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31 mar 2015

La minusvalia intelectual discapacitante para la política de los falsos políticos.

Esta noticia ratifica lo dicho sobre la causa que motivó el accidente de aviación.

No se puede seguir diciendo que la causa haya sido la enfermedad psicótica del copiloto. La causa es la cadena de errores en la transmisión de la enfermedad psicótica del copiloto.nes decir, la ausencia de una "gestión documental sanitaria" en la Unión Europea en general y, en particular en Alemania. La no existencia de una "historia clínica común"; a pesar de ser reconocida la misma desde 1995 en toda la Unión Europea.

Sépase que la causa primera de " hemorragias cerebrales" es el tratamiento intempestivo de los médicos al carecer de información sobre cuáles son los farmacos que están tomando los pacientes. Por ejemplo, un paciente es tratado en un hospital y el médico de familia no sabe de dicho tratamiento, por lo que puede tratarle con un fármaco que potencia la probabilidad de hemorragia.

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Y seguiremos así mientras sean idiotas y no políticos aquellos que administran lo común. Necios e ineptos de los cuales no se da a conocer el nivel intelectual o, minusvalía intelectual que les incapacita para "pilotar un servicio público"





Tareas de rescate entre los restos del avión. / REUTERS | REUTERS-LIVE!


Andreas Lubitz, el sospechoso de haber estrellado el pasado martes un Airbus A320 en los Alpes y haber acabado con la vida de 149 personas, había recibido tratamiento por “tendencias suicidas”, según reveló el lunes la Fiscalía de Düsseldorf. “Varios años antes de obtener su licencia, el copiloto había estado bajo tratamiento psiquiátrico durante un largo periodo de tiempo con evidentes tendencias suicidas”, aseguró el fiscal Ralf Herrenbrück a través de un comunicado.

Lubitz obtuvo su licencia para volar en 2013. Tras unos meses como auxiliar de vuelo, comenzó a trabajar como copiloto de Germanwings en septiembre del mismo año. Pero las tentaciones de acabar con su vida a las que se refiere el fiscal son anteriores. Desde que logró su permiso, los médicos que visitó no detectaron “ni tendencias suicidas ni agresividad contra terceras personas”, aseguró en Düsseldorf Christoph Kumpa, el portavoz que leyó la breve nota, de apenas cuatro párrafos. Tampoco vio ese peligro para sí mismo y para los demás el psiquiatra que le firmó una baja que iba del 16 al 29 de marzo, es decir, que incluía el día del siniestro. Los investigadores encontraron esa baja hecha pedazos en el piso de Lubitz.

El dato cronológico es importante porque añade algo de luz a la forma en la que Lubitz pasó todos los filtros para subirse a la cabina de un avión. Estos días en Alemania se ha debatido sobre la responsabilidad de un médico de saltarse la confidencialidad si detecta un peligro, sobre todo en casos como el de los pilotos, de los que dependen las vidas de otras personas. Pero según la explicación que da el fiscal, el problema no fue que el psiquiatra no avisara a las autoridades o a la aerolínea para respetar la privacidad de Lubitz, sino que no detectó el riesgo de suicidio ni de violencia contra los demás. Las dudas se dirigen ahora hacia los filtros que ponen las compañías aéreas a la hora de contratar a su tripulación, y a las pruebas psicológicas a las que les someten una vez que ya trabajan en la empresa.

Fuentes de Lufthansa consultadas por este periódico tras conocer el escrito de la Fiscalía insisten en que la compañía nunca supo nada sobre el estado de salud del copiloto que acababan de contratar. “No tenemos acceso a las actas médicas. Es una información secreta”, explican. Estos exámenes médicos los realiza el llamado Aeromedical Center. Pese a ser propiedad de Lufthansa, los médicos de este organismo no proporcionan a la aerolínea los resultados de sus pruebas, sino que tan solo dan un certificado de idoneidad o de no idoneidad. La última vez que Lubitz se sometió a estas pruebas médicas —que son anuales— fue en 2014, según confirma la compañía. La siguiente le tocaba entre junio y julio de este año; y el joven copiloto temía no superarla.

