Introducción
«[Aquí
yaze Go(n)za]lo Bernaldo de Q(u)irós, fijo de Jua(n) Bernaldo de
Q(u)irós, Bastardo, el qual governó la Casa de Quirós después de
la m[uerte de Lope Bernaldo fasta q(ue) / Yvá(n) Bernaldo] fue
o(m)bre, e después en vida de Yvá(n) Bernaldo fasta q(ue) Juan
Bernaldo, su fijo, fue o(m)bre, e por mandado de Yvá(n) [Bernaldo].
Así
reza uno de los epitafios más sorprendentes de la epigrafía
funeraria bajomedieval en España. Su extenso desarrollo narra parte
de la peripecia vital de Gonzalo Bernaldo de Quirós, destacando su
papel de regente dentro de uno de los más importantes linajes de la
nobleza asturiana: los Bernaldo de Quirós. Sin embargo, nada se dice
de las circunstancias de su muerte (ni tan siquiera un dato tan
esperable como sería la fecha del fallecimiento), y en cambio se
afirma con rotundidad extraña la naturaleza bastarda de Gonzalo
Bernaldo. Por otra parte, no se trata de un sepulcro cualquiera, sino
que fue, junto con el de Diego de Miranda, coetáneo suyo, el más
destacado de los que hubo en la iglesia del desaparecido monasterio
de San Francisco de Oviedo, donde había múltiples sepulturas de
diversos linajes asturianos, pero fundamentalmente de los Bernaldo de
Quirós. En cualquier caso, ninguna de las tumbas de sus parientes
igualaba en monumentalidad a la de Gonzalo Bernaldo, la cual, por
fortuna, se consiguió rescatar de la demolición del monasterio, y
se conserva actualmente en el Museo Arqueológico de Asturias, en
Oviedo. Se trata de un sepulcro concebido para un arcosolio, con un
sarcófago decorado con varios escudos, y una tapa o lauda con el
epitafio en el borde y una representación yacente del difunto y
otros elementos complementarios. En los escudos nos aguarda otra
sorpresa, como es la representación de la barra de bastardía
cruzada sobre las armas de los Bernaldo de Quirós; es decir, la
condición de Gonzalo Bernaldo como hijo tenido fuera del matrimonio
no sólo consta en la inscripción del epitafio, sino que se refuerza
de manera aún más visual mediante la heráldica, lo cual, si bien
es lo correcto de derecho, en cambio es una situación que se suele
eludir de hecho, pues por mucha tolerancia que hubiese en algunos
linajes y en algunas épocas con respecto a los nacimientos
ilegítimos, lo cierto es que los prejuicios sociales siempre
desaconsejaron una difusión pública de ese tipo de origen familiar.
Como decíamos, Diego de Miranda y Gonzalo Bernaldo de Quirós
ocupaban las dos sepulturas más destacadas de San Francisco de
Oviedo; ambos vivieron en la misma época, estuvieron emparentados
(eran primos en segundo grado) e incluso sus respectivos sepulcros
procederían de un mismo taller artístico. Pero si bien Diego de
Miranda, fundador del mayorazgo de la Casa de Miranda, es un
personaje conocido en la historiografía asturiana y se halla
profusamente documentado, en cambio de Gonzalo Bernaldo de Quirós
Quirós
no se ha escrito prácticamente nada al margen de lo contenido en su
epitafio. Entre los historiadores asturianos, esta inscripción ha
dado lugar a que se conozca a Gonzalo Bernaldo precisamente bajo el
apodo de el Bastardo, pero en vida nunca lo utilizó ni se lo
aplicaron (lo que hace aún más singular la presencia de tal
calificativo en su sepultura); justamente la falta de un apodo
identificativo ha dificultado hasta ahora la distinción en los
documentos de la época entre este personaje y algún pariente
coetáneo suyo de igual nombre. En el momento actual, nuestra
investigación sobre los linajes asturianos, entre ellos el de los
Bernaldo de Quirós, ha permitido que el epitafio de Gonzalo Bernaldo
de Quirós el Bastardo deje de constituir la única referencia
conocida sobre su vida para convertirse en el punto de partida que
iluminará la interpretación de una breve pero significativa serie
de documentos que marcan los años finales de nuestro personaje.
Datos
genealógicos de los Bernaldo de Quirós en el sigl o xv : las
tutorías ejercidas por Gonzalo Bernaldo de Quirós el Bastardo
El padre Todos los individuos citados en el epitafio del
Bastardo son perfectamente identificables en las fuentes
cronísticas
y
documentales asturianas de la época. En dicha inscripción se
declara que Gonzalo Bernaldo era hijo de Juan Bernaldo de Quirós, el
cual era hijo legítimo de Gutier González de Quirós (quien murió
en la batalla de Aljubarrota en 1385) y de su mujer Sancha Quijada.
Este Juan Bernaldo encabezará la rama principal del linaje, de la
cual ya se había separado otra línea familiar liderada por su tío
Lope González de Quirós (hermano de Gutier González) y su primo
Martín Vázquez de Quirós (hijo del dicho Lope González); este
Martín Vázquez casará con Inés de Miranda, de la que tendrá
varios hijos indistintamente apellidados Miranda o Quirós, pero de
los cuales uno, Diego de Miranda, fundará en 1504 el mayorazgo de la
Casa de Miranda. (1)
Con
respecto a Juan Bernaldo de Quirós, recordaremos el dato poco
conocido de que vendió su mitad del señorío de Valdecarzana de
Teverga a su tío Lope González de Quirós, con el que debió de
llevarse francamente bien, pues en su testamento de 1406 Lope
González dicta varias cláusulas referidas a su sobrino. (2)
Continuó
además la tendencia, iniciada por su padre, de casarse con damas de
la nobleza leonesa y castellana, eligiendo para ello a Aldonza
Ramírez de Guzmán. Tanto Juan como Aldonza fueron enterrados en el
monasterio de San Francisco de Oviedo, que así se perfilaba como
verdadero panteón del linaje, en sencillas sepulturas de pavimento
con los respectivos epitafios y escudos de armas. En la tumba de Juan
Bernaldo no consta el año de fallecimiento, pero tuvo que ser entre
1434, año en que fue herido en una incursión contra la villa de
Huéscar, en manos de los musulmanes granadinos, y 1436, momento en
que se data un traslado de una cláusula de su testamento copiado
tras su lectura pública, la cual sólo se pudo realizar una vez
fallecido el testador. (3)
El
hermano El siguiente personaje mencionado en el epitafio de la
sepultura del Bastardo es Lope Bernaldo de Quirós.
Efectivamente, Lope Bernaldo era hijo legítimo de Juan Bernaldo y,
por tanto, medio hermano, o hermano sólo de padre, de Gonzalo
Bernaldo el Bastardo, al cual debía superar considerablemente
en edad. El liderazgo de Lope Bernaldo fue bastante corto, debido a
su fallecimiento prematuro, en 1446, al parecer de una caída de
caballo.4 Había estado casado con la leonesa Leonor Fernández de
Villamizar, de la cual tuvo varios hijos, entre ellos Iván Bernaldo
de Quirós e Isabel de Quirós.
Cabe
destacar que Isabel de Quirós se casaría con el ya varias veces
mencionado Diego de Miranda, tal vez con el propósito de reforzar el
parentesco y alianza con los Miranda, pero las consecuencias fueron
totalmente inesperadas: desde mediados del siglo xv se manifiesta
cada vez con mayor claridad una profunda rivalidad entre los Bernaldo
de Quirós y los Miranda, enfrentamiento que tal vez tuviera como
detonante alguna discusión sobre la dote matrimonial de Isabel de
Quirós o cualquier disputa sobre antiguas herencias familiares, y
que marcará de manera importante las luchas entre bandos nobiliarios
desarrolladas en Asturias durante el tránsito de los siglos xv a
xvi. El sobrino y la primera tutoría Con respecto a Iván Bernaldo
de Quirós, hijo de Lope Bernaldo y Leonor de Villamizar, era menor
de edad cuando murió repentinamente su padre en 1446, por lo que se
le puso entonces bajo la tutela de su tío Gonzalo Bernaldo de Quirós
el Bastardo, a pesar de que pudo haber sido encomendado a
cualquiera de sus demás tíos. No sabemos el tiempo que duró la
tutoría, a lo largo de la cual el Bastardo habría
«gobernado» la casa de Quirós, administrando su patrimonio, pero
todo indica que, al término de tal regencia, Gonzalo y su sobrino
Iván continuaron manteniendo un estrecho contacto, haciendo ambos
frente al poderoso Diego Fernández de Quiñones, conde de Luna y
merino mayor de Asturias, a cuya hegemonía política y social en la
región
se
opusieron aliandose con otros linajes. No obstante, el conde de Luna
también disponía de una sólida red clientelar de nobles y
caballeros vasallos, entre los que se contaba Diego de Miranda, quien
de esta manera marcaba bien las distancias con respecto a sus
parientes los Bernaldo de Quirós. La enemistad entre el conde de
Luna e Iván Bernaldo de Quirós salta a primer plano con la excusa
del conflicto dinástico que afectó a la corona castellana entre
1465 y 1468, años en los que el príncipe don Alfonso intentó
expulsar del trono a su medio hermano y legítimo rey Enrique IV. De
esta manera, entró en Asturias el conde de Luna como merino por don
Alfonso, venciendo la resistencia armada que le opuso Iván Bernaldo,
el cual había sido nombrado igualmente merino por Enrique IV. En
esas luchas, Iván Bernaldo fue auxiliado por un Gonzalo Bernaldo de
Quirós que en aquella época sólo podría corresponderse con
nuestro Bastardo, el cual demostraba así gran fidelidad a su
propio linaje, respondiendo plenamente a la confianza que años atrás
le
depositara Lope Bernaldo, el padre de Iván. El caso es que el conde
de Luna, tras haberse hecho cargo del control parcial de la región
asturiana, decide, el 17 de abril de 1467, conceder diversas sumas de
