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2 ago 2015

Hay cosas que se miden por su valor, no solo por su precio.

El hombre nace libre.
No, el hombre no nace libre.
Le han otorgado el derecho a la vida, incluso antes de ser concebido.
Y, con tal derecho la obligación a tomar la deuda por quienes le han dado el derecho a la vida.
El derecho va indisolublemente unido al de obligación. Nada se te da sin interés alguno. Nada se hace sin gasto alguno. Todo trabajo libera calor  útil al Medio, haciendo que tu existencia dependa, aún más,  del mismo.

Todo lo que se presta es robado por el prestamista. Y, siendo robado, todo préstamo se hace por interés, con el aval de tu vida y la de tus coetáneos, descendientes y ascendientes. Cuando no pagas el capital prestado y sus intereses, tus antepasados lo pagaran con el olvido.

Es el olvido al que están sometido los ascendientes aquel que apreciamos en sus torres y castillos. Sus casas bajo el agua, y los zarzales. Con la sequía por la sed de unos, y  con el fuego por la envidia de otros, de cuando en cuando, como almas en pena se aparecen para dar miedo por la vergüenza del olvido.


Tania Varoufakis, ex ministro de Finanzas griego y diputado de Syriza
El País, Claudi Pérez, 02-8-15

P. Nadie discute que la austeridad era excesiva ni la necesidad de reestructurar la deuda: se discute su estrategia negociadora.
R. Nada de lo relacionado con la austeridad y el alivio de la deuda era indiscutible en enero: es indiscutible ahora, porque pusimos ese debate sobre la mesa. A todos los que me dicen que hemos fracasado, les diría que hemos logrado abrir un debate no solo sobre Grecia, sino sobre Europa, que vale su peso en oro.
P. ¿Le satisface el resultado?
R. El euro estaba mal diseñado, como se vio tras el colapso de Lehman. Desde entonces, Europa vive en estado de negación y ha hecho lo contrario de lo que debía. Un país como Grecia, con apenas el 2% del PIB europeo, eligió a un Gobierno que ha puesto sobre la mesa asuntos cruciales; tras seis meses de lucha hemos perdido la batalla. Pero ganamos la guerra: hemos cambiado el debate.
P. ¿Entonces le basta con eso?
R. Por supuesto. No puedo cuantificar ese resultado;  no puedo decirle cuantos miles de millones vale transformar el debate. Pero hay cosas que se miden por su valor, no solo por su precio.
[...]

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