“Lufthansa es una de las aerolíneas con unos requisitos más duros para entrar a trabajar, tanto físicos como psicológicos. Pero este caso debería hacernos reflexionar a todos para ver cómo se pueden mejorar los controles”, añaden en la compañía alemana. Una vez contratados, los pilotos de Lufthansa se someten a controles físicos regulares, pero los tests psicológicos para estudiar la personalidad del candidato solo se hacen antes de entrar a trabajar. Es evidente que en el caso de Lubitz fallaron. El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, dijo la semana pasada que, según la información de la aerolínea, el copiloto era “100% apto para el vuelo, sin ningún tipo de peculiaridad o limitación”.

La Fiscalía de Düsseldorf asegura además que no ha encontrado ninguna prueba de que Lubitz padeciera una enfermedad física, en lo que parece una referencia a los problemas de visión —desprendimiento de retina, según publicaba la edición dominical del tabloide Bild— de los que se ha hablado en estos días. Al no haber rastro de dolencia física, estas dificultades podrían ser de origen psicosomático.

Los investigadores no han dado con un documento en el que el copiloto anunciara sus intenciones o una carta de despedida; y los interrogatorios en su entorno familiar, personal y laboral tampoco han arrojado “indicios consistentes que ayuden a explicar los posibles motivos” de sus actos. Mientras la Fiscalía informa, un centenar de policías de Düsseldorf participan en la comisión especial Alpes, que analiza los documentos incautados en las viviendas de Lubitz, entrevista a sus conocidos y recoge muestras de ADN en las viviendas de las víctimas mortales con el fin de identificar los cadáveres.

 

 

30 mar 2015

El esclavismo, la usura y el blanqueo de sangre en Asturias y en España del siglo XIX.

Dedicado este recordatorio a mi sobrino Augusto, en este tiempo dedicado a la historia familiar.





Un asturiano de Avilés ayudó al general Espartero en su hazaña, por lo que fue premiado como capitán general de Cuba.


En los años cuarenta del siglo XIX se dictó una "reforma laboral" parecida a la dictada por este Gobierno del Partido Popular. Tal ley establecía una jornada laboral para los esclavos de la colonia de Cuba de 16 horas para el tiempo de cosecha y de 10 horas para el resto del año. Pen poco tiempo, y por necesidades de mano de obra esclava productiva se impuso una tasa de un peso por cada esclavo dedicado a las labores de casa.
Ese tiempo fue aprovechado por prestamistas para cumplir con el mercado de futuros de Chicago. Así es como estos usureros se apropiaron de haciendas que incluían los esclavos y, los pasaban a USA.
Estos usureros aprovecharon para hacerse con el ferrocarril, único medio para sacar la producción a los puertos. Así es como se hicieron con haciendas y la trata de esclavos, además de con el ferrocarril y el resto de los medios de transporte que utilizaron para extorsionar a los hacendistas hipotecados.

La segunda mitad del siglo XIX se pasó la colonia cubana a manos de prestamistas, o banqueros que, con su fortuna apoyaron a los reyes y regentes a cambio de leyes que les permitieron acrecentar el botín cubano. 

Estos usureros fueron blanqueando su actividad mediante alianzas matrimoniales con la nobleza española.

Es curioso ver como una de estas alianzas se estableció con la familia noble que primero denunció la usura por parte de los judíos de Oviedo, y de la que ya anoté. No es nada curioso si se tiene en cuenta que el comportamiento aparente posible tiene siete estados, como ya nos cuenta La Torá. Siete estados y tres posibles comportamientos, por lo que los tres "números mágicos" salen a relucir: 7, 3 y 21.

Trata de esclavos







... evidentemente, estas dudas planteadas precisaban una resouesta y esta llegó rn forma de revelación. Un dominivo, fray Francisco de la Cruz, informó a la inquisición en Lima que un àngel le habia dicho que los negros eran cautivos por justicia a causa de los pecados de sus antepasados y que, debido a esos pecados, Dios les habia dado su color. Explicó que los negros eran descendientes de la tribu de Aser - sin duda se referia a Isacar -, eran tan guerreros e indómitos que trastornarian a todos si se lespermitía vivir en libertad.