dinero en recompensa al deán de la iglesia de San Salvador de Oviedo
por el apoyo prestado frente a sus enemigos Iván Bernaldo, Gonzalo
Bernaldo de Quirós, Diego Osorio y Esteban de Argüelles. (5) Sin
embargo, los Bernaldo de Quirós eran lo bastante poderosos como para
que urgiera la necesidad de neutralizar su hostilidad, y por ello el
bando de los partidarios del príncipe rebelde enviará a Gutierre de
Hevia para negociar con ellos;
aunque
no sabemos los detalles de las conversaciones, sospechamos que el
enviado del príncipe consiguió que Iván renunciase a la merindad
mayor de Asturias, tal vez a cambio de reconocerle los portazgos de
Mieres, Lena y Campomanes, que poco antes le había concedido el rey
Enrique IV. Como quiera que fuese, lo cierto es que, desde Olmedo y a
30 de septiembre de 1467, el propio príncipe don Alfonso otorgará
en premio un juro de 2.000 maravedís a Gutierre de Hevia por atraer
a su bando a Iván Bernaldo y Gonzalo Bernaldo de Quirós. (6)
La
guerra terminó con la muerte del príncipe don Alfonso, tras la cual
sus partidarios, y entre ellos el conde de Luna, negociaron la paz
con Enrique IV a cambio del reconocimiento de la princesa Isabel,
hermana del difunto, como heredera del trono de Castilla en 1468
Después
de ver el cambiante posicionamiento de los Bernaldo de Quirós en el
conflicto anterior, no nos extraña que el linaje dejara
definitivamente atrás su antigua fidelidad al rey Enrique IV para
pasar al bando partidario de la princesa Isabel, pese a que ello
suponía negar los legítimos derechos hereditarios de la princesa
Juana, hija de Enrique IV. Así pues, cuando fallece este monarca a
finales de 1474, los Bernaldo de Quirós se integrarán en el
ejército de doña Isabel que se enfrentará en tierras zamoranas a
las tropas de doña Juana y de su prometido don Alfonso, príncipe
heredero de Portugal. De esta manera, una vez concluida la breve
guerra civil con el triunfo de doña Isabel, ya convertida en reina,
la nueva soberana y su marido Fernando de Aragón otorgan una carta
el 25 de mayo de 1476 por la que, reconociendo los servicios de
varios caballeros y escuderos asturianos, les conceden el perdón por
ciertos delitos pasados que habían cometido pero que no llegan a
especificarse. (7) Y es que el servicio militar gratuito era entonces
una manera corriente por la que la nobleza podía eludir fácilmente
las sentencias y penas con que a veces se pretendían castigar sus
abusos cometidos sobre el resto de la población. Entre los
caballeros citados en la mencionada carta de los Reyes Católicos
figuran así destacados miembros de los Miranda (como el propio líder
del linaje, Diego de Miranda), los Valdés y los Argüelles, así
como un Gonzalo Bernaldo de Quirós que sólo podría identificarse
con el Bastardo, ya que su sobrino nieto del mismo nombre era
aún, con toda seguridad, menor de edad. En cualquier caso, la
noticia nos insinúa los métodos más o menos turbios utilizados por
Gonzalo Bernaldo para proteger o ampliar sus intereses y los de su
linaje (medios por otra parte no muy distintos de los que podría
utilizar cualquier otro noble de la época), así como su experiencia
guerrera en el ejército real. De hecho, los Reyes Católicos
debieron de quedar bastante satisfechos de los servicios de Gonzalo,
pues, según veremos en el apartado siguiente, llegaron a concederle
una confusa merced sobre ciertos derechos en el concejo de Aller.
Otro
asunto poco claro de la actividad de Gonzalo Bernaldo por la misma
época es un pleito mantenido en 1476 con Pedro de Remondo,
administrador de la Iglesia de León, conflicto que iba a ser juzgado
por el bachiller de Valderas.8 Desconocemos los motivos del pleito,
pero dada la extensión de los intereses de los Bernaldo de Quirós
hacia León (en la medida en que los líderes del linaje estuvieron
casándose durante todo el siglo xv con damas leonesas o castellanas,
con la consiguiente adquisición de bienes dotales en aquellas
regiones), tal vez se relacionasen con algún tipo de usufructo o de
usurpación que el linaje ejerciera sobre bienes pertenecientes a la
Iglesia de León. A fin de cuentas, la usurpación de rentas y
propiedades eclesiásticas fue una importante vía de promoción de
la nobleza asturiana, sobre todo entre los propios Bernaldo de Quirós
y sus parientes los Miranda, quienes durante toda la época
bajomedieval forzaron respectivamente a la Iglesia de San Salvador de
Oviedo y al monasterio de Santa María de Belmonte a otorgarles
generosas encomiendas de los señoríos y propiedades de ambas
entidades eclesiásticas.
Los
sobrinos nietos y la segunda tutoría nos consta que Iván Bernaldo
de Quirós no llegó a sobrevivir a su tío. En 1474, quizá ya como
una disposición testamentaria, Iván decide fundar el mayorazgo de
los Bernaldo de Quirós, uno de los primeros mayorazgos
institucionalizados en Asturias. El mayorazgo estipula una línea
sucesoria entre los hijos de Iván Bernaldo y su mujer, la leonesa
Beatriz Cabeza de Vaca, de mayor a menor y con preferencia de los
varones sobre las mujeres, por este orden: Juan Bernaldo de Quirós,
Gonzalo Bernaldo de Quirós, Cristóbal Bernaldo, Nuño Bernaldo de
Quirós, Gabriel Bernaldo de Quirós, Gutierre Bernaldo (o González)
de Quirós y Leonor Bernaldo de Quirós.
De
esta manera entra en escena un nuevo Gonzalo Bernaldo, con el cual se
ha confundido a veces al Bastardo.
Sin
embargo, la diferencia de edad entre ambos era notable: cuando en
1476 Iván fallece de lepra,9 está claro que su tío Gonzalo
Bernaldo el Bastardo estaba en plena
madurez,
mientras que Gonzalo Bernaldo y todos los otros hijos de Iván
Bernaldo eran aún menores de edad; ello explica que a este nuevo
Gonzalo Bernaldo se lo conozca en alguna ocasión precisamente como
el Mozo para distinguirlo de su tío abuelo.
Parece
ser que Iván Bernaldo de Quirós había tenido tan buenas relaciones
con el Bastardo que, según recordará el epitafio de este
último, le habría encomendado la tutoría de su hijo mayor Juan
Bernaldo (y seguramente de todos los demás). En principio, todo
apuntaba a que iba a volver a repetirse la experiencia del
Bastardo como líder temporal del linaje, salvaguardando
fielmente el patrimonio y la posición social de sus protegidos.
Pero, por motivos que tan sólo podemos especular, el resultado fue
totalmente distinto.
Un
enfrentamiento ocasional con el conde de Luna Como ya hemos visto,
Gonzalo Bernaldo de Quirós se había enfrentado a Diego Fernández
de Quiñones, conde de Luna, y a sus partidarios, con motivo del
conflicto dinástico castellano entre Enrique IV y el príncipe don
Alfonso, entre 1465 y 1468, si bien en aquella ocasión también es
probable que Gonzalo lo hiciera ante todo por apoyar a su sobrino
Iván Bernaldo, quien se disputaba la merindad mayor de Asturias con
el conde de Luna (hallándose Iván al servicio del rey legítimo, y
el conde al servicio del príncipe rebelde).
Algunos
años más tarde, ya bajo el reinado de los Reyes Católicos, surgen
nuevas disputas entre Gonzalo Bernaldo el Bastardo y el conde
de Luna, que parecen tomar un matiz más personal, pero en las que
también es posible que se mezclaran viejas disputas familiares.
Tales conflictos surgen en relación con ciertos derechos sobre el
concejo asturiano de Aller, donde se habría asentado sólidamente
Gonzalo Bernaldo; efectivamente, Aller se sitúa estratégicamente
entre los valles del Caudal y del Nalón, principales áreas
patrimoniales de los Bernaldo de Quirós, pero es que de Aller
procedían asimismo antepasados lejanos del conde de Luna. El caso es
que, ya fuera por herencia o por alguna concesión regia, el conde de
Luna cobraba en aquel concejo tributos diversos de fueros, yantares,
escribanías, y presentación y patronazgo de iglesias. La situación
cambió bruscamente cuando los Reyes Católicos, tal vez en
consideración a los servicios militares prestados por Gonzalo
Bernaldo, le concedieron a éste una carta y merced en la que le
otorgaban la recaudación de tales tributos.
La
voz de alarma fue dada por los habitantes de Aller, que temían verse
obligados a pagar los mismos tributos por duplicado a los
recaudadores del conde de Luna y a los de Gonzalo Bernaldo de Quirós.
De esta manera, atendiendo a las quejas de los alleranos, los Reyes
Católicos, desde Sevilla y a 4 de febrero de 1478, encargan a Pedro
de Mazariegos, por entonces corregidor del Principado de Asturias,
que investigue el caso. (10) La pesquisa correspondiente debió de
realizarse con gran prontitud, pues apenas unos meses después, el 16
de junio de 1478, el rey don Fernando, considera probados los
derechos del conde de Luna, que se remontarían a dos generaciones
atrás, a la vez que anula la merced antes otorgada a Gonzalo
Bernaldo por haberse conseguido omitiendo los derechos del conde.11
La noticia puede ilustrarnos bien acerca de la compleja situación
fiscal de Asturias, no muy diferente de la del resto del país, con
unos tributos de origen confuso cuya cobranza, a pesar de su teórico
carácter público y de realengo, estaba de hecho en manos de linajes
nobles entre los que se transmitía como un derecho hereditario más
y siendo por tanto susceptibles de ser objeto de enconadas disputas y
pleitos cuyas consecuencias más graves solían sufrirlas los
habitantes del territorio correspondiente.
