Zapatero rinde homenaje a Azaña en su tumba de Montauban
“Era una deuda que tenía, y ha sido una gran emoción cumplirla”, dice el ex-presidente
El País, Bru Rovira Montauban 17-01-2015Archivado en:
Ésta es la primera vez que un presidente español de la democracia visita la tumba de Azaña. “Era una deuda que tenía, y ha sido una gran emoción cumplirla”, declaró ante la tumba del antiguo presidente de la República, donde una lápida con su nombre tiene inscritas las palabras Paz, Piedad, Perdón.
En el buzón que el cementerio dedica a Azaña, Zapatero quiso depositar “como un mensaje personal” un texto firmado con el preámbulo de la ley de la memoria histórica, aprobada durante su mandato, en el año 2007. “Esta ley la hicimos para rendir homenaje y tributo a todas las personas que habían perdido la vida, la familia, la patria. También como un reconocimiento al exilio”, explicó Zapatero después de comentar que “cuando venía hacia aquí, sentí tranquilidad por haber hecho esta ley”. Según el expresidente, Azaña fue “ante todo un gran intelectual, un hombre que supo comprometerse con la política en unos tiempos muy difíciles. Un persona muy profunda en la reflexión sobre los valores democráticos; alguien para quien la patria era la ciudadanía, los ciudadanos”.
Azaña llegó a Montauban el 1 de julio de 1940. Sus últimos meses los pasó en la habitación número 2 del Hotel du Midi, protegido por el Gobierno de México. En la misma planta, aunque en otra ala, un comando de policías franceses del régimen de Vichy y un comando de falangistas preparaban una operación de secuestro para llevarlo a España, como se hizo con Lluís Companys y otros políticos republicanos secuestrados con la colaboración de la Gestapo. El médico personal de Azaña, Felipe Gómez Pallete —cuya tumba también visitó Zapatero— se suicidó en la habitación número 6, unos días antes de la muerte de Azaña. Durante el entierro del ex-presidente de la República, las autoridades francesas prohibieron exhibir banderas republicanas, pero de entre los miles de republicanos que acudieron a despedirle algunos se las ingeniaron para llevar una rosa roja, una rosa amarilla y un ramo de violetas.
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