La trata de esclavos
(Historia del tráfico de seres humanos de 1440 a 1870)
Hugh Thomas, 1999

29 mar 2015

El plisado de un texto

Ante las preguntas reiteradas, respondo.


Cuando alguien escribe un texto hay que interpretarlo. El mismo puede tener un doble sentido, o más sentidos.

La anfibología es el uso de palabras, frases, o textos con la pretensión de tener un doble sentido (disemia) y, generalizando, cuando tiene múltiples significados se le dice polisemia, aunque esta no es, en sentido estricto, una fibología.

Por este motivo, la lectura de las notas de este Diario tienen múltiples interpretaciones que pretenden reservar el ámbito privado al que se refieren y, a la vez, hacer interpretación de ejemplo. Así pues, las notas tienen una finalidad racional y no creacionista, por lo que han de ser interpretadas con el margen de error que tal interpretación pueda tener. No son nunca "verdades reveladas", sino "verdades racionales"  y, por ello, acompañadas del margen de error, no solo de la interpretación, sino de la misma anotación.

Por ejemplo, no hay ambigüedad ni tampoco interpretación al margen del concepto físico cuando hablo de "presión" y de "tensión". Tampoco cuando anoto trabajo, beneficio marginal, robo, idiota, político o persona. No hay disemia cuando anoto dios, razón, o método científico. Si anoto hermano, nunca hago referencia a genética, o linaje.

Si anoto Lughonia, Puhria, Mundin, Dolores, Laura, Amalia o Lughio,no hay ambigüedad, ni fibología. Están anotados los conceptos en el Diario. 

Belleza, un sentimiento que no puedo comunicar.











Prevenir el cáncer o evitar el cáncer.



Medicina predictiva

La decisión de Angelina Jolie anticipa un escenario próximo que plantea grandes desafíos. (**)


Dada su enorme popularidad y el respeto internacional que se ha ganado por su labor humanitaria, la decisión que ha adoptado Angelina Jolie para protegerse del cáncer tiene una gran repercusión pública. A los dos años de someterse a una doble mastectomía, ahora se ha sometido a una extracción de ovarios. Jolie es portadora de una mutación genética hereditaria por la que murieron su abuela, su madre y su tía. En virtud de esa alteración, ella tenía un 87% de riesgo de sufrir cáncer de mama y un 50% de sufrir cáncer de ovario. La decisión de Jolie es respetable y está médicamente justificada, aunque otras personas puedan preferir someterse a controles más exhaustivos en lugar de recurrir a una solución tan radical. En España, la mutación del gen BRCA que sufre ella es la causa del 5% de los 22.000 nuevos casos de cáncer de mama que se diagnostican cada año y el 10% de los de ovario.
El dilema que ha tenido que afrontar Jolie anticipa un escenario que será cada vez más frecuente. Conforme avance la investigación genética, la medicina predictiva permitirá determinar si una persona presenta mutaciones genéticas que implican un mayor riesgo de sufrir cáncer u otra patología. Pero como ocurre en el caso de Jolie, ser portador no significa que se vaya a sufrir necesariamente la enfermedad, lo que plantea dudas y tiene repercusiones, individuales y colectivas.
Por una parte, vivir sabiendo que se tiene encima una espada de Damocles no es fácil. Por otro, diagnosticar un riesgo exigirá por lo menos medidas de seguimiento de las personas afectadas, y en muchos casos intervenciones preventivas. Ahora existen pruebas genéticas que ofrecen determinar el riesgo de sufrir alrededor de 200 patologías. En muchos casos, la predicción no va más allá de lo que puede ofrecer la estadística de la enfermedad en función de los factores de riesgo. Pero cada vez habrá más conocimiento útil sobre alteraciones genéticas que comportan riesgos evaluables, que deberán ser canalizadas a través de las unidades de consejo genético.
Los sistemas sanitarios tendrán que afrontar este nuevo desafío de lo que será un importante avance, pues evitará muchas muertes prematuras; pero también implicará peligro de sobreactuación y en todo caso tendrá un coste que habrá que financiar. La valiente actitud de Angelina Jolie al explicar su dilema permite abrir una conversación pública muy necesaria sobre estas nuevas problemáticas.