A
pesar de la sentencia contraria a sus intereses, la influencia de
Gonzalo Bernaldo en el concejo de Aller era un hecho, y los Reyes
Católicos tendrán que recurrir a sus servicios para resolver la mal
conocida conflictividad desarrollada en dicho territorio. Así, desde
Medina del Campo y a 15 de noviembre de 1480, la reina doña
Isabel
encarga a Gonzalo Bernaldo de Quirós, al que califica como vasallo
suyo, que detenga a los malhechores, ladrones y asesinos que se
refugiaban en las sierras del concejo referido y que los entregue a
Rodrigo de Salazar, juez y pesquisidor de los reyes en el Principado
de Asturias.12 Aunque la carta no da mayores especificaciones,
dudamos que se tratara de simples bandoleros que obraran por su
cuenta; no en vano, la actividad delictiva en la región era alentada
desde la propia nobleza como un aspecto más de las luchas de bandos,
en las que los bandidos y delincuentes actuaban, en la mayor parte de
las veces, como meros peones en la guerra soterrada que mantenían
los principales linajes entre sí. En el caso puntual que ahora nos
ocupa, es probable que los bandidos en cuestión fuesen protegidos y
animados por el conde de Luna, tal vez con la pretensión de
desestabilizar los intereses de los Bernaldo de Quirós en la zona e
incluso de dejar en evidencia la autoridad de los corregidores
reales, con los cuales el conde de Luna, como merino mayor de
Asturias, entraba en continuos conflictos de competencias.
No
sabemos en qué consistió exactamente la actuación llevada a cabo
por Gonzalo Bernaldo y Rodrigo de Salazar en relación con las
órdenes regias, pero ambos debieron de ser lo suficientemente
eficaces como para que un mes después, el 18 de diciembre de 1480,
la misma reina los nombre jueces ejecutores para que, siguiendo las
instrucciones de Diego de Soria y Gregorio Pinelo, depositarios de
las recaudaciones de bulas de indulgencia destinadas a financiar la
conquista de las islas Canarias, cobren todas las sumas que se
adeudaban al difunto Ruy Sánchez de la Vega, tesorero de dichas
bulas en el obispado de Oviedo. (13)
Finalmente,
la rivalidad que pudiera haber entre Gonzalo Bernaldo el Bastardo
y el conde de Luna no debió de perdurar más allá de 1480. A
partir de entonces, el muy
significativo
acercamiento entre nuestro personaje y su primo en segundo grado
Diego de Miranda debió delimar rápidamente las asperezas con el
conde, de quien el líder de los Miranda fue un activo partidario;
incluso parece que Gonzalo Bernaldo acabó casando a un hijo suyo con
la hija de un caballero leonés que podría ser vasallo del conde de
Luna. Sin embargo, estos hechos marcarán igualmente el inesperado
giro de las relaciones del Bastardo con su propia familia
originaria.
EL
BASTARDO SE ENFRENTA A SU PROPIO LINAJE
Ha
quedado claro cómo hasta 1476 nuestro Gonzalo Bernaldo de Quirós el
Bastardo había desempeñado un importante papel en el
mantenimiento del prestigio político y social de los Bernaldo de
Quirós en Asturias. En aquel año, al morir su sobrino Iván
Bernaldo, nuestro personaje se disponía a ejercer la tutoría de los
hijos del difunto, tal vez confiado en el buen resultado conseguido
en su anterior experiencia como tutor del propio Iván. No obstante,
la relación entre los huérfanos y su tutor debió de ser lo
suficientemente tensa como para justificar un rápido alejamiento
entre ellos. En 1476, Gonzalo Bernaldo ya rozaría los cincuenta años
de edad, pero sus pupilos, aunque aún menores (pues de otro modo no
habrían precisado de tutor), ya debían de contar con cierta edad,
como demuestra el hecho de que tardarán muy pocos años en figurar
en la documentación de la época protagonizando negocios y actos
públicos. Con ello nos parece más que probable que en ningún
momento los pupilos estuvieron dispuestos a dejarse dominar por su
tutor,
para exasperación de éste. Pero además hay otro factor importante:
el matrimonio de Gonzalo Bernaldo de Quirós con una mujer
perteneciente a un linaje rival. Con respecto a la vida privada de
Gonzalo, en realidad creemos intuir al menos dos matrimonios o
relaciones. De la primera, mantenida con una mujer de la que nada
sabemos, habría nacido un Pedro Bernaldo de Quirós que casi habría
alcanzado la mayoría de edad cuando tenemos noticia de una nueva y
tardía relación de Gonzalo Bernaldo con Elvira de Quirós, con la
que se casó hacia 1473. Tal vez el objetivo del matrimonio fuese
reforzar el parentesco entre los Bernaldo de Quirós y los Miranda,
ya que Elvira de Quirós, a pesar de su apellido, era en realidad una
Miranda, como hija de otra Elvira de Quirós y del influyente Juan de
Oviedo, antiguo secretario de Enrique IV, y la tal Elvira de Quirós
madre era, por su
parte,
hermana de Diego de Miranda. Estos estrechos parentescos suponían,
pues, que Gonzalo resultara ser tío en tercer grado de su propia
esposa.
El
matrimonio del Bastardo con Elvira de Quirós seguramente
había tenido el visto bueno de Iván Bernaldo, pues, en caso
contrario, tres años después Iván no habría dejado a sus hijos a
cargo de Gonzalo Bernaldo. Pero la concordia entre los Bernaldo de
Quirós y los Miranda fue muy efímera a partir de que Diego de
Miranda, tío de la novia, casara en segundas nupcias con Isabel de
Quirós, sobrina del Bastardo, pues, tal como ya hemos
adelantado, este otro matrimonio debió de suponer muchos más
problemas que ventajas a los Bernaldo de Quirós, seguramente por las
disputas relativas a la dote y la herencia de la novia.
Ante
la creciente ruptura entre los Bernaldo de Quirós y los Miranda, el
Bastardo no dudó en abandonar la causa de su propio linaje de
origen (muy probablemente por el deterioro de la relación con sus
sobrinos nietos) para apoyar decididamente al linaje de su mujer,
renunciando incluso a las buenas relaciones mantenidas hasta entonces
con los funcionarios regios (recordemos su anterior entendimiento con
el juez Rodrigo de Salazar).
La
prueba de fuego fue la llegada de Luis Mejía como nuevo corregidor
de Asturias a comienzos del verano de 1483. Como solía ser lo
habitual, Luis Mejía inicia su cargo convocando una junta general en
Oviedo, seguramente para informar a los procuradores de los concejos
asturianos de las instrucciones que le habrían dado
los
reyes para la administración del principado. Entonces,
contraviniendo la costumbre, Gonzalo Bernaldo de Quirós y Diego de
Miranda ocupan el monasterio de San Francisco de Oviedo con una
fuerte escolta de 150 hombres armados de lanzas, escudos, ballestas,
espadas y casquetes. Y así, el 9 de julio de 1483, el corregidor,
visiblemente molesto, les pide, por medio de su propio criado
Francisco de Calderón y del escribano Alfonso Álvarez de Oviedo,
que se queden sólo con la escolta acostumbrada de cinco o seis
hombres para no alterar el desarrollo normal de la junta. Pero es que
además se habían planteado ciertos debates y disputas previos, pues
el corregidor aprovecha para ordenar a Diego de Miranda que renuncie
a su intención de construir una casa fuerte en Ricabo (Quirós),
según lo habían denunciado Juan Bernaldo de Quirós, mayorazgo de
la Casa de Quirós (y por tanto identificable con el hijo mayor del
difunto Iván Bernaldo), y el obispo de Oviedo, señor jurisdiccional
del concejo de Quirós, y según una orden dirigida por la reina
Isabel al conde de Luna para que no permitiera la construcción de
nuevos castillos y casas fuertes en el Principado. (14)
La
tensa situación así mantenida entre el corregidor, apoyado
previsiblemente por Juan Bernaldo de Quirós y sus hermanos, por una
parte, y Diego de Miranda, apoyado por Gonzalo Bernaldo el
Bastardo, por otra, se prolongó nada menos que durante veinte
días, hasta que, el 30 de julio de 1483, Diego de Miranda y Gonzalo
Bernaldo
se deciden a enviar una vaga respuesta sobre sus intenciones
pacíficas, al afirmar que su presencia se debía a cuestiones
tocantes al gobierno de la región y al servicio de la reina, y
negando que la casa de Ricabo fuera a ser fortificada. Pero al mismo
tiempo se quejan de que su denunciante Juan Bernaldo era quien tenía,
en cambio, un castillo en Quirós desde el que se cometían numerosos
abusos y atropellos. Y el tono de la carta se eleva al acusar al
propio corregidor de tolerar las correrías de Suero de Caso y
Alfonso de Caso, quienes habían apresado sin razón aparente a
cierto Juan González de la Torre, vecino de Onís, y que habían
intentado también asesinar a Diego de Valdés en Villaviciosa. La
defensa que los Miranda y nuestro personaje hacen de Diego de Valdés
se explica perfectamente si tenemos en cuenta que este individuo
estaba casado con Inés de Quirós, cuñada de Gonzalo Bernaldo (como
hermana de su mujer) y sobrina de Diego de Miranda. (15)
Esta
carta, que justificaba la actitud de Diego Miranda y de Gonzalo
Bernaldo, al tiempo que acusaba de parcialidad a Luis Mejía, debió
de provocar la ira del corregidor, el cual amenazó entonces a Diego
de Miranda con embargar la casa de Ricabo, ya fuera casa fuerte o no,
castigando cualquier oposición bajo pena de muerte y confiscación
de bienes. A ello Diego de Miranda replicó que apelaría entonces
ante la Corte.(16)
Para
informar debidamente a los Reyes Católicos sobre la delicada
situación, Luis Mejía les envió en aquel verano de 1483 un
memorial en el que les recomendaba citar en la Corte a Diego de
Miranda y sus hijos Lope de Quirós y Diego de Quirós, a Gonzalo
Bernaldo de Quirós y su hijo Pedro Bernaldo, y a otros caballeros de
los Valdés, los Caso, los Estrada y los Argüelles, a los que
acusaba de diversos abusos sobre los habitantes y concejos de la
región, (17) si bien la sugerencia no debió de llegar a ponerse en
práctica. Estos graves incidentes y la autoritaria actitud de Luis
Mejía, enfrentado a un Miranda y a un Bernaldo de Quirós, ha
inducido a algunos autores a imaginar una alianza entre los dos
linajes rivales en contra de un corregidor al que contemplarían como
un enemigo común por su empeño en asegurar la autoridad regia y una
justicia imparcial que haría peligrar los intereses políticos,
sociales y económicos de las dos familias.(18) Sin embargo, el único
bando que se enfrentó al corregidor fue el de los Miranda, en
estrecha unión con el conde de Luna, mientras que los Bernaldo de
Quirós mantuvieron siempre un buen entendimiento con Luis Mejía.
