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7 feb 2016

Sobre Eco y Narciso. Unas palabras para Augusto, mi sobrino.

Leyendo hoy la entrevista a Serraller en la que es preguntado por el estado actual de la Educación en España, hizo viajar al monte Helicón para observar el gesto de la hermosa oréade Eco.

La hermosa Eco, de naturaleza oréade, criada por ninfas y educada por las Musas, estaba enamorada de la palabra que por su boca emitía su voz. No solo ella estaba enamorada de sus palabras sino todo aquel que la oía, sentía una atracción imposible de dominar que le obligaba a escuchar.

Eco no solo tenía una voz hermosa sino también el gesto que a aquella acompañaba y que decimos danza.

Hombres y mujeres son seducidos por Eco con tanta intensidad como ella los desdeña.

Pan, envidiosa del amor que Eco inducía en los hombres, ordenó a sus mendicantes el matarla y que troceada la esparcieran por toda Gea, privándole de la voz y haciéndole repetir las últimas palabras de todo aquel que se le acercara.

Somos los hombres de hoy aquellos trozos de Eco que esparcidos por Pan por toda Gea nos castigan en su nombre a ser educadas en el repetir las palabras ajenas y no a emitir la hermosa palabra que de nuestra voz se vale.

El castigo cruel de ser educados por Musas, a las que se les dice profesores y castigados como Narciso a vivir en el Inframundo de la Casta Susana, en la que solo se oye la voz entrecortada, rugosa y raída de los viejos y no la voz continuada, lisa y tejida de los jóvenes, o habitantes del Mundo a los que se les dice Maestros. Estos lucharon a caballo de los siglos XIX y XX, guiados por Krausse y a los que se les decía librepensadores. Crearon la Institución de Libre Enseñanza pero los humanos envidiosos la trocearon, esparcieron por el trozo de Gea que es nombrado como península Ibérica y condenaron a sus habitantes a emular a los viejos que envidian a Susana mientras esta se baña en el río de la Vida.

Hoy, la Educación es Hera, la vieja esposa de Zeus, celosa de las jóvenes, las condena a repetir sus palabras.

En una ocasión un profesor de la Universidad me dio por "no válido" un "examen". Reaccioné solicitando examen oral ante el tribunal que se nombrase para que valorase mis conocimientos en la materia que el tal profesor negaba tener conocimientos. Solicité que el examen fuera público y cuyo contenido lo fuera tanto del saber, o eco como del conocimiento y prima voz.

He de decir que tras 3 h largas el presidente del tribunal lo suspendió, se levantó me tendió la mano y no necesitó gesto alguno para que el profesor que me había troceado le siguiera como el eco del quebrantahuesos en la agrietada roca que divide la tierra fértil y cultivada por los hombres que la habitan como pecheros de Pan.

...Anotemos sobre el mito de Eco...

Cuando Zeus cortejó a Eco, Hera, la esposa celosa, la castigó haciéndole perder la iniciativa en toda conversación y a repetir la última palabra de su interlocutor.

Eco, envidiada por tener las palabras más bellas y más placenteras, fue apartada por Hera, la envidiosa esposa de Zeus.

Así, sin el poder de seducir mediante la palabra se tuvo que apartar de los humanos, yéndose a vivir al campo, lejos de las ciudades.

En el campo descubrió que lo habitaba Narciso, un hermoso pastor, hijo de Céfiso, el dios rio y de la ninfa Leiríope.

Siguiéndole a escondidas, un día Clio pisó una rama, y por el chasquido que hizo Narciso la descubrió.

Eco pidió ayuda a los animales para que hicieran saber a Narciso el amor que sentía por él, ya que ella no se lo podía decir.

Enterado Narciso se rió de Eco que no pudo comprender la mofa, por lo que se refugió en su cueva hasta su muerte y rogó a los dioses que Narciso sufriera el amor no correspondido.

La diosa Némesis respondió a Eco haciendo que Narciso se enamorase de su imagen reflejada en el agua como castigo por su soberbia. Narciso, al mirarse en el río, cayó en él muriendo de desamor por su soberbia. Allá en lo más profundo del río Estigia, habita el Inframundo atormentado por su propia imagen.

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