar sin el apoyo legal de la Corona a la que pertenecían, se formaron juntas de las que se derivan dos periodos distintos: el primero, desde 1810 hasta 1814, en el que triunfaron los movimientos revolucionarios en algunos casos porque en ningún momento se reconoció a José Bonaparte. El segundo, desde 1815 hasta 1820, en el que la mayoría de esas juntas acatan la obediencia al Rey que vuelve a España después de haber sido rehén de Napoleón. Ese fue el gran momento perdido porque en lugar de atraerse a los criollos se produjo una reacción española contra esos movimientos revolucionarios que en realidad eran parejos a los que se estaban dando en la Península. El tercero, de 1820 a 1826, fue la consecuencia lógica tras la fase convulsa que se había vivido y la política que se siguió: la pérdida para siempre de la soberanía española. En esos años fueron surgiendo las nuevas repúblicas y, paradójicamente, Perú, que teóricamente fue la primera en comenzar el proceso independentista, fue la última en conseguirla. Francia e Inglaterra las apoyaron desde 1820 y las Cortes españolas las reconocieron en 1836, tres años después de la muerte de Fernando VII, sin haber hecho otra cosa que intentar algo imposible y casi ridículo: detenerlas por la fuerza.

    Tuvo que transcurrir casi más de medio siglo para los españoles tomaran conciencia de la independencia de sus colonias cuando, en 1868, se perdió la escasa herencia que aún quedaba: Cuba, Puerto Rico y Felipinas. Este triste acontecimiento que agitó el ánimo  de todos y motivó a una generación de grandes escritores, también elevó el afán por otro tipo de política en los Reyes del siglo XX.

    Alfonso XIII puso siempre un gran interés en los "países hermanos". No hace mucho, he tenido la ocasión de leer un libro titulado "Historia del Correo en América (notas y documentos para su historia) publicado en Madrid en 1920, en el que su autor, Cayetano Álcázar, le dedica su obra por ser "...alentador de cuanto significa una política de aproximación y fraternidad con América". Aliento y fraternidad que, después de dos fatídicos regímenes que ensangrentaron nuestra historia reciente, el Rey Don Juan Carlos supo avivar y elevar a categoría universal. Pocos dirigentes mundiales han tenido en América más prestigió que él.

    Y ahora, con los aires de renovación que corren desde que fue proclamado Rey Don Felipe VI. Probablemente el español que mejor conoce la situación de los países americanos, enamorado de ellos y movido por la pasión que le ha inculcado su padre, es el momento de comenzar otro periodo no sólo de aliento y fraternidad, sino de apoyo y mediación entre ellos y la Comunidad Europea. Si esto se lleva a cabo, y estoy segura que así será, se conseguirá la cosecha que deseaba Jorge Basadre cuando, pensando en su república peruana, escribía: "El Incario fue sólo el terreno, la conquista, la siembra y las épocas posteriores, la cosecha y el comienzo de las nuevas siembras". Nuevas siembras de aliento, fraternidad y apoyo con lo que nuestro joven Monarca alentará, sin duda, el futuro de la nueva Hispanidad.