Así pues, recordemos cómo en el incidente de julio de 1483 se
debatía el agravio comparativo entre la persecución a Diego de
Miranda por la construcción de la torre de Ricabo y la tolerancia
hacia Juan Bernaldo de Quirós ante su ocupación del castillo de
Alba de Quirós; además, es muy significativo que en el memorial
enviado por el corregidor a los Reyes Católicos no figure Juan
Bernaldo ni ningún hermano suyo entre los caballeros acusados de
desorden. Y es que por la documentación inmediatamente posterior,
Juan Bernaldo será secundado fielmente en sus actuaciones por sus
hermanos (Gonzalo Bernaldo, Gutierre González, Nuño Bernaldo,
etcétera, que nunca participarían en una denuncia contra su hermano
mayor y líder del linaje), por lo cual el Gonzalo Bernaldo de Quirós
que aparece aliado con Diego de Miranda y que, junto con su propio
hijo, es el único de su apellido que consta entre los acusados en el
memorial del corregidor, sólo puede ser el Bastardo, en aquel
momento totalmente desligado de su linaje de sangre. Así, desde el
punto de vista de los Bernaldo de Quirós, hay que distinguir entre
el «fiel» Gonzalo Bernaldo el Mozo, hermano e instrumento
ejecutor de Juan Bernaldo, y el «traidor» Gonzalo Bernaldo el
Bastardo, antiguo tutor de los hermanos citados y en estos
momentos totalmente enemistado con ellos. De esta manera, en los
sucesos de 1483 Gonzalo Bernaldo el Bastardo, al aliarse con
su familia política, los Miranda, solo lo hace a título individual
y nunca como representante de su linaje, en el cual estaría
considerado como un verdadero desertor. Así pues, nunca hubo una
alianza entre los Miranda y los Bernaldo de Quirós contra el
corregidor Luis Mejía, el cual siempre pudo disfrutar del apoyo de
estos últimos.
Efectivamente,
el Bastardo, al que habíamos identificado también con el
Gonzalo Bernaldo sólidamente arraigado en Aller, mostrará de nuevo
su afinidad a los Miranda al hostigar desde dicho concejo a los
hombres del corregidor Luis Mejía, secundando así otras acciones
similares protagonizadas por Diego de Miranda y por el conde de Luna.
En
el otoño de 1483, Gonzalo Bernaldo llegó a tener preso en Aller al
escribano Alfonso Álvarez de Oviedo, al cual ya citamos como enviado
del corregidor en las tensas conversaciones mantenidas en San
Francisco de Oviedo en el verano previo. Gonzalo Bernaldo obligó a
este escribano a pagarle un rescate de 30.000 maravedís a cambio de
su libertad. Una vez libre, Alfonso Álvarez denunció el abuso ante
los Reyes Católicos, los cuales, desde Vitoria y a 15 de noviembre
de 1483, encargaron al propio Luis Mejía que investigara el caso.19
Sin embargo, la pesquisa correspondiente debió de quedar inacabada
debido al inesperado final del acusado.
La
muerte de Gonzalo Bernaldo de Quirós el Bastardo El año 1483
estaba siendo demasiado intenso para nuestro personaje. Aunque
contase con el apoyo de los Miranda, el enfrentamiento con los
Bernaldo de Quirós y con el corregidor acabó volviéndose fatal
para Gonzalo Bernaldo, que será perseguido incansablemente por sus
parientes de sangre con los peores propósitos. Según manifestarán
más tarde su viuda y su suegro, hacia el mes de septiembre de 1483
nuestro Gonzalo Bernaldo el Bastardo estaba escribiendo «una
carta de su mano» cuando aparecieron Gonzalo Bernaldo de Quirós el
Mozo (que consta como hermano de Juan Bernaldo, con lo que se
trata definitivamente de los sobrinos nietos de nuestro protagonista)
y Juan de Argüelles, secundados por varios hombres, con intención
de matarlo, si bien el Bastardo consiguió huir y refugiarse
en su propia casa. Lamentablemente, ignoramos cualquier otro detalle
del documento que se hallaba escribiendo en el momento de ser
atacado. El hecho de que lo escribiera personalmente («de su mano»)
implica que no disponía de un notario público, tal vez por tratarse
de un asunto urgente o quizá porque ningún escribano quisiera
arriesgarse a atender al Bastardo y atraerse así el odio de
los otros Bernaldo de Quirós.
Por
otra parte, el hecho de que nuestro personaje se hallara fuera de su
casa, expuesto a los ataques de sus parientes, tal vez se debiera a
que necesitara interrogar testigos, con lo cual pudo tratarse de
algún tipo de pesquisa. En cuanto al ataque de Gonzalo Bernaldo el
Mozo, no podemos precisar si fue provocado por la supuesta
pesquisa (porque fuese contraria a los intereses del linaje) o si tan
sólo buscaron la circunstancia ideal de que el Bastardo se
hallase más o menos indefenso
y
alejado de casa. Tampoco sabemos si la facilidad que tuvieron para
localizarlo se debiera a que el otorgamiento del documento o pesquisa
en cuestión era público y notorio (precisamente por requerir
diversos testigos o declarantes) o bien a los espías que a buen
seguro tenían los Bernaldo de Quirós entre los criados y allegados
del Bastardo. Por lo demás, la casa en la que se refugió
nuestro personaje tuvo que ser una casa fuerte como para disuadir a
sus perseguidores, y estamos tentados de pensar que podría tratarse
de alguna de las torres existentes en el concejo de Aller (donde ya
sabemos que el Bastardo estaba sólidamente arraigado); de la
mayor parte de ellas apenas conocemos datos sobre sus propietarios en
el siglo xv, con lo que podría haberse tratado de cualquiera de
ellas: la torre de Pelúgano, la de Serrapio, la de Castandiello o
incluso el castillo de Soto.(20)
Aunque
en aquel momento le sonrió la suerte, muy poco tiempo después
Gonzalo Bernaldo contrajo una extraña y fulminante enfermedad de la
que fallecería hacia octubre de 1483. Los que le asistieron entonces
declararon que tal dolencia «era de yerbas», es decir, que nuestro
personaje había sido envenenado, suponemos que por una persona de su
entorno inmediato, que seguiría órdenes secretas de los Bernaldo de
Quirós. De haber sido así, es llamativa la intención del linaje de
eliminar a Gonzalo Bernaldo el Bastardo a toda prisa y mediante el
recurso que fuera. Aunque creemos que lo que había en juego debía
de ser algo más importante que una herencia, por importante que
fuese ésta, lo cierto es que la única reacción inmediata por parte
de sus supuestos asesinos fue que Gonzalo Bernaldo de Quirós el
Mozo, actuando en nombre de su hermano Juan Bernaldo de Quirós, el
mayorazgo y verdadero líder del linaje, tomó posesión de la
herencia del difunto, seguramente argumentando razones de linaje,
pero sin respetar los derechos de la viuda e hijos del Bastardo. Es
entonces cuando tienen lugar las quejas y denuncias de Elvira de
Quirós y de Juan de Oviedo, respectivamente viuda y suegro del
difunto, quienes ruegan a la Corona que imparta justicia sobre el
caso, estimando además que la herencia del Bastardo usurpada por sus
parientes constaba de bienes y dinero por el valor de los 200.000
maravedís que había aportado como dote doña Elvira en el momento
de su matrimonio, así como de los 500.000 maravedís en que se
tasarían los bienes adquiridos posteriormente por ella y su difunto
marido en los diez años que había durado su matrimonio. Atendiendo
a estas peticiones, los Reyes Católicos, por dos cartas dadas en
Vitoria a 23 y 24 de diciembre de 1483, ordenan al corregidor Luis
Mejía que proteja a doña Elvira en la posesión de sus bienes y que
investigue la muerte de Gonzalo Bernaldo.(21) No creemos que tal
resolución satisficiera en modo alguno a los demandantes: ya hemos
visto cómo unos meses atrás, en la frustrada junta general, se
había demostrado tanto la enemistad entre el Bastardo y el
corregidor como el entendimiento entre dicho funcionario regio y los
Bernaldo de Quirós. Por ello es difícil creer que Luis Mejía se
tomase verdaderamente en serio un encargo regio cuyo cumplimiento
habría implicado romper sus buenas relaciones con los poderosos
Bernaldo de Quirós por atender a la familia de quien, por añadidura,
se había mostrado como enemigo del propio corregidor. El hecho de
que en los meses siguientes sigan figurando Juan Bernaldo, Gonzalo
Bernaldo el Mozo y Juan de Argüelles en la documentación
asturiana, protagonizando diversos negocios públicos e incluso
nuevos incidentes con la justicia, sin volver a ser citados por el
caso del Bastardo, es buena prueba de cómo el corregidor
eludió cualquier actuación seria en la resolución del asesinato.
***
En
cuanto a la familia que dejó nuestro protagonista, es muy poco lo
que podemos decir sobre sus hijos. En las cartas regias de diciembre
de 1483 antes aludidas, se indica que Gonzalo Bernaldo y Elvira de
Quirós habían tenido al menos dos hijas y un hijo cuyos nombres no
constan y que aún eran menores de edad cuando murió su padre en
aquel año, lo que no podría ser de otra manera si tenemos en cuenta
que las citadas cartas indican que por entonces Gonzalo Bernaldo sólo
llevaba diez años casado con Elvira de Quirós. Pero tenemos
noticias de un Pedro Bernaldo de Quirós que sería otro hijo de
Gonzalo Bernaldo y que antes de la muerte de su padre ya estaba
casado, lo que nos hace suponer que por entonces ya sería mayor de
edad y, por lo tanto, no podría ser hijo de Elvira de Quirós, sino
que habría nacido de una relación anterior del Bastardo con
otra mujer. Así pues, en un momento previo a 1483, Pedro Bernaldo se
habría casado con Sancha Fernández de Ordás, cuyo apelativo indica
origen leonés, si bien no pudo aportar los bienes de arras por valor
de 100.000 maravedís ni la suma en metálico de 15.000 maravedís
que su padre se había comprometido por escrito a facilitarle para su
matrimonio. Desconocemos los motivos de Gonzalo Bernaldo para no
entregar los bienes prometidos, pero, en cualquier caso, tal hecho no
impidió que Pedro Bernaldo pudiera asentarse en Aller (que
nuevamente figura como territorio de arraigo de la familia) y que
secundase a su padre en sus correrías por la región, pues ya hemos
visto cómo en el memorial dirigido por el corregidor Luis Mejía a
los Reyes Católicos en el verano de 1483 se solicitaba que, entre
otros caballeros asturianos, acudiesen Gonzalo Bernaldo de Quirós y
su hijo Pedro Bernaldo de Quirós a la Corte para rendir cuentas de
sus actos.
