El Rey, o Jefe de Estado, ha de realizar sus propias comunicaciones. No es agradable, aceptable y, menos aún, deseable, escuchar, que no oír, palabras hueras.
¿Quienes son aquellos que realizaron la comunicación, a la que se le refiere institucional, en el día de ayer 5 de junio?.
Mientras se resuelve este proceder desleal, se ha de conocer los autores de cada uno de los "discursos".
Por extensión, nos aguarda el derecho a conocer tales procederes en todas las autoridades públicas. En las personas, no personalidades, sucede igual; por responsabilidad legal, como por el derecho de autor que así lo exige la SGAE.
Todo esto me recuerda con claridad a los anuncios hechos por actores y otros hombres anuncio, sobre la bondad de determinados productos sobre la salud, como por ejemplo para el colesterol que, por cierto, se eleva por encima de la cifra que, supuestamente merma nuestra salud, cuando pasamos hambre.
Aprovecho para decir que, dado el consumo de productos para reducir el colesterol, los españoles somos unos "muertos de hambre".
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