El "lapsus" no exime de responsabilidad en la comisión de un delito.
La apología de la diferencia entre hombres y mujeres a nivel de inteligencia, o capacidad de gestión de los recursos privados y/o públicos , a favor de los hombres, es un delito. Manifiesta intención de obtener un beneficio a través de matar a la mujer. Es necesaria la condena que le permita su reinsercción social.
La ignorancia acerca de la no existencia de diferencia alguna entre hombres y mujeres, no exime del delito que supone su fobia. Fobia que no es enfermedad ni no ganancia de la capacidad para comprender que no existen diferencias. El miente en relación con la mujer en general y, con aquella con la que compite, en particular, ha tenido un propósito hacerle daño y con ello obtener un beneficio; es decir, ha cometido un delito de INJURIA.
No sólo él ha cometido el delito de injuria, sino la organización a la que representa y le aplaude.
En particular, el "Poder Electoral", si no actúa anulando su capacidad de ser representante de la opinión de una muestra de la población, estará cometiendo el mismo delito de consentimiento y afirmación en el delito de injuria.
Se esbabaya continuamente manifestándose en términos de TOLERANCIA CERO.
El Estado es un instrumento necesario para cometer el delito que termina en el asesinato de mujeres por parte de los hombres que son animados por los individuos que gestionan lo público en modo idiota y no político.
¿Se quiere decir que "lapsus" es un estado de "enajenación mental transitoria"?
Para la militancia, Cañete tuvo un “lapsus”
Mujeres del PP cuestionan las palabras del candidato, pero rebajan la polémica
El País, Francesco Manetto Cuenca 19 Mayo 2014
En el fondo, fue “un lapsus” sin mayor importancia. Las declaraciones de Miguel Arias Cañete sobre la “superioridad de los hombres” en los debates con las mujeres provocaron un terremoto en la campaña electoral, dieron alas al PSOE, y sembraron inquietud en el comité electoral del Partido Popular, Pero los militantes, y las militantes, de la formación están dispuestos a perdonarle prácticamente todo al candidato a las elecciones europeas del 25 de mayo. Al menos, cuando deciden dar la cara.
Entre los centenares de asistentes al mitin de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal ayer en Cuenca lo más importante era escuchar al líder de su formación. Y si bien varias de las mujeres preguntadas sobre el aspirante cuestionaban las palabras de Cañete, todas trataban de rebajar la polémica sobre el machismo pese a sus afirmaciones a cuentadel debate con la socialista Elena Valenciano.
”Son cosas tontas que se han sacado de contexto. Miguel Arias Cañete no tiene nada en contra de las mujeres”, minimizaba María Caridad Pedraza, de Villas de la Ventosa, un municipio de menos de 1.000 habitantes de la Alcarria conquense. Lo habitual es que los asistentes a este tipo de actos, como el que ayer llenó el pabellón polideportivo María Recuenco de la ciudad castellanomanchega, sean algo más que simpatizantes o militantes de base. Se trata a menudo de interventores y apoderados del partido, concejales, alcaldes de pequeñas localidades. En definitiva, aquellos a quien se suele dirigir el líder de los populares cuando pide ayuda para que difundan los mensajes de la formación.
A pesar de eso, e igual que hizo la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá —quien calificó “desafortunadas” las afirmaciones del exministro de Agricultura— también hay espacio entre los militantes para la crítica a la actuación de Cañete. “Eso, muy mal”, censura Estefanía, a punto de cumplir 20 años. Esta joven de Minglanilla (Cuenca), no obstante, acudió ayer al mitin dispuesta a escuchar a Rajoy y, en el fondo, a perdonar al candidato. “Le veo por la tele, me cae bien”, concede.
Esperanza Casalengua, del PP de Buendía, también es prudente en su valoración. “No estuvo muy fino el otro día, pero un lapsus lo tiene cualquiera”, opina. En su opinión, Cañete es un candidato “brillante” y preparado e, igual que la gran mayoría de los asistentes, está convencida de que ha ganado el debate del jueves pasado con Valenciano.
“En el debate estuvo estupendo”, asevera Maria Luisa Poveda, de Belmonte, municipio de la provincia de Cuenca.
Ella, igual que sus compañeras de partido, escuchó a la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal defender la que el argumentario del PP identifica como la verdadera política de respaldo a las mujeres. Esto es, la política de creación de empleo. Lo ha esgrimido el propio Cañete en varios mítines, y ayer Cospedal lo expresó en estos términos: “La libertad que queremos las mujeres es la de poder trabajar, esa es la libertad que queremos las mujeres”. Eso es lo que defiende también Poveda, que resume así su sentimiento hacia el aspirante popular al Parlamento europeo: “Yo le apoyo”.
Mientras tanto, Cañete, que trata de escenificar normalidad posando con mujeres y jóvenes del partido en actos públicos, pasó un día más por alto sus declaraciones. Arremete contra el PSOE y Valenciano, pero ya no abunda en descalificaciones como “feminismo trasnochado”, en referencia a la aspirante socialista, como hacía al principio de la campaña.
Los militantes consultados también evitan cuestionar los criterios del principal partido de la oposición en materia de igualdad. Y, además de perdonar a Cañete, se limitan a recordar que no aceptan lecciones del PSOE.
Otra de las máximas autoridades de los populares, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, también había fijado criterio sobre esta cuestión. “No nos pueden dar lecciones de nada. De nada. En el PP, salvo que esté Rajoy, las mujeres cerramos los mítines”, dijo el sábado en Galicia. Ayer en Cuenca estaba Rajoy. Y las bases del PP parecían haber perdonado a Cañete.
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