Tras
el asesinato de su padre, la situación patrimonial de Pedro Bernaldo
se habría complicado aún más cuando uno de los inductores del
crimen, Juan Bernaldo de Quirós, el mayorazgo del linaje, se apropió
por la fuerza de la hacienda del difunto (según hemos señalado ya
al indicar las quejas de su viuda doña Elvira al respecto).
De
esta manera, habiendo sido todo denunciado, desde Medina del Campo y
a 28 de febrero de 1489, los Reyes Católicos encargan a Alfonso de
Valderrábano, nuevo corregidor en el Principado de Asturias, que
investigue la existencia y contenido del escrito que asignaba a Pedro
Bernaldo de Quirós su parte de herencia y que sentencie sobre el
caso.22 Desconocemos cómo se desarrolló este proceso judicial, pero
tampoco creemos probable que el demandante consiguiera algún
resultado positivo de su enfrentamiento con los temibles Bernaldo de
Quirós.
Sobre
la viuda, Elvira de Quirós, parece ser que contrajo un segundo
matrimonio con otro pariente suyo, Alvar Díaz de Miranda, el cual
nos consta que era hijo de Rodrigo de Quirós (hermano, a su vez, de
Diego de Miranda, y por tanto primo en segundo grado del propio
Bastardo). De este modo, el 22 de marzo de 1504, Elvira de
Quirós, secundada por su nuevo marido, Alvar Díaz de Miranda, por
entonces avecindados en el concejo de Salas, ganaron una sentencia
favorable en un pleito contra su hermana doña Beatriz de Quirós y
su marido Nuño Bernaldo de Quirós (hermano de Juan Bernaldo y de
Gonzalo Bernaldo el Mozo) por la propiedad de una casa en
Oviedo perteneciente a la herencia de Juan de Oviedo, padre de ambas
hermanas.(23)
Finalmente,
cabe advertir que los Bernaldo de Quirós no solo se atrevieron con
el asesinato de nuestro personaje, sino que en los meses siguientes
sus objetivos fueron el referido Juan de Oviedo y algunos de sus
hijos. De esta manera, en los primeros meses de 1484, Juan Bernaldo
de Quirós y su hermano Gonzalo Bernaldo el Mozo indujeron a
su fiel Juan de Argüelles (también implicado en el asesinato del
Bastardo) a dirigir dos ataques simultáneos para matar a dos
hijos de Juan de Oviedo: así, Julián es asesinado en el monasterio
de San Francisco de Oviedo, y a Juan lo matan en la catedral, donde
el propio Juan de Oviedo recibe varias cuchilladas. En los años
siguientes habrá varias pesquisas y sentencias judiciales, y de
nuevo los Bernaldo de Quirós quedarán impunes, si bien en 1493 la
Santa Hermandad detendrá y ejecutará a Juan de Argüelles, hecho
que marcará la decisión de los Argüelles de abandonar el bando de
los Bernaldo de Quirós.(24)
EL
SEPULCRO DEL BASTARDO : UNA PROPUESTA DE INTERPRETACIÓN
Aunque
no parece que el caso del asesinato de Gonzalo Bernaldo de Quirós el
Bastardo tuviera una resolución judicial, el acontecimiento
debió de levantar gran revuelo en la región, e incluso pudo
provocar fuertes tensiones en lo referente al lugar y forma de su
sepultura.
En
principio, causa sorpresa que se enterrase al Bastardo nada
menos que en el ábside de San Francisco de Oviedo, cuando dicho
lugar era prácticamente un espacio de enterramiento exclusivo para
los principales miembros del linaje de los Bernaldo de Quirós,
independientemente de que en el crucero de dicha iglesia hubiese
sepulcros de otros linajes incluso rivales de ellos, como los Valdés,
los Martínez de Oviedo o los propios Miranda. Desde luego, ni Juan
Bernaldo de Quirós ni sus hermanos podían aceptar de buen grado que
el Bastardo, cuyo asesinato habían provocado, recibiese
sepultura en el espacio privilegiado de su linaje, y además en un
sepulcro cuyo lujo y ostentación superaba a cualquiera de las
sencillas tumbas de pavimento utilizadas hasta entonces por dicho
linaje. Por ello, aunque no dispongamos de documentación, la lógica
supone que el lugar de enterramiento y el sepulcro de nuestro
protagonista resultaran de una difícil y seguramente tensa
negociación entre su familia política, representada por Diego de
Miranda y Juan de Oviedo, por un lado, y sus parientes de sangre,
pero a la vez enemigos, los Bernaldo de Quirós, por otro. El acuerdo
final incluiría condiciones impuestas mutuamente que explicarían
los rasgos aparentemente contradictorios del sepulcro, cuya datación
puede fijarse definitivamente a partir de los últimos meses de 1483:
1)
El emplazamiento privilegiado del sepulcro, bajo un arcosolio en el
lado de la Epístola de la capilla mayor de la iglesia conventual de
San Francisco de Oviedo, tuvo que ser exigido por Diego de Miranda y
Juan de Oviedo en la medida en que Gonzalo Bernaldo era,
indudablemente, un Bernaldo de Quirós.
De
todas formas, es posible que, al tener que aceptar la exigencia, los
Bernaldo de Quirós consiguieran al menos eludir en parte las
evidencias que los apuntaban como los asesinos del Bastardo.
- Por otra parte, también era público y notorio que Gonzalo Bernaldo era de naturaleza ilegítima, lo cual, llevado al grado máximo de rigor por parte de los Bernaldo de Quirós, supuso que los tres escudos que se hubieran de labrar en el sarcófago estuvieran todos atravesados por la barra de bastardía, lo cual suponía un claro desprestigio para el difunto. De todas formas, dicha barra aparece formalmente camuflada bajo la apariencia de una rama de árbol, lo cual ha dado lugar a algunas confusiones entre los heraldistas.25 Por lo demás, cada escudo tiene por orla exterior un cordón franciscano, tal y como era común en otros escudos del linaje localizados en la iglesia de San Francisco. Sobre los extremos del arco, reconstruido en el Museo Arqueológico de Asturias, se han colocado dos escudetes de los Bernaldo Quirós desprovistos de la barra de bastardía pero que tal vez no procedan de este sepulcro.
3)
El extraño y algo forzado epitafio tuvo que resultar de condiciones
exigidas por ambas partes. El hecho de que el difunto aparezca
nombrado como «Go(n)zalo Bernaldo de Q(u)irós, fijo de Jua(n)
Bernaldo de Q(u)irós, Bastardo» habría sido exigido por los
Bernaldo de Quirós para insistir nuevamente en el origen Bastardo
del fallecido. Pero el resto de la inscripción debió de ser una
propuesta de Diego de Miranda y Juan de Oviedo para avergonzar a los
Bernaldo de Quirós, echándoles en cara indirectamente su ingratitud
al recordar los antiguos servicios de Gonzalo Bernaldo prestados a su
propio linaje cuando se hizo cargo de las sucesivas minorías de edad
de Iván Bernaldo y Juan Bernaldo: «[…] Bastardo,
el qual governó la Casa de Quirós después de la muerte de Lope
Bernaldo fasta q(ue) / Yvá(n) Bernaldo fue o(m)bre, e después en
vida de Yvá(n) Bernaldo fasta q(ue) Juan Bernaldo, su fijo, fue
o(m)bre, e por mandado de Yvá(n) Bernaldo». La ausencia de
la fecha pudo deberse al acuerdo tácito entre las dos partes de
eludir todo recuerdo a las extrañas circunstancias del fallecimiento
del Bastardo.
- La ejecución material del sepulcro debió de correr a cargo de Diego de Miranda y de Juan de Oviedo. El monumento en cuestión consiste en un sarcófago de piedra sostenido sobre tres leones y decorado con los tres escudos, y una lauda con el epitafio y una estatua yacente del difunto que lo retrata de manera simplificada pero resaltando sus atributos guerreros (espada, armadura…), y al que acompaña un paje arrodillado que sostiene el yelmo, y un perro dogo con collar. Desde luego, los Bernaldo de Quirós no iban a aportar suma alguna para honrar a quien habían asesinado por considerarlo un desertor de su propia familia. Tampoco la viuda y los hijos del Bastardo debían de estar en una situación económica muy ventajosa como para costear una tumba monumental, ya que la herencia del difunto había sido usurpada por los Bernaldo de Quirós. En cambio, semejante esfuerzo financiero podría ser fácilmente asumible tanto por Juan de Oviedo como por Diego de Miranda. De hecho, Diego de Miranda había mandado hacer recientemente su propia sepultura en el crucero de la misma iglesia (en un acto de simple previsión, pues no moriría hasta varias décadas después),26 y seguramente llamó al mismo taller escultórico para que realizara la tumba del Bastardo, ya que la relación estilística entre el sepulcro de Diego de Miranda y el de Gonzalo Bernaldo el Bastardo parece evidente.27 Su volumen y alzado supusieron además que la sepultura de Gonzalo Bernaldo fuese significativamente la única de las de su linaje situadas en el ábside de San Francisco que era visible para los fieles que asistieran a misa desde el crucero y la nave de la iglesia, que no podrían apreciar las demás tumbas de los Bernaldo de Quirós por estar situadas al nivel del suelo. Desde luego, la costosa inversión de Diego de Miranda en la tumba del Bastardo no se habría debido tanto a la buena relación que hubo entre ambos como, seguramente, al deseo de los Miranda de humillar por los medios más sutiles a sus enemigos los Bernaldo de Quirós en un ámbito con tanta significación como el funerario.(28)
APÉNDICE
DOCUMENTAL
1
1483,
diciembre, 23. Vitoria.
Carta
de amparo otorgada por los Reyes Catolicos a Elvira de Quiros, mujer
que fue de Gonzalo Bernaldo de Quiros, ya difunto, como tutora de sus
hijos.
