Una reducción en el contenido de agua hae que se cambie el hábito de reposición de nuestros tejidos, o nutrición. El fin es reducir la cantidad de masa muscular que haga posible su adaptación a los bajos niveles de agua.
Esta respuesta de adaptación hace reducir el volumen total de cuerpo que se traduce en un cambio de la postura (se produce un plegamiento de de la columna vertebral en el plano sagital y un posterior plegamiento de la misma en el plano coronal que, en su conjunto, produce un giro de la columna vertebral y, con ello, la elevación del miembro inferior de lado contrario al que se gira y un descenso del hombro del lado al cual se gira. Este proceso de cambio de forma hace que el baricentro del cuerpo vertebral L3 se desplacé a una posición anterior del promontorio Sacro, dando lugar a un cuadro clínico sabido como "inestabilidad de la espalda baja" que hace reducir la amplitud del braceo y del paso. Este hecho es confundido con frecuencia como un "falso Parkinson").
Esta reducción de la masa muscular y la pérdida de su elasticidad se le sabe como "degeneración muscular", o "enfermedad degenerativa muscular". Sin embargo, no es enfermedad sino una pérdida de salud. Y, por ello, totalmente curable.
El organismo que reacciona con esta reducción de masa muscular llega a un determinado nivel. Alcanzado este cambia su estrategia de adaptación a la reducida retención de agua, perdiendo masa ósea a través de una pérdida de resistencia de las estructuras colágenas del hueso y al aumento de la actividad de las células osteoclasticas, destructuras de hueso que se manifiestan por un aumento del número de "poros" del hueso. Este hecho se sabe como "osteoporosis".
Debido a la pérdida de elasticidad de las estructuras elásticas y de resistencia de aquellas colágenas, el hueso tiene un mayor riesgo de no poder responder de modo eficaz a sus deformaciones. Hecho que se sabe como "fractura"
En la retención de agua intervienen las "hormonas femeninas", o estrógenos. Dado que estos se van reduciendo desde el momento en el cual la mujer envejece y, en particular, envejece su ciclo menstrual, o menopausia; es decir, desde los 25 años (edad a la que comienza la menopausia), es a partir de esta edad que se inicia la degeneración muscular y, como ya he anotado, la osteoporosis.
La hidratación, o reposición de los niveles necesarios de agua, y la nutrición, o reposición de les estructuras plásticas, son la base de la prevención de la degeneracion muscular y de la degeneración ósea, u osteoporosis. Que, junto con un descanso, o tiempo de recuperación de la elasticidad muscular, son los tres factores, o constituyentes del sabido "trabajo de vida", "salud" o, simplemente "vida".
Nota.- La osteoporosis no se diagnostica ni se detecta por la"densitometria ósea", sino por la medida reológica del hueso que se consideres; es decir, por la medida de los tres constituyentes reológicas del hueso: Carga, Elasticidad y Resistencia. Medidas que hay que realizar en posición estática y dinámica.
Aunque es habitual hablar del hueso, en realidad, lo adecuado es medir tales propiedades en la Unidad Articular" que se considere y, en particular, de las estructuras limitantes de estas: discos, meniscos, ligamentos, cápsulas y tendones.
Descubierta una forma de frenar a las células "comedoras de hueso" en la osteoporosis
Un estudio en ratones desvela un nuevo mecanismo para evitar el deterioro óseo
el País, Nuño Domínguez 09-02-15
De la osteoporosis se dice que es una epidemia silenciosa porque el debilitamiento de los huesos se suele detectar demasiado tarde, con las fracturas que lleva asociadas. También porque esta dolencia es ya una de las enfermedades musculoesqueléticas más prevalentes en España, con más de cuatro millones de pacientes afectados, y porque el progresivo envejecimiento de la población hará que esas cifras sigan creciendo. Ahora, un equipo de investigadores españoles y de otros países ha descubierto una forma de frenar la aparición de las células que se comen el hueso haciéndolo más poroso y propenso a las roturas, lo que puede suponer un paso importante para desarrollar un nuevo fármaco contra esta dolencia.
Una de las principales causas de la osteoporosis es la ruptura de un equilibrio perfecto. En el interior de los huesos hay un tipo de células llamadas osteoblastos que crean hueso y otras llamadas osteoclastos que lo devoran. Juntas contribuyen a mantener los huesos sanos. El problema llega cuando la producción de las células devoradoras de hueso se dispara. Es algo que sucede especialmente en mujeres que han pasado la menopausia, pero la osteoporosis se da también en hombres, incluidos jóvenes, y también en pacientes que sufren otras enfermedades, como la diabetes.
“Actualmente existen fármacos contra la osteoporosis, pero tienen efectos secundarios y no son del todo específicos”, comenta Piedad Menéndez, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y coautora del nuevo estudio. Su trabajo desvela un “mecanismo desconocido” que regula la proliferación de osteoclastos y que podría convertirse en una nueva diana a la que dirigir un fármaco que frene la pérdida de hueso.
“El objetivo es que estas células coman menos hueso y el hecho de que el fármaco usado ya exista puede facilitar las cosas”
El mecanismo se centra en la actividad de una proteína conocida como receptor X de retinoides (RXR). El estudio demuestra en ratones que bloquear la actividad de esa proteína en las células madre que producen osteoclastos hace que los machos tengan huesos más densos y que las hembras no tengan un esqueleto más débil cuando experimentan una disminución de estrógenos similar a la menopausia. Lo lógico tras este nuevo descubrimiento sería buscar una sustancia capaz de modular la actividad de RXR. Pero los responsables del trabajo, publicado enThe Journal of Clinical Investigation, muestran que ya existe. Se trata del bexaroteno, un fármaco ya aprobado para tratar linfomas cutáneos y que bloquea la producción de osteoclastos actuando sobre la proteína RXR.
El equipo cree que este u otro tipo de tratamiento podría usarse contra la osteoporosis si los resultados se replican en personas. Lo ideal, señalan, sería dirigir y modular el nuevo tratamiento para que el hueso recuperase el equilibrio anterior a la enfermedad. “El objetivo es que estas células coman menos hueso, y el hecho de que el fármaco usado ya exista puede facilitar las cosas”, comenta Mercedes Ricote, investigadora del CNIC, que ha liderado el trabajo. En el estudio también han participado expertos de la Universidad de Barcelona así como investigadores en Alemania, Francia y Bélgica.
Gracias Augusto por poner a nuestra disposición tanta información interesante y valiosa.
ResponderEliminarGracias también por alzar la voz en pro de los que a veces no pueden o saben.
Espero tus reflexiones sobre el llamado Yihadismo sus orígenes y evolución.
Feliz 2015.
Un beso grande.
María José