[**] La medicina predictiva es aquella en la cual el diagnóstico es de relación causal, o fisiopatológico. 
La decisión de hacer cirugía de extirpación de un órgano en base a la probabilidad frecuencista de ser portador de un comportamiento "maligno", no es "medicina predictiva"
La Medicina basada en la fisiopatología solo se hace en escasas "escuelas médicas". La mayoría de la Medicina está basada en la presentación frecuencista, por lo que sus resultados no pueden ser aplicables a individuos, sino a poblaciones. Esto hace que las decisiones médicas no se pueden basar en criterios individuales (mal llamadas hoy personalizados).
El ser portador de un gen no impone el padecer la enfermedad o minusvalia respecto de la mayoría. Para que este gen pueda "expresar" su trabajo se han de dar condiciones "extra-portador", o "ambientales". Por este motivo, la Medicina No Fisiopatológica, de relación causal, o científica, actúa alterando las condiciones ambientales, o extra-portador.
Un ejemplo es el no exponerse al "tabaco", pues es un factor "ambiental" que facilita el que aquel individuo portador del gen del cáncer de pulmón (de entre los diferentes tipos existentes) pueda expresar su trabajo transformando la célula que lo porta en una célula cancerosa.
La educación hace que no se fume para evitar que las células propias o ajenas con genes potencialmente cancerosas, se expresen, "activen", o "despierten.
La educación ciudadana no "arriesga" la vida propia ni la ajena. Aquel individuo de naturaleza idiota no le es posible comportarse como lo hace aquel de naturaleza política. Por este motivo, se ha de condenar al aislamiento al idiota con el fin de evitar que el político se vea agredido por la discapacidad ciudadana de aquel.
Y reitero, el individuo idiota, aquel que su mundo se circunscribe a su "ombligo", es genéticamente idiota (que solo se ocupa de sí mismo), siendo imposible su educación, por lo que su condena al aislamiento, o cárcel, no puede tener como fin la "rehabilitación social" y, por consiguiente, no es posible su reinsercción social, ya que nunca ha formado parte de la sociedad, sino que ha formado parte de la población en la cual la comunicación tiende a no establecerse nunca.

Sin libertad para ofender no hay libertad de expresión



Buenismo de derechas

Las libertades tienen sus límites. Pero si hay una fundamental es la de expresión. Sin ella, las demás son inertes

El Pàís, Josep Ramoneda, 29-03-15




Sin libertad para ofender no hay libertad de expresión, porque siempre habrá algún poder que se arrogará el derecho a decidir qué es ofensa y qué no lo es. En medio de la conmoción por el accidente del vuelo Barcelona-Düsseldorf, algunos descerebrados han dejado rienda a suelta a su catalanofobia en Internet, celebrando la muerte de “catalanes, que no personas”, según decía uno de ellos. La execrable frase da perfecta cuenta de la ralea de sus autores. El ministro del Interior ha ordenado a las fuerzas de seguridad que investiguen los mensajes y los Mossos d’Esquadra los han puesto en conocimiento de la fiscalía. Un disparate: primero, porque se da pábulo a voces que sólo merecen extraviarse pronto en la inmensidad digital; segundo, porque cuando se recorta la libertad de expresión se sabe dónde se empieza, pero nunca dónde se termina, que siempre es un lugar peor que el sitio de partida.
Defiendo la libertad de estos energúmenos para insultarme en tanto que catalán, por una razón fundamentalmente egoísta. Hoy ellos pueden despreciarme y yo llamarles descerebrados. Y prefiero que sea así a que me obliguen a callarme también a mí. Como Jaume Perich, solo pretendo que “se me respete el derecho a no respetar nada”. Y eso me obliga a pedir el mismo derecho para los que no me respetan a mí, por muy repugnantes que sean sus palabras. Defender a Charlie Hebdo cuando los ofendidos son otros y apelar al código penal cuando los ofendidos somos nosotros tiene mucho de hipocresía.
Aparentemente se pretende tipificar estos mensajes como delitos de odio. ¿Se pueden penalizar los sentimientos? ¿Se puede impedir que alguien odie y que, en el narcisismo de las redes, hagan exhibición de sus bajas pasiones sin pudor? A la derecha se le ha despertado un buenismo sospechoso. Aprovechando el impacto de los últimos atentados yihadistas, al Gobierno español le ha entrado una pulsión limpiadora. Pretende, incluso, que en los campos de fútbol no se insulte a los jugadores. ¿No habíamos quedado en que el estadio era el vomitorio que permitía la sublimación de violencias sociales latentes? ¿Cómo escupirán los sapos los aficionados si se les cierra la boca?
También las libertades tienen sus límites. Pero si hay una fundamental es la de expresión. Sin ella, las demás son inertes. El celo del Gobierno contra los excesos verbales de la Red va de la mano con la ley mordaza: se trata de ampliar los espacios del silencio. La batalla del respeto hay que ganarla por la vía cultural y educativa, es inútil imponerla por la vía penal. Somos un ser que vive en la palabra y hay que estar atento cuando se la quitan a otros porque pronto nos tocara a nosotros. Y callados no somos nada. El problema no es que te insulten, es que tengas que aguantar sin rechistar, que es lo que ocurría en el franquismo, sin ir más lejos.