A.-
Simancas, Archivo General de Simancas, Registro General
del
Sello, 1483, diciembre, 23, f. 43.
Don
Fernando et donna Ysabel, etç., de los alcaldes e otras justiçias
qualesquier de la nuestra Casa e Corte e Chançillería, e a todos
los corregidores, alcaldes e otras justiçias qualesquier del nuestro
Prinçipado de Asturias de Oviedo, salud e gracia.
Sepades
que Elvira de Quirós, muger que fue de Gonzalo Bernaldo de Quirós,
ya defunto, nos fizo relaçión por su petiçión diziendo qu’ella
tyene e posee çiertos bienes, asy de su dote y arras commo de los
bienes que uvieron multyplicado ella et el dicho su marido estando
casados, e asymismo los otros bienes que fueron et fincaron del dicho
su marido, en nombre de sus fijos et commo su madre e tutriz, e que
se teme e reçela que algunas personas por odio e enemistad que con
ella han e tyenen nla querrán despojar de los dichos sus bienes por
fuerça e contra su voluntad syn ella e los dichos sus fijos ser
sobr’ello llamados a juyzio e oydos e vençidos por fuero e por
derecho ante quién e commo devan, en lo qual todo diz que sy asy
pasase, que ella e los dichos sus fijos reçebirían mucho agravio e
danno. Et nos suplicó e pidió por merçed çerca d’ello con
remedio de justiçia le proveyésemos mandándola defender et anparar
en la dicha su posesión o commo la nuestra merçed fuese. E nos
tovímoslo por bien, por que vos mandamos a todos et a cada uno de
vos en vuestros logares e juridiçiones que sy así es que la dicha
Elvira de Quirós á tenido e poseydo, e tiene e posee paçíficamente
los dichos bienes [interlineado: por justos e derechos
títulos] que fueron e fincaron del dicho su marido, et sobr’ello
non ay pleyto pendiente nin sentencia pasada en cosa judgada,
la
defendáys e anparéys en la dicha su posesión e non consyntades nin
dedes logar que ella nin los dichos sus fijos sean d’ellos
desapoderados nin que sobr’ello les molesten nin ynquieten contra
derecho fasta tanto que sean sobr’ello llamados a juyzio e oydos e
vençidos por fuero e por derecho ante quién e commo devan. Et los
unos nin los otros, etç., con pena de dies mill maravedís.
Enplasamiento llano.
Dada
en Bitoria, a xxiii del mes de dizienbre, anno del senor de
mcccc1ºlxxxiii annos.
Episcopus
palentinus. Juanes, dotor. Andreas, dottor. Guterrius, liçenciatus.
Alfonsus, dottor. Yo, Luis del Castillo, etç.
2
1483,
diciembre, 24. Vitoria.
Iniciativa
de los Reyes Catolicos dirigida al corregidor de Asturias de Oviedo,
a peticion de Juan de Oviedo y su hija Elvira, viuda de Gonzalo
Bernardo de Quiros, sobre la usurpacion de los bienes de esta y de
sus hijos
A.-
Simancas, Archivo General de Simancas, Registro General del Sello,
1483, diciembre, 24, f. 229.
Don
Fernando et donna Ysabel, a vos, Luys Mexía, nuestro corregidor del
nuestro Prinçipado de Asturias de Oviedo, salud et gracia. Sepades
que Juan de Oviedo, por sy et en nombre de Elvira, su fija, muger que
fue de Gonçalo Bernaldo de Quirós, ya defunto, nos fizo relaçión
diziendo que él dió a la dicha su fija en dote et casamiento con el
dicho Gonçalo Bernaldo dozientas mill maravedís en oro et plata e
heredades e otras cosas, que el dicho Gonzalo Bernaldo le mandó e
dió en arras çiertas heredades. Et que estovieron casados por
espaçio de diez annos, en los quales diz que ganaron et
multiplicaron más de quinientas mill maravedís. Et que ovieron un
fijo e dos fijas que son menores de hedad, e que puede aver tres
meses poco más o menos que, estando el dicho Gonçalo Bernaldo
escriviendo una carta de su mano, salvo e seguro, que Juan de
Argüelles, juntamente con Gonzalo Bernaldo de Quirós, hermano de
Juan Bernaldo, con çiertos onmes suyos e del dicho Juan Bernaldo,
llegaron en asechanças et quisieron matar al dicho Gonçalo
Bernaldo. Et que de fecho lo pusyeran en obra salvo porque se acojió
a su casa, et que dende a un mes poco más o menos el dicho Gonzalo
Bernaldo, su yerno, adoleçió de una dolençia que todos diz que
afirmavan segund la calidad d’ellas, que era de yerbas, de la qual
diz que falleçió et pasó d’esta presente vida; e que agora diz
que’l dicho Gonzalo Bernaldo el moço fue a la casa del dicho
Gonzalo Bernaldo, ya defunto, en que la dicha su fija [tachado:
estava; interlineado: quedara], e que se apoderó de la
dicha casa et de todos los sus bienes e heredamientos que el dicho
Gonzalo Bernaldo et la dicha su muger tenían, ndiziendo que lo fazía
en nonbre de Juan Bernaldo, su hermano, en lo qual todo diz que sy
asy pasase, que él et la dicha su fija recibirían mucho agravio e
danno.
Et
nos suplicó et pidió por merçed que, pues que a nos perteneçe
anparar e defender las biudas e no dar lugar que les sea fecho
agravio alguno, que a nuestra merçed plugiese mandarle / restituyr
et tornar sus bienes, et que no diésemos logar qu’ella d’ellos
fuese despojada fasta tanto que ella fuese entregada del dicho su
dote e arras, e los bienes que allende d’esto quedasen, que ella
commo madre legítima de los dichos sus fijos lo toviese, et mandando
que los dichos sus fijos non le fuesen quitados fasta tanto que
fuesen de hedad o que sobr’ello le proveyésemos con remedio de
justiçia commo la nuestra merçed fuese. Por que vos mandamos que
luego veades lo susodicho, et llamadas e oydas las partes a quien
atanne, lo más brevemente e syn dilaçión que ser pueda, fagades e
administredes sobr’ello entero cunplymiento de justiçia al dicho
Juan de Oviedo et la dicha su fija por manera qu’ellos la ayan et
alcançen, et por el defeto d’ella no tengan cabsa nin rasón de se
venir nin enbiar más a quexar sobr’ello ante nos.
E
non fagades ende al [tachado: con p] etç., con pena de diez
mill maravedís. Enplasamiento llano.
Dada
en la çibdad de Vitoria, a veynte et quatro días del mes de
disiembre, anno del sennor de MCCCCºLXXXIII annos.
El
obispo de Palençia. Iohanes, dotor. Antón, dotor. Alfonso, dotor.
Yo, Luys del Castillo, escrivano de Cámara, etç.
FUENTES
DE INFORMACIÓN Y BIBL IOGRAFÍA CITADAS
Fuentes
documentales inéditas aco: Archivo Capitular de Oviedo. ags: Archivo
General de Simancas, rgs (Registro General del Sello).
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- (1989): «El viaje de Carlos I por Asturias», en Estudios de historia de Asturias, Gijón, pp. 197-233.
a
Diego de Myranda, que estava en el monasterio de Sant Francisco de
esta cibdad, y a Gonzalo Bernaldo de Quirós, cómo él avía sabido
que ellos avían venydo al dicho monasterio con grand pieça de gente
armados […] fasta ciento e cinquenta onbres, e […] que derramase
la dicha gente e quedase con los onbres que solyan traer consigo […];
e otrosy: […] que porque hera cierto […] que el dicho Diego de
Miranda quería faser una casa fuerte en el concejo de Quirós, en el
lugar que disen de Ricabo, que es jurisdicción del señor obispo de
Oviedo […], por rasón que Juan Bernaldo de Quirós se quexava de
ello e aún el señor obispo […] le avía escripto por su carta que
la non consentiese faser […] la reyna […] le avía dado una su
carta patente para que el conde de Luna no fisiese ni poblase casas
fuertes ny castillos en los concejos de Cangas e Tyneo ny otras
personas en este Principado […]. Por ende,
que mandava […] al dicho Diego de Miranda y Gonzalo Bernaldo: lo
uno, que derramasen la dicha gente […], e al dicho Diego de Myranda
que no fisese la dicha casa fasta en tanto que’l rey e reyna,
nuestros señores, […] sobre ello proveyesen como fuese su
servicio» (Cooper, 1991, ii: doc. nº 1, 151; Uría Ríu, 1979:
122-124).
15
Diego de Miranda se defiende y acusa al mismo tiempo afirmando «que
yo no quiero […] faser ny tener castillo roquero e impunyble como
lo tyene Juan Bernaldo de Quirós en una peña roquera en el dicho
concejo de Quirós, de donde dapnos e males e muertes se han
recrescido». Seguidamente, junto con Gonzalo Bernaldo de Quirós,
expone una lista de defectos del corregimiento, sobre todo la
parcialidad con Suero de Caso y Alfonso de Caso, «que han fecho
fechos feos, quemando e ponyendo fuego a una casa de Juan González
de la Torre, vesyno de Onys […], e prendió e fiso cárcel privada
de
(NOTAS
a pié de página)
1.-
A espera de la publicación de nuestra tesis doctoral (La nobleza
en Asturias durante la Baja Edad Media: origen y evolucion de linajes
representativos), puede consultarse el árbol genealógico
elaborado por Diego Santos (1996: 271), hecho exclusivamente a partir
de la abundante epigrafía funeraria procedente del desaparecido
monasterio de San Francisco de Oviedo.
2.-
González Calle (2004: 316-317).
3.-
La incursión sobre Huéscar es narrada por Pérez de Guzmán (1953:
año
28º,
cap. 5). En cuanto al traslado de la cláusula del testamento, se
recoge en
Aco,
serie A, carp. 29, nº. 16.
4.-
El año del fallecimiento ha podido ser establecido por nosotros con
cierta precisión (La nobleza en Asturias durante la Baja Edad
Media, en prensa). Las circunstancias del mismo son narradas por
García de Salazar (1967, iv: 163), aunque, por lo general, los datos
genealógicos aportados por este autor están llenos de errores.
5.-
Álvarez Álvarez (1982: 198, n. 30).
