Hoy cierran las cafeterias del Hospital General de Asturias.
Es curioso que se comience el cierre definitivo del Hospital por sus Cafeterias.
Las Cafeterias han sido los lugares de Diálogo entre todas las Personas que constituimos (hemos y constituiremos) el HospitalnGeneral de Asturias. Es, ha sido y será la comunicacion, el dialogo, el parlamento, la esencia de la actividad del Hospital General de Asturias.cómo, porque y con que fin, ha sido el motivo de realizar la "fusion" de los hospitales del Cristo. El no haber dialogado ha sido el motivo por el cual ha fracasado la "fusion". Este fracaso ha sido el motivo por el cual se ha construído este nuevo edificio.
El motivo del fracaso de la fusion ha sido el diálogo, no ha sido la presencia de varios edificios.
Si se piensa en resolver el fracaso de la fusion con un edificio unico, es aumentar el fracaso, tanto en su intensidad, como en su extension temporal.
No he conseguido dormir pensando en el motivo (no motivos) de fracaso de la "fusion" y de la solucion dada con la construccion de un edificio monobloque.
El motivo se explica, me lo explico, a traves de la lectura de la obra que sigue.
Más allá del Derecho
Justicia y género en América Latina
Una nueva síntesis
Compiladoras
Luisa Cabal y Cristina Motta
Los usos jerárquicos y excluyentes de la violencia
María Mercedes Gómez
Introducción
El propósito de este ensayo1 es presentar un marco analítico
desde donde se puedan leer los diferentes núcleos de intolerancia que alojan las sociedades contemporáneas y que
aparecen por doquier en forma de “crímenes de odio”. El
caso que reviso es el de las políticas contra este tipo de crímenes en los Estados Unidos y, de manera particular, en
las políticas raciales y en las que tocan a lo que Nancy Fraser
denomina las “sexualidades despreciadas”.2
Sin embargo, aspiro a que el marco en cuestión pueda
iluminar el estudio del problema de las violencias por prejuicio en otras sociedades y, sobre todo, aspiro a que el mismo
pueda aportar claridad analítica a los proyectos legales que
aborden asuntos de subordinación y supresión de identidades políticas. Un crimen de odio es una conducta violenta
motivada por prejuicio, y su producción y reproducción parecen propias de las sociedades humanas a lo largo de la historia. Sin embargo, es durante la segunda mitad del siglo XX
cuando este tipo de violencia parece ganar un estatus teórico
independiente en el panorama político, jurídico, social y académico de las sociedades post-industriales y multiculturales
del hemisferio occidental. Probablemente los horrores de la
Segunda Guerra Mundial y el surgimiento, durante los años
sesenta, de movimientos sociales atravesados por demandas
emancipatorias frente a prácticas racistas, clasistas, sexistas
y homofóbicas han colaborado de forma rotunda a la identificación y el debate sobre las posibles estrategias para prevenir y reducir la incidencia y expansión de este tipo de violencia.
Si bien los “crímenes de odio” han azotado múltiples épocas y sociedades, éstos adquieren connotaciones particulares
de acuerdo con el contexto en el que se producen, es decir,
su lógica es propia del grupo social y del momento histórico
en el que surgen. Es probable que estas variaciones deriven
su importancia de la necesaria distinción entre las nociones
de “odio” y “prejuicio”. En una definición general, el “odio”
es un sentimiento de profundo disgusto hacia algo o alguien,
y puede estar presente o no en el tipo de conducta de la que
hablamos. El odio en tanto sentimiento puede tener un carácter universal. El prejuicio, por el contrario, más que un
sentimiento es una opinión sin sustento suficiente en el
conocimiento y, por lo general, resulta del miedo o la desconfianza frente a ideas diferentes de las propias. El prejuicio
constituye un elemento sine qua non de aquella violencia
que se dirige hacia ciertos individuos o grupos cuando éstos
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(1) Estoy en deuda, otra de muchas, con Cristina Motta por su trabajo incansable en la edición del libro y en la coordinación de la Red de Académicas Latinoamericanas, Red Alas. Agradezco a Paola Bergallo.
(2) Luisa Cabal, Julieta Lemaitre y al Centro de Derechos Reproductivos de la ciudad de Nueva York por organizarel encuentro de profesoras de Derecho y Género en América Latina y reunirnos en Buenos Aires para ponerle caras e ideas al mismo. A la Universidad de Palermo por su hospitalidad durante el encuentro y a todas las colegas que estuvieron presentes y con quienes tengo el honor de compartir este libro. Agradezco también a Isabel Cristina Jaramillo y a Felipe Botero por sus comentarios a la versión preliminar de este artículo.
En general, Fraser usa esta expresión para referirse a los hombres gay y a las lesbianas, pero podría interpretarse también como una forma de introducir cualquier sexualidad que disienta de la norma heterosexual.NANCY FRASER, “¿De la Redistribución al Reconocimiento? Dilemas en torno a la justicia en una época ‘postsocialista’ ”, en Iustitia Interrupta: reflexiones críi]cas sobre la posición “postsocialista”, Siglo del Hombre Editores y Universidad de los Andes, Bogotá, 1997 [en adelante “¿De la Redistribución al Reconocimiento?”cas sobre la posición “postsocialista”, Siglo del Hombre Editores y Universidad de los Andes, Bogotá, 1997 [en adelante “¿De la Redistribución al Reconocimiento?”
(3) Véase, por ejemplo, PAUL PROCTER (ed.), Longman Dictionary of Contemporary
English, Longman Publishing Group, Londres, 1978; REAL ACADEMIA ESPAÑOLA,
Diccionario de la Lengua Española, 22a ed., Espasa-Calpe, Madrid, 2001.
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