La fraudulenta superioridad del medico (con bata), economista (conrotulador)y del idiota vestido de político (con guardaespaldas de gafasnegras y coche)

El uso de números hace arrogante, o titán a quien los hace.

La negativa a dar el material utilizado y el método utilizado para obtener los resultados que ofrecen
hace charlatán a quien utiliza los números en su argumentación.

Los que ejercen de políticos y los que lo hacen de economistas, bajo estos criterios, son idiotas o, con intereses no bastardos, pues son hijos habidos en su matrimonio con una falsa ciencia.

Los médicos son actores habituales en este circo, o teatro de "varietés". Expresiones como la tensión alta -o presión, pues es habitual que no sepan distinguir entre una y otra por, probablemente, la "presión" asistencial, familiar, social, o judicial. Ya no hablar de "colesterol alto".

Tanto los idiotas,momo los economistas y los médicos, son prontos en aplicar "remedios" pagados con el tesoro público.

La fraudulenta superioridad de los economistas.


“La arrogancia de los economistas ha sido rigurosamente confirmada por una investigación publicada en una de sus revistas especializadas. The Journal of Economic Perspectives revela que el 77% de los alumnos de doctorado en economía de las más prestigiosas universidades de Estados Unidos piensa que ‘la economía es la ciencia social más científica’. Sin embargo, tan sólo el 9% de los entrevistados opina que hay consenso con respecto a cómo responder preguntas básicas de la ciencia económica”.
Esto lo escribí en un artículo publicado hace diez años. Allí también ofrecí ejemplos de la sorprendente brecha que había entre lo poco que sabían y lo muy superiores que se sentían los economistas con respecto a otros científicos sociales como politólogos o sociólogos. Y en vista de su vasta ignorancia sobre temas básicos de la ciencia económica, sugerí que “a los economistas les convendría cambiar su arrogancia intelectual por una actitud más humilde y ver qué pueden aprender de otros”. Eso no pasó. Y no porque la ciencia económica haya llenado los vacíos de conocimiento que la plagaban una década atrás.
La misma revista en cuyos datos basé mi columna hace diez años acaba de publicar un artículo titulado (irónicamente) La superioridad de los economistas. En él se demuestra que una década después, y a pesar de la catastrófica crisis mundial que no fueron capaces de prevenir y sobre cuyas razones y soluciones aún debaten ferozmente, los economistas siguen creyendo que su ciencia es superior a todas las demás. Si bien hay incipientes intentos de recurrir a otras disciplinas para enriquecer sus teorías, la realidad es que los economistas estudian —y citan— predominantemente a sus colegas.