6.-
La justificación argumentada es «por trabajar como trabajó por su
persona e con sus parientes e amigos para que vengan a mi obediencia
e servicio Yván Bernaldo de Quirós e Gonçalo Bernaldo de Quirós,
vezinos del mi Principado de Asturias de Oviedo» (Uría Ríu, 1989:
229, n. 53).
7
.- Traslado del 23 de enero de 1477 (ags, rgs, 1477, enero, 23,
f. 13).
8.-
Así consta en una carta escrita por Juan de Ordás a Pedro de
Remondo, fechada en el lugar de Santa Cristina y en 1476 (García
Lobo, 1999: doc. nº 1, 3.982).
9.-
En la lauda sepulcral de Iván Bernaldo de Quirós, procedente del
desaparecido
monasterio
de San Francisco de Oviedo, figura como fecha de su fallecimiento el
2 de mayo de 1476 (Diego Santos, 1993: nº 1, 125). En cuanto a la
enfermedad de la lepra como causa de su muerte, véase el documento
aportado por Fuertes Arias (1909, ii: doc. nº 1, xxv).
10.-
La carta regia informa de «cómmo don Dyego Ferrández de Quinones,
conde de Luna, e sus anteçesores, de grand tiempo a esta parte, han
estado, e el dicho conde está, en posesión paçífica e en
costumbre de levar çiertos fueros, e derechos, e yantar, e
escrivanía e apresentaçión del conçejo de Aller, que es en este
nuestro dicho Prinçipado, e agora paresçe ser que Gonçalo Vernaldo
de Quirós ganó de nos una carta de merçed de los dichos fueros, e
derechos, e jantar, e escrivanía e apresentaçión, a los quales le
mandamos acudyr, lo qual dize que fue e es en perjuyçio e danpno del
dicho conde de Luna, e porque el dicho conçejo e lugar de Aller
sería forzado por el dicho conde, e asymismo por el dicho Gonzalo
Vernaldo de Quirós, sy esto non se determinase e vyese quién lo
devía aver e levar, e al dicho conçejo sobr’ello le serían
fechas prendas e represarias, e reçebiría grandes costas e danpnos,
e sería dar cavsa para que pagasen dos veses los dichos fueros e
derechos» (ags, rgs, 1478, febrero, 4, f. 100).
11.-
El rey recuerda «que don Diego Ferrández de Quinones, conde de Luna
e del mi Consejo, me fizo relaçión disiendo que los fueros, e
derechos, e yantar, e escrivanía e presentaçión d’ese dicho
conçejo es suyo e le perteneçe aver porque diz que los ha llevado
fasta aquí su abuelo e padre e él, e an estado e está él en
posesyón paçífica por justos e derechos títulos de los aver e
llevar e cobrar, e les han seydo acudidos con ellos por los
recabdadores e arrendadores e otras personas que han seydo en el
dicho conçejo de Aler, e que Gonzalo Bernaldo de Quirós ganó e
ynpetró de mí una carta de merçed de los dichos fueros, e
derechos, e yantar, e escrivanía e presentaçión con relaçión que
él fizo que le yo podía faser merçed d’ellos e non me fasiendo
saber cómmo el dicho conçejo los tenía e poseya, e que a esta
causa ha procurado el dicho Gonçalo Bernaldo de Quirós de ge lo
otener e ocupar e enbargar syn él ser sobre ello primeramente
llamado a juysio e vençido por fuero e por derecho ante quién e
commo deva» (ags, rgs, 1478, junio, 16, f. 112).
12.-
La reina informa cómo «en el conçejo de Aller, que es en el mi
Prinçipado de Asturias de Oviedo, et en sus comarcas, andan algunos
malfechores et otros acotados e encartados, los quales diz que con
poco themor de Dios e mío, e en menospreçio de la mi justiçia,
fasen atrebimiento de robos e muertes de omes, e que andan levantando
e escandalizando el dicho conçejo e comarca, en los quales los mis
corregidores e justiçias non han podido nin pueden esecutar la mi
justiçia, porque diz que quando los dichos mis corregidores e
justiçias van al dicho concejo se absentan e andan por las syerras
et montes, e los non pueden aver, e porque a servicio de Dios e mío
e a la esecuçión de la dicha mi justiçia es muy conplidero que
ellos sean punidos e castigados, mandé dar esta mi carta para vos,
por la qual vos mando que sy en el dicho conçejo e comarca podierdes
aver algunos de los susodichos
que sean públicos malfechores o encartados, los prendades los
cuerpos, e asy presos les enbiéys e entreguéys a buen recabdo a
Rodrigo de Salazar, mi juez e pesquisydor del dicho prinçipado, o a
otro qualquier que fuere mi corrigidor d’él, para qu’él proçeda
contra ellos e contra sus bienes» (ags, rgs, 1480, noviembre, 15, f.
38).
13.-
La reina se dirige «a vos, Rodrigo de Salazar, mi pesquisidor en el
dicho prinçipado, e a vos, Gonçalo Bernaldo Quirós»,
informándoles de cómo «avemos mandado dar nuestras cartas e
provisyones patentes e mensajeras […] para todas las personas que
buldas de santa yndilgençia de Canaria tomaron e reçibieron, et
asymismo para todas las personas que se enpadronaron para tomar la
dicha bula de Canaria e para todos los thesoreros e otras personas
que han tenido e tovieron cargo de las dichas buldas e de cobrar e
recabdar todos los maravedís d’ellas, que luego que con las dichas
mis cartas fuesen requeridos, syn dilaçión nin escusa algunna,
acudan con todos los maravedís de las dichas bullas a Diego de Soria
e a Gregorio Pinelo, deposytarios de todos los dichos maravedís de
la dicha yndulgençia de Canaria nonbrados por el rey, mi sennor, e
por mí para ello, segund que esto e otras cosas maes largamente en
las dichas mis cartas e provisyones se contiene. Los quales
dichos
Diego de Soria e Gregorio Pynelo me han fecho relaçión diziendo que
Ruy Sánchez de la Vega, thesorero que fue de los maravedís de la
dicha yndulgençia de Canaria en el dicho obispado de Oviedo, es
fallesçido e pasado d’esta presente vida, et que por su fin e
muerte algunas personas que tenían se han alçado con ello e non
quieren pagar lo que deven nin venir ante ellos a les dar cuenta con
pago de lo que asy resçibieron de los maravedís de la dicha bulda,
e que asymismo los enpadronadores e otras personas que tenían cargo
de enpadronar e asentar en los padrones a las personas que toman e
resçibían las dichas bullas non quisieron mostrar los dichos
padrones, e que los que tomaron las dichas bullas non quieren pagar
lo que deven e son en cargo, et otrosy, que algunos frayles e
predicadores que andovieron a predicar la dicha bulla diz que han
enbaraçado la recabdança de los dichos maravedís d’ella, lo
qual, sy asy oviese de pasar, sería grant deservicio de Dios e mío,
e en grand danno e mengua de la dicha ydulgençia e peligro de sus
ánimas».
Así,
la reina les nombra «mis jueses meros esecutores que para ello vos
nombro e a cada uno de vos, que luego que con ella fordes queridos
por parte de los dichos Diego de Soria o por quien su poder d’ellos
[sic] oviese, sepades quién e quáles personas tomaron las
dichas bullas e se enpadronaron para las tomar en el dicho obispado
de Oviedo, e quién son los que tovieron cargo e poder del dicho Ruy
Sánchez de la Vega para cobrar e recabdar los dichos maravedís de
las dichas bullas o qualquier parte d’ellos, o recabdaron sin su
poder, asý frayles, pedricadores [sic], commo otras
qualesquier personas e en otra qualquier manera, maravedís algunos
[que] devan a la dicha negoçiaçión e al dicho Ruy Sánchez de la
Vega; e sabida la verdad, syn estrépito e figura de juysyo, e syn
dar logar a luengas nin dilaçiones de maliçia, costringades e
apremiedes por todo rasón de derecho a las tales personas que asy
son en cargo, en qualquier manera de qualesquier maravedís de la
dicha indulgencia, o la ovieron deposytado, en luego lo dar e pagar,
e recudan con todo ello a los dichos Diego de Soria e Gregorio
Pinelo, e a quien su poder oviese realmente e con efeto syn que en
ello aya más dilaçión nin escusa, e sy las tales personas o
persona non los quesyeren luego dar e pagar, por esta mi carta vos
mando que luego les prendades los cuerpos e secrestedes todos sus
bienes muebles e rayses e semovientes doquier que los fallardes, e
los vendades e rematedes nen pública almoneda, e de los maravedís
por que fueron vendidos los dichos sus bienes agora sean vendidos por
poco o por mucho fagades luego pago a quienes su poder de los dichos
Diego de Soria e Gregorio Pinelo lo
ovier, para los cobrar e resçebir» (ags, rgs, 1480, diciembre, 18,
f. 56).
un
fijo suyo, e lo llevó e tomó preso en un castillo roquero que tyene
fecho […] en el concejo de Piloña, en el lugar que disen Ferrán,
de donde muchos males y dapnos se han fecho […]. E a este Suero de
Caso e Alfonso, su hermano, el dicho corregidor los acogió e fiso
acoger a la alcáçar de esta cibdad de Ovyedo que tiene el conde de
Luna, e Álvaro de Solís por él; e […] este Suero de Caso et
Alfón, su hermano, con más de dosyentos onbres, estando en amor e
amystança con Diego de Valdés, nuestro pariente, […] vyno a la
villa de Villaviciosa […] la noche del día de Sant Juan que agora
pasó […] por le prender e ferir e matar sy Dios no le delibrara, e
a esta cabsa se han alboroçado todos los grandes y común de este
Principado» (Cooper, 1991, ii: doc. nº 1, 151; Uría Ríu, 1979:
122-124).
16.-
Cooper (1991, ii: doc. nº 1, 151); Uría Ríu (1979: 122-124).
