Esta noticia sobre la realidad física de Ricardo III, puede ser motivo para leer la obra de su nombre, donde se describe su carácter a través de malformaciones, aunque siempre se ha entendido que el autor hacia descripción de su estado físico.
Las malformaciones no son enfermedades, ni estas son maldiciones de un dios vengativo, como se creía en aquellas fechas y, por demasiados, en estas.
El término malformación se ha de entender como formación rara, o poco frecuente.
Se toma, habitualmente, que la formación de bondad máxima es aquella que responde a un criterio de simetría, o eje de perfección. En el arte plástico, hace ya muchos siglos que este criterio ha perdido todo sentido.
Nada hay en el Universo que gire en torno a un punto, o eje.
Ya en otras ocasiones he anotado que la línea recta no es real. Es la línea curva la real y, ni siquiera es real la existencia de la línea ni del punto.
Las malformaciones no son enfermedades, ni estas son maldiciones de un dios vengativo, como se creía en aquellas fechas y, por demasiados, en estas.
El término malformación se ha de entender como formación rara, o poco frecuente.
Se toma, habitualmente, que la formación de bondad máxima es aquella que responde a un criterio de simetría, o eje de perfección. En el arte plástico, hace ya muchos siglos que este criterio ha perdido todo sentido.
Nada hay en el Universo que gire en torno a un punto, o eje.
Ya en otras ocasiones he anotado que la línea recta no es real. Es la línea curva la real y, ni siquiera es real la existencia de la línea ni del punto.
(La obra se encuadra entre 1471, cuando muere Enrique VI, y 1485, cuando se produce la batalla de
Bosworth)
William Shakaspeare
La tragedia de Ricardo III
Escena primera
Londres – Una calle
Entra Gloster
GLOSTER.- Ya el invierno de nuestra desventura
se ha transformado en un glorioso estío por
este sol de York, y todas las nubes que
pesaban sobre nuestra casa yacen sepultas en
las hondas entrañas del Océano. Ahora están
ceñidas nuestras frentes con las guirnaldas de
la victoria; nuestras abolladas armas penden de
los monumentos; nuestros rudos alertas se han
trocado en alegres reuniones; nuestras temibles
marchas en regocijados bailes. El duro rostro
del guerrero lleva pulidas las arrugas de su
frente; y ahora, en vez de montar los
caparazonados corceles, para espantar el
ánimo de los feroces enemigos, hace ágiles
cabriolas en las habitaciones de las damas
entregándose al deleite de un lascivo laúd. Pero o, que no he sido formado para estos traviesos
deportes ni para cortejar a un amoroso
espejo...; yo, groseramente construido y sin la
majestuosa gentileza para pavonearme ante
una ninfa de libertina desenvoltura; yo, privado
de esta bella proporción, desprovisto de todo
encanto por la pérfida Naturaleza; deforme, sin
acabar, enviado antes de tiempo a este latente
mundo; terminado a medias, y eso tan
imperfectamente y fuera de la moda, que los
perros me ladran cuando ante ellos me
paro...¡Vaya, yo, en estos tiempos afeminados
de paz muelle, no hallo delicia en que pasar el
tiempo, a no ser espiar mi sombra al sol, y hago
glosas sobre mi propia deformidad! Y así ya
que no pueda mostrarme como un amante,
para entretener estos bellos días de galantería,
he determinado portarme como un villano y
odiar los frívolos placeres de estos tiempos. He
urdido complots, inducciones peligrosas, válido
de absurdas profecías, libelos y sueños, para
crear un odio mortal entre mi hermano Clarence
y el monarca. Y si el rey Eduardo es tan leal y
justo como yo sutil, falso y traicionero, Clarence
deberá ser hoy estrechamente aprisionado, a causa de una profecía que dice que J. será el
asesino de los hijos de Eduardo. ¡Descended,
pensamientos, al fondo de mi alma! ¡Aquí viene
Clarence!
Entran CLARENCE, custodiado, y BRAKENBURY
¡Buenos días, hermano! ¿Qué significa esta
tropa armada que sigue a Vuestra Gracia?
CLARENCE.- Su Majestad, interesándose por
la seguridad de mi persona, me ha designado
esta escolta para conducirme a la Torre.
GLOSTER.- ¿Por qué causa?
CLARENCE.- Por llamarme Jorge.
GLOSTER.- ¡Ay milord! Esa no es culpa vuestra. De eso debía hacer responsable a vuestros padrinos... ¡A no ser que Su Majestad tenga intención de bautizaros de nuevo en la Torre! Pero ¿cuál es el motivo, Clarence? ¿Puedo saberlo?
GLOSTER.- ¡Ay milord! Esa no es culpa vuestra. De eso debía hacer responsable a vuestros padrinos... ¡A no ser que Su Majestad tenga intención de bautizaros de nuevo en la Torre! Pero ¿cuál es el motivo, Clarence? ¿Puedo saberlo?
CLARENCE.- Sí, Ricardo, cuando yo lo sepa,
porque protesto que aún lo ignoro; pero, a lo
que presumo, el rey presta demasiada atención
a profecías y sueños, pues suprime la J del
abecedario y dice que un mago le ha predicho
que su descendencia será desheredada por J.
Y, pues mi nombre de Jorge comienza por J, se
le ha puesto en la cabeza que yo soy él. Estas
y otras puerilidades semejantes son, a lo que
opino, las que te han movido a Su Alteza a
encarcelarme.
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