No fueron capaces de prevenir la crisis ni hay acuerdo sobre sus causas
Los autores del artículo, Marion Fourcade, Etienne Ollion y Yann Algan, examinaron las 25 publicaciones científicas más respetadas en Economía, Ciencias Políticas y Sociología. Encontraron que, entre 2000 y 2009, en todos los artículos publicados en The American Economic Review (AER), la más importante, el 40% de las referencias son a artículos publicados en las otras 24 principales revistas de economía. Tan solo el 0,3% de los artículos citados provienen de las revistas de sociología y el 0,8%, de las principales revistas de ciencias políticas. Es decir, que en todos los textos publicados en las 50 revistas más importantes de otras disciplinas durante toda una década, los economistas solo encontraron cerca de un 1% de artículos dignos de ser citados.
Y hay más. A la pregunta “¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo con la afirmación de que ‘el conocimiento interdisciplinario es mejor que el conocimiento obtenido de una sola disciplina?”, la mayoría (57%) de los profesores de economía de EE UU que fueron sondeados estuvo en desacuerdo. En cambio el 75% de los profesores de sociología y el 72% de los politólogos encuestados dijeron que trabajar interdisciplinariamente era mejor.
Pero el desdén de los economistas por las ideas de otros campos no es universal. Hay disciplinas que les atraen mucho. Las finanzas y los negocios, por ejemplo. Mientras que las citas de los economistas a otras disciplinas vienen disminuyendo, las referencias a artículos publicados en revistas académicas especializadas en finanzas han experimentado un vertiginoso crecimiento. Analizando el lugar de empleo de los autores de artículos publicados en la principal revista estadounidense de economía (AER), Fourcade, Ollion y Algan encontraron que en los años cincuenta tan solo el 3,2% de los autores trabajaban como profesores en facultades de negocios. Pero en la década que se inició en el año 2000 el porcentaje aumentó al 18%.
Luigi Zingales, un respetado economista, advierte de que la cercanía de sus colegas al mundo de los negocios y las finanzas puede amenazar su independencia y condicionar su agenda, conclusiones y recomendaciones.
Zingales encontró, por ejemplo, que cuando los autores de artículos académicos no trabajan en facultades de negocios, sus textos son significativamente menos propensos a justificar los elevados sueldos que cobran los ejecutivos, y con frecuencia tienen una posición crítica al respecto. Dos tercios de los sociólogos estadounidenses sondeados opinan que las empresas privadas obtienen ganancias excesivas, mientras que solo un tercio de los economistas lo cree así. Casi ningún profesor de finanzas encuestado estuvo de acuerdo.
La crisis económica que aún vive el mundo y la incapacidad de los economistas para ofrecer soluciones sobre las cuales hay un significativo consenso revela que su instrumental teórico necesita urgentemente una inyección de nuevas ideas, métodos y supuestos sobre la conducta humana. Es difícil que esto ocurra mientras prevalezca la arrogante insularidad intelectual de la elite que actualmente rige de manera férrea y miope las investigaciones económicas.
Twitter @moisesnaim

Ignorante y negligente actitud de la Unión Europea causante de este yotros desastres sanitarios.


La tragedia que nadie imaginó.

- El siniestro provocado del Airbus cambia las normas aeronáuticas.
- los exámenes médicos a los pilotos son "leves, simples y casi de rutina"

[No han sido los exámenes médicos los que han motivado el que este piloto produjera el siniestro. El piloto, en estado de "paciente" -enfermo- no fue rechazado no por la enfermedad que tenía y estaba tratando. No fue rechazado porque la empresa no era sabedora del estado médico del piloto, de su minusvalía que le incapacitaba para su trabajo. No lo sabía por no tener documentación que le informara.

No ha sido su enfermedad, su minusvalía, la que causó su actuación de riesgo laboral. Ha sido la "minusvalia" de la Empresa y, por extensión del Estado de Alemania, que la discapacita a, la discapacita y la discapatizará mientras siga con su actitud negligente de administrar "lo común".

El no tomar la medida de unificar la información sanitaria mantendrá el riesgo alto, no cuantificable, tanto para el Capital como para el Trabajo de la Empresa, así como para el "Producto", o "pasajero" que no tiene "ninguna garantía para el "consumidor".

