Continuando con la interpretación de lo hechos recientes, recomiendo la lectura de la conferencia de Samuel P. Huntington que pueden obtener en .pdf
El problema no es de "libertad de expresión" ni tampoco de "salvajismo". El problema es de "educación". "Sólo la educación nos hará libres" (José Martí).
Es frecuente leer y escuchar el término "religión", "civilización" y "cultura" como conceptos equivalentes, cuando no iguales. Estudiemos, leamos, escuchemos y reflexionemos sobre estos conceptos para luego hablar con el fin de "agrandar" nuestro espacio y nuestro tiempo. Hagamos posible transformar nuestro tiempo en nuestro espacio y, posteriormente transformemos nuestro tiempo en la primera transformación. Esto hará posible observar las aceleraciones y deceleraciones de nuestra concepción de aquello que nos ocupe. Observaremos que nuestra concepción de lo que nos ocupa pasará, como mínimo de dos valles a un pico, según el criterio de Nyquist.
¿Choque de civilizaciones?
por Samuel P. Huntington
Foreign Affairs, en español, verano de 1993
SAMUEL P. HUNTINGTON es profesor titular de Ciencia de Gobierno de la Universidad de Eaton, y
director del John M. Olin Institute for Strategic Studies de la Universidad de Harvard. Este artículo es
producto del proyecto del Olin Institute relacionado con "Cambios en el entorno de seguridad e intereses
nacionales estadounidenses".
(Universidad Católica de Salta
Subsede Buenos Aires)
EL PROXIMO PATRON DE
CONFLICTO
LA POLITICA MUNDIAL entra en una nueva
etapa, y los intelectuales no han vacilado en
abundar sobre los posible aspectos que este cambio
entraña: el fin de la historia, el regreso a las
rivalidades tradicionales entre las naciones-estado
o la declinación de la nación-estado a causa de las
contradicciones entre tribalismo y globalismo.
Cada una de estas versiones da cuenta de algunos
aspectos de la nueva realidad, pero pasa por alto un
elemento decisivo (e incluso central) de la política
mundial de los próximos años.
La hipótesis de este artículo es que la principal
fuente de conflicto en un nuevo mundo no será
fundamentalmente ideológica ni económica. El
carácter tanto de las grandes divisiones de la
humanidad como de la fuente dominante de
conflicto será cultural. Las naciones-estado
seguirán siendo los agentes más poderosos en los
asuntos mundiales, pero en los principales
conflictos políticos internacionales se enfrentarán
naciones o grupos de civilizaciones distintas; el
choque de civilizaciones dominará la política
mundial. Las líneas de ruptura entre las
civilizaciones serán los frentes de batalla del
futuro.
El conflicto entre civilizaciones será la última fase
de la evolución del conflicto en el mundo moderno.
Durante siglo y medio, después de que con la Paz
de Westfalia surgiera el sistema internacional
moderno, los conflictos del mundo occidental
fueron en su mayoría entre príncipes –empera-
dores, monarcas absolutos o constitucionales– que
intentaban ampliar sus burocracias, sus ejércitos, su
fuerza económica mercantilista y, sobre todo, su territorio. De paso, crearon las naciones-estado y, a
partir de la Revolución Francesa, las principales
líneas de conflicto se sitúan entre naciones y no
entre príncipes. En 1793, en palabras de R. R.
Palmer, "terminaron las guerras de los reyes y
comenzó la guerra de los pueblos". Este patrón
decimonónico continuó hasta finalizada la Primera
Guerra Mundial cuando, como resultado de la
Revolución Rusa y la reacción en su contra, el
conflicto entre naciones cedió paso al conflicto
entre ideologías, primero entre el comunismo, el
fascismo-nazismo y la democracia liberal, y luego
entre el comunismo y la democracia liberal.
Durante la Guerra Fría, este último conflicto
encarnó en la lucha entre dos superpotencias, de las
cuales ninguna era una nación-estado en el sentido
europeo clásico, y en la cual ambas definían su
identidad en función de su ideología.
Los conflictos entre príncipes, naciones-estado e
ideologías tuvieron lugar sobre todo en el marco de
la civilización occidental, fueron "guerras civiles
occidentales", como las llamó William Lind. Esto
es verdad tanto con respecto a la Guerra Fría como
a las guerras mundiales del siglo XX y las guerras
de los siglos XVII, XVIII y XIX. Con el fin de la
Guerra Fría, la política internacional abandonó su
fase occidental y su eje pasó a ser a la interacción
entre la civilización occidental y la no occidental, o
entre civilizaciones no occidentales. En la
economía política de las civilizaciones, los pueblos
y gobiernos no occidentales ya no son blanco de
los propósitos de la historia del colonialismo
occidental; ahora son, junto con los países occidentales, impulsores y
conformadores de la historia [...]
No hay comentarios:
Publicar un comentario