Esta noche, mientras hojeaba es ta obra en busca de un contenido específico, de me acercó Lughnach y, tras poner su mandíbula (y la mandíbula proporciona cara) sobre mi muslo derecho haciendo pasar su hocico por debajo de mi brazo que sostenía este libro, me dijo: ¿como está Luci? Muy bien, ya repuesta. Vendrá con nosotros el próximo miércoles. Tras la cirugía de María la iré a recoger. Me dio un beso para ti.
¡Ah, que bien! sabes que me preocupó el otro día cuando la llevaste al veterinario. Nunca la había visto tan abatida. Y cuando me dijo: cuídate Lughnach. Cuida a Augusto que nos quiere. Has de buscar a mis hermanos. Diles que Augusto me prometió el llevarme a verlos. Un beso.
Filosofía Zoológica
Juan Lamarck
(Primera versión española por José Gonzalez Llana
Introducción
La experiencia en la enseñanza me hizo sentir de qué modo una "filosofía zoológica", es decir, un cuerpo de preceptos y de principios relativo al estudio de los animales y hasta aplicable a otras partes de las ciencias naturales, nos sería útil en la actualidad, dados los progresos que se han realizado en estos últimos años en nuestros conocimientos de los hechos zoológicos.
En efecto, ¿hay algo más interesante en el estudio de la Naturaleza que el estudio de los animales; que la consideración de las conexiones de su organización con la del hombre; que la del poder que tienen los hábitos, los modos de vivir, los climas y las zonas de habitación para modificar sus caracteres, sus facultades y sus órganos; que el estudio de los diferentes sistemas de organización que entre ellos se observa y según los cuales se determinan las antologías más o menos grandes que fijan el rasgo de cada uno de ellos en el método natural?¿Hay algo más interesante, en suma, que la distribución general que formamos de estos seres, considerando la complicación más o menos grande de su organización, distribución que puede llevarnos a conocer el orden mismo que ha seguido la Naturaleza al realizar cada una de sus especies?
Ciertamente, no se podría negar que todas estas consideraciones y muchas otras todavía, a las cuales conduce por necesidad el estudio de los animales, dejen de entrañar extraordinario interés para cualquiera que ame la Naturaleza y busque la verdad en todas las cosas.
Y lo que hay en ello de más singular es que los fenómenos más dignos de estudio no se han presentado a nuestras meditaciones hasta la época en que los sabios se consagraron al examen de los animales menos perfectos, y en la que las indagaciones sobre las diferentes complicaciones de la organización de estos animales llegaron a constituir el principal fundamento de su eStudio.
Y no resulta menos singular verse obligado a reconocer que casi siempre el examen continuado de los pequeños objetos que nos ofrece la Naturaleza se obtuvieron los conocimientos más importantes para llegar al descubrimiento de sus leyes, de sus medios, y para determinar su marcha. Estará verdad, comprobada ya por muchos hechos notables, habrá de recibir un nuevo grado de evidencia en las consideraciones expuestas en la presente obra, persuadiéndonos una vez más de que, con relación al estudio de la Baturaleza, ningún objeto cualquiera debe ser desdeñado.
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