Europa, como mínimo, ha de tener una "Red Nerviosa de Documentación Sanitaria, abierta a todos sus ciudadanos, así como para todos aquellos extra-europeos que pretendan participar de ella. Esta red de documentación sanitaria única ha sido definida por la Comunidad Europea como "European Nervous System", o Advanced Informatic Medicine (AIM) y, en España aprobada por la Unión Europea bajo la denominación de Red Informática Médica Avanzada (RIMA); solo la negligente e ignorante condición de la Administración Pública de Asturias, España y la Comunidad Europea, ha hecho posible su no aplicación en base a la negativa de transformar un proyecto político en un proyecto idiota a cambio de dinero.




Expertos forenses en la zona donde analizan los restos. / C. Paris (AP)

A las 10 horas, 40 minutos y 47 segundos del martes arrancó un nuevo capítulo en la historia de la aviación mundial. Fue el momento exacto en el que el copiloto Andreas Lubitz, que tendría que haber estado de baja por enfermedad, provocó la catástrofe aérea que ha destrozado la vida de 150 familias, incluida la suya, y que ha destapado carencias inimaginables hasta ahora en el transporte aéreo de pasajeros. Autoridades de aviación civil y compañías de muchos países han cambiado de inmediato sus normas de seguridad. La máxima preocupación, sin embargo, se centra en los métodos empleados hasta ahora para los exámenes médicos a los pilotos. Los especialistas que los realizan reconocen que, si los afectados quieren ocultar sus problemas, es muy difícil descubrirlos.
La grabación descubierta en la caja negra de los diez últimos minutos del vuelo GWI9525 de Barcelona a Düsseldorf pulverizó todas las hipótesis manejadas en las primeras horas. “Lo ocurrido era una opción que nunca nos hubiéramos planteado”, asegura un piloto de Airbus A320, el mismo modelo que se estrelló en el macizo alpino de Trois Échëves. “Los sistemas de seguridad se convirtieron en una trampa”, dice al referirse al obligado bloqueo y blindaje de la puerta de acceso a la cabina impuestos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Indemnizaciones