17.-
«Primeramente, carta en forma para que luego salgan del Principado e
vengan a la Corte, Diego de Miranda, e Lope de Quirós e Diego de
Quirós, sus hijos; Gonzalo Bernaldo de Quirós e Pero Bernaldo de
Quirós, su hijo; Fernando de Valdés, e Álvaro e Fernando, sus
hijos; Suero de Caso e Diego de Caso, hijo de Joan de Caso; Sancho de
Estrada e Fernando de Tuergrandas, su hermano; Fernando de Estrada e
sus hijos, Gonzalo de Estrada e sus hijos, e Gonzalo de Argüelles, e
con ellos los otros que hí ovieren, que cumplan salir de la tierra
del día que fueren requeridos hasta nueve días primeros siguientes,
e dende los otros diez días, se presenten ante el rey o ante la
reina, nuestros señores, e ante la merced de los nuestros reyes, e
d’ella non partan sin mandamiento de sus altezas, e con acuerdo de
la merced de vosotros señores, e si dentro d’este término no
salieren de la tierra, que los prendan e enbíen presos a sus costas
e les secuestren los bienes» (Rubín, 1969: 103; Uría Ríu, 1979:
119-121). Sobre la datación precisa de este memorial, véase
González Calle («Luchas de bandos en Asturias en la época de los
Reyes Católicos», en prensa).
18.-
Así lo expresa Cuartas Rivero (1983: 149): «En 1483, ambas familias
responden al unísono a la citación del corregidor Luis Mexía, para
Diego de Miranda, acusado de construir una casa fuerte y de abusos en
los concejos […]. Los linajes alegan que, dada la actuación del
corregidor hacia el principado, en donde intenta ser juez y parte, se
ven obligados a defender a la región, y le acusan de ser el causante
de muertes y desórdenes».
19.-
Los Reyes Católicos se dirigen a Luis Mejía informándole de cómo
«Alfonso Álvarez de Oviedo nos fiso relaçión desiendo que puede
aver [en blanco] annos, poco maes o minos, que Gonçalo
Bernaldo de Quirós le prendió e tovo preso en una casa fuerte suya
que diz que tiene en el conçejo de Aller, e que le llevó trynta
mill maravedís por que le soltase de la dicha presión, e que commo
quier que le ha requerido por muchas veses que le dée e pague los
dichos trinta mill maravedís, diz que lo non ha querido nin quiere
faser, poniendo a ello sus escusas e dilaçiones yndevidas, en lo
qual diz que sy asy pasase, qu’él resçebería mucho agravio e
danno, e nos suplicó e pedió por merçed d’ello con remedio de
justiçia» (ags, rgs, 1483, noviembre, 15, f. 221).
Podemos
comprobar cómo se alude a que el secuestro de Alfonso Ávarez de
Oviedo se habría producido varios años antes que no se especifican
al haberse dejado el espacio en blanco. Pero creemos que se trata de
un error del escribano, pues dadas las implicaciones políticas de
los afectados, el secuestro solamente encaja con los conflictos
derivados de la venida del corregidor Luis Mejía, apenas seis meses
antes.
20.-
Descartamos la torre de El Pino porque perteneció con certeza al
linaje local de los Ordóñez del Pino. Sobre las demás, véase
Avello Álvarez (1991: 114-117), salvo la de Castandiello, de la que
sólo consta que estuvo vinculada a los Bernaldo de Quirós y a los
Miranda a comienzos del siglo xv, pero sin que sepamos su destino
final (González Calle, 2004: 316).
21.-
Véanse los documentos 1 y 2 del apéndice documental. En ambas
cartas regias se exponen con detalle los incidentes relacionados con
el supuesto asesinato de Gonzalo Bernaldo de Quirós el Bastardo
y la usurpación de su herencia.
22.-
En la carta regia dirigida al corregidor se informa cómo «Pedro
Bernaldo de Quirós, vecino del concejo de Aller, por sy e en nombre
de Sancha Fernández d’Ordás, su muger, nos hiso relación por su
procurador deziendo que al tiempo que él casó con la dicha su
muger, Gonzalo Bernaldo de Quirós, su padre, le ovo mandado en
casamiento çiento e quinze mile maravedís: los quinze mil maravedís
en dineros contados e los otros çient mille maravedís restantes en
heredamientos e otras cosas que valiesen los dichos çient mill
maravedís, segund que esto e otras cosas maes largamente se contiene
en un escripto e obligación que’l dicho Gonzalo Bernaldo de
Quirós, su padre, fiso e otorgó; e commo quier qu’él ha
requerido al dicho su padre por muchas veses que le diese e pagase
los dichos çiento e quinse mill maravedís que asy le mandó en
casamiento, diz que lo non quiso faser, e que agora el dicho su padre
es fallecido e pasado d’esta presente vida, el qual dexó bienes de
que se pudiesen pagar los dichos maravedís, los quales diz que
quedaron en poder de Juan Bernaldo de Quirós, vecino del dicho
conçejo, al qual ansymismo requerió, commo a cabeçalero del dicho
su padre, que le pagase los dichos maravedís, diz que lo non ha
querido faser, poniendo a ello sus escusas e dilaciones indebidas, en
lo qual todo diz que sy asy pasase, qu’él recibiría mucho agravio
e danno» (ags, rgs, 1489, febrero, 28, f. 117).
23.-
Uría Ríu (1949: 4, n. 2); Cuartas Rivero (1983: 93 y 157). Si
tenemos en cuenta las implacables persecuciones de los Bernaldo de
Quirós contra Juan de Oviedo y sus hijos y allegados, el matrimonio
entre Nuño Bernaldo y doña Beatriz, hija precisamente de Juan de
Oviedo, sólo se explica como un pacto de tregua entre ambas partes.
De todos modos, parece claro que las antiguas enemistades afloraron
de nuevo entre Beatriz y su hermana Elvira, seguramente inducidas por
sus respectivos maridos, ambos miembros de linajes y bandos rivales.
24.-
El caso ya ha sido estudiado con cierto detalle por Cuartas Rivero
(1983: 91, 166, 262 y 277). Nosotros hemos aportado nuevas
informaciones al analizar las luchas de bandos nobiliarios en
Asturias («Luchas de bandos en Asturias
25.- En realidad,
Quadrado (1855: 151), al describir el sepulcro, ya interpretó
certeramente la barra de bastardía: «[…] bajo el arco de
enfrente, dentro de una urna sostenida por leones, cuyos escudos
atraviesa la barra de bastardía, yace otro Gonzalo Bernaldo, que
gobernó aunque ilegítimo los estados de Quirós durante dos
azarosas menorías de sus herederos, representado por una magnífica
estatua yacente revestida de armadura completa, con un page de
rodillas que sostiene el yelmo y un lindo perro tendido a sus
plantas». Tal interpretación también es recogida por Miguel Vigil
(1887, Texto: 165), que lo fecha, con no menos acierto, a finales del
siglo xv: «En la pared del lienzo de la Epístola del altar mayor
hay un panteón bajo arco rebajado, que da vista a la capilla de
Nuestra Señora de los Dolores. Tiene sobre su tapa la estatua
yacente del finado, armado completamente, apoyada la cabeza en dos
almohadones y cubierta con un gorro semejante a bonete; empuña con
ambas manos una espada (rota la hoja) y apoya los piés en un hermoso
perro dogo, con collar, detrás del cual está un paje de rodillas,
descubierto, cogiendo el yelmo con las manos delante del pecho.
Sostienen la caja dos leones, y en su frente luce dos escudos (otro
escudo y acaso dos leones más fueron deteriorados) con las armas de
la casa de Quirós, atravesadas por la barra de bastardía colocada
en la dirección de la anda. Es de mérito artístico».
A
la vista de las interpretaciones de Quadrado y Miguel Vigil,
perfectamente
corroboradas
por el epitafio al insistir en el calificativo de Bastardo,
no
nos explicamos cómo Sarandeses Pérez (1966: 304) afirma que «el
escudo aparece cruzado por un tronco seco de árbol», como si fuese
una variante convencional de las armas heráldicas de los Bernaldo de
Quirós. El error es repetido literalmente por González Collado
(1999: 144). Así pues, la idea que se tuvo en su día de
caracterizar esta barra de bastardía con un aspecto vegetal para que
pasase más desapercibida ha resultado ser un truco en algunos casos
efectivo.
Sobre
la lectura del epitafio de este sepulcro y la correcta interpretación
de la barra de bastardía, aparte de las obras de Quadrado y Miguel
Vigil, véanse Diego Santos (1993: 136-137) y Caso Fernández y
Paniagua Félix (1999: 181).
26.- Alonso Álvarez
(1996: 48) data el sepulcro de Diego de Miranda «hacia1497 o 1500,
pues en la primera fecha aún no ha muerto, y como indica el epitafio
es un encargo personal del Miranda». Si la autora parece admitir que
el sepulcro lo encargó en vida Diego de Miranda, del cual sabemos
que murió en 1506 (González Calle: La nobleza en Asturias
durante la Baja Edad Media: origen y evolucion de linajes
representativos, en prensa), no entendemos la necesidad de
retrasar tanto la datación de la tumba. Compartimos en cambio la
opinión de Caso Fernández y Paniagua Félix (1999: 174-175), que lo
adelantan al menos en una década: el sepulcro estaba ya hecho cuando
en el testamento de cierta Elvira Velázquez, pariente de Diego de
Miranda y mujer del contador Rodrigo de la Rúa, dictado en 1485, la
testadora pide ser enterrada «çerca del monimento del señor Diego
de Miranda», con lo que tal monumento o sepulcro se hizo al menos
veinte años antes del fallecimientode su propietario.
27.-
Así lo admite por ejemplo Alonso Álvarez (1996: 48), quien busca
paralelos estilísticos a ambos sepulcros en diversas iglesias y
monasterios gallegos, y muy particularmente en la tumba de Juan Yáñez
de Novoa en la iglesia de San Pedro de Maceda (Orense), si bien
admite que el modelo de yacente representado en estos monumentos se
hallaba muy difundido por España.
28.-
Para Alonso Álvarez (1996: 48), la única interpretación de la
monumentalidad del sepulcro de Gonzalo Bernaldo es «la soberbia
nobiliaria de un hombre que, sin ser ni siquiera legítimo, gobernó
la casa [de los Bernaldo de Quirós] durante medio siglo». Según
hemos intentado demostrar en el presente estudio, el alarde de
soberbia que supondría para Gonzalo Bernaldo resaltar por voluntad
propia su origen Bastardo es tan exagerado como poco creíble,
y en realidad todos los detalles del sepulcro responden a un contexto
mucho más complejo que atañe más a la pugna entre los Miranda y
los Bernaldo de Quirós que al propio finado.
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