Germanwings ha anunciado una primera ayuda a las familias de las víctimas de 50.000 euros por pasajero.
Las normas internacionales fijan 127.000 euros de indemnización por fallecido.
Si hay responsabilidad de la compañia o del fabricante del avión, la aportación es mayor. En 2000, las familias de los 113 muertos del accidente del Concorde recibieron un millón de euros por fallecido.
Sigue sin encontrarse la segunda caja negra del avión. Cruzar los datos de navegación con el registro de voces facilitará un relato muy completo de lo ocurrido.
Lubitz, de 27 años, piloto del grupo Lufthansa desde 2013, solo tenía 630 horas de vuelo y únicamente 100 en ese modelo de avión. Las cifras sorprenden a otro piloto consultado. “Eso se consigue en unos pocos meses. ¿A qué se dedicó el resto del tiempo?”, se pregunta. En EE UU, un piloto necesita 1.500 horas para manejar un avión de pasajeros. Con tan escasa experiencia, Lubitz acabó en solitario en la cabina del Airbus de Germanwings cuando el comandante, Patrick Sonderheimer, con 10.000 horas de vuelo y 10 años de antigüedad en Lufthansa, abandonó la cabina, probablemente para ir al baño. Eran las 10.30 y el Airbus volaba a 10.700 metros.
Bloqueada automáticamente la puerta, Lubitz accionó una ruedecilla del Flight Monitoring System (sistema de control de vuelo) en el panel entre los dos asientos de la cabina. La giró varias veces a la izquierda y tiró hacia él. Fijó así que el avión descendiera a poco más de 1.000 metros por minuto y a unos 700 kilómetros por hora. Un ritmo de bajada ligeramente superior al habitual cuando un avión inicia la maniobra para el aterrizaje. Los pasajeros no debieron notar nada anormal. El A 320 está equipado con un sistema para amortiguar esos cambios.
En la zona del pasaje, según la reconstrucción que deducen los pilotos consultados, el comandante debió ser el único que notó que el avión descendía con un régimen diferente en los motores. “Seguro que no se alarmó. Tuvo que deducir que el centro de control había ordenado perder altitud por alguna razón. A mí me pasó una vez lo mismo con mi copiloto cuando salí al servicio”. Pero cuando llamó a la puerta para entrar de nuevo en la cabina, Lubitz no le abrió. Reiteró la llamada. Sin respuesta. Tampoco a las alertas del centro de control de Aix-en-Provence, que advirtió la extraña deriva del avión.
Sonderheimer empezó a inquietarse. Pudo sospechar que el copiloto se había desmayado. Y él o el sobrecargo introdujeron entonces el código para abrir la puerta desde el exterior. Los dos tenían la clave. Lubitz accionó entonces la clavija para bloquear de nuevo el acceso. Era la prueba definitiva de que el copiloto actuaba deliberada y conscientemente. No estaba desmayado. Tampoco muerto. “Su respiración es una respiración normal”, contó el fiscal de la República en Marsella, Brice Robin, encargado de la investigación. “Activó el botón para iniciar la pérdida de altitud con voluntad de destruir el avión”.
El comandante seguía golpeando la puerta. Solo los pasajeros de las primeras filas debieron percatarse de que ocurría algo grave. A unos 500 metros del suelo, saltó la alarma automática — “terrain, terrain”— que Sonderheimer tuvo que oír perfectamente. “Se escuchan fuertes, violentos golpes, como si se intentara forzar la apertura de la puerta”, contó el fiscal. Solo entonces hubo gritos de pasajeros que tenían que ver ya montañas por encima del nivel de sus ventanillas. Todos murieron de forma “instantánea”. “No hay ni un solo cuerpo intacto”, contaba el viernes en el lugar del siniestro el coronel de la Gendarmería Patrick Touron. Se tardará entre 10 y 15 días en recoger los restos humanos. Después, las decenas de miles de trozos del avión.
El jueves y el viernes, varias compañías europeas se apresuraron a anunciar que obligarán a partir de ahora a que en la cabina haya siempre al menos dos personas. Es la norma que rige desde hace años en EE UU. El viernes la estableció la Dirección de Aviación Civil de Francia y la recomendó la Agencia Europea de Seguridad Aérea.
Horas antes, la fiscalía alemana había difundido los datos más inquietantes de este extraordinario drama: Lubitz tendría que haber estado de baja por enfermedad el día que subió al avión en Barcelona. En su casa había dejado roto en pedazos el informe de su baja laboral. En 2009, cuando se formaba como piloto, ya había estado varios meses apartado por un proceso de depresión. Ahora, según varios medios alemanes, también pasaba por un momento de inestabilidad emocional. “Era cien por cien apto para volar”, había afirmado el jueves el presidente de Lufthansa, Carsten Spohr.
“Los exámenes médicos son muy leves, muy simples, casi de rutina”, coinciden en asegurar dos pilotos consultados. Los doctores, como ocurrió con Lubitz, no están obligados a comunicar el caso a la aerolínea. Los médicos coinciden en que, salvo en situaciones muy graves, no pueden saber en los exámenes si un piloto sufre un problema salvo si él mismo lo comenta.
Es lo que señalaba el viernes Henri Marotte, asesor médico de aeronáutica, a la cadena BFM. “Si quieren disimularlo, es imposible detectarlo”. En caso de baja médica, el médico da al paciente un documento que incluye la descripción de la enfermedad. En la copia destinada en principio a la empresa, no figura esa información. Y si el piloto no quiere comunicar su baja a la aerolínea, nadie lo detectará. Por todo ello, un piloto con problemas tan graves como los de Lubitz pudo acabar a los mandos de un Airbus con 144 pasajeros y 6 tripulantes.
Todos los accidentes aéreos suelen provocar cambios en las normas de seguridad. Tras las refomas introducidas después del 11-S, la catástrofe del Airbus augura probablemente los cambios más profundos de las últimas décadas: en el bloqueo de la cabina, la presencia de al menos dos personas en su interior, los métodos de selección de pilotos y las fórmulas para sus exámenes médicos. Por encima de encontrar culpables, una investigación de un accidente aéreo se hace para que no vuelva a ocurrir. ¿Es posible evitar una tragedia cuando un piloto se propone estrellar un avión? El reto tras esta catástrofe consiste en encontrar una respuesta acertada.