Prólogo del editor
Pocas personas, por poco que se hayan dedicado al cultivo de las bellas
letras, así dentro como fuera de España, ignoran esta verdad trivial y
tantas veces repetida: -Que el teatro español es acaso el más rico que
posee ninguna nación. Pero ese teatro español tan universalmente
decantado, ¿es por ventura siquiera generalmente conocido? O por mejor
decir, esa admiración tradicional a los antiguos ingenios dramáticos
españoles, ¿es hija del conocimiento y estudio de sus obras, o debemos
considerarla como una de aquellas ideas vulgares, moneda corriente en
todos los tiempos y en todos los países, que, a fuerza de oírlas repetidas y de verlas estampadas, se admiten sin discusión y se perpetúan como
verdades inconcusas? Aun cuando no tuviéramos otras razones para estar
persuadidos de esto último, una que no admite réplica nos bastaría para
creerlo, y esta razón se reduce a que el teatro español es muy poco
conocido. Esto es un hecho que no necesita demostraciones.
Para la inmensa mayoría de los extranjeros y para gran parte de los
españoles, Lope de Vega y Calderón reasumen en sí casi todo el esplendor
que rodea a ese inmenso cúmulo de riquezas literarias que constituyen lo
que se llama el antiguo teatro español. Sucede con las obras de estos
poetas poco más o menos lo que con el Don Quijote, libro que, a los ojos
de los extranjeros en general, representa toda la literatura española, idea falsa de toda falsedad, error crasísimo y verdaderamente lastimoso en
boca del eminente escritor que, el primero, le difundió en Francia, de
donde pasó tal vez a las demás naciones.
El objeto de la presente colección es dar un fundamento sólido al alto
aprecio de que goza el teatro español, y para ello, mal hubiera podido el
Editor recurrir a un medio más obvio y convincente que el de reunir en
breve espacio las más preciosas joyas de la literatura dramática española,
formando un verdadero tesoro del teatro español desde su origen hasta
nuestros días. Expuesta ya esta idea general de su obra, réstale manifestar los medios de que ha creído deber valerse para llevarla a cabo
con el posible acierto Basta echar una ojeada sobre la historia del teatro español para que por
sí mismo; digámoslo así, se desarrolle el plan que debe seguirse para la
formación de la obra que ahora damos a luz. Aquella historia se divide en
cuatro épocas principales: estas cuatro épocas deben necesariamente
dividir en cuatro partes la colección que nos proponemos publicar.
Estas cuatro partes son:
1a. Tesoro del teatro español desde su origen hasta Lope de Vega.
2a. Tesoro del teatro de Lope de Vega.
3a. Tesoro del teatro de Calderón.
4a. Tesoro del teatro español desde Calderón hasta nuestros días.
Estas cuatro partes comprenden los períodos de tiempo siguientes:
1a. Desde mediados del siglo XIV hasta fines del XVI.
2a. Desde fines del siglo XVI hasta fines del XVII.
3a. Desde fines del siglo XVI hasta fines del XVII.
4a. Desde fines del siglo XVII hasta nuestros días.
Esta división, trazada por la naturaleza misma de la obra que vamos a
formar, es indispensable para evitar la confusión que resultaría de la falta de método en una colección que comprende las principales obras
dramáticas publicadas en España en el dilatado espacio de cerca de cinco
siglos.
Forma este primer tomo, que comprende la 1a parte, la más importante y
difícil sin duda de este trabajo, la excelente obra del célebre Moratín
publicada por la real Academia de la Historia, con el título de Orígenes del teatro español. En este escrito, fruto de largos años de estudios y arduas investigaciones, hallará reunido el lector todo lo que hasta ahora se sabe real y positivamente acerca de la historia del teatro español desde su origen hasta Lope de Vega. -En un apéndice al fin del tomo hemos
insertado algunas piezas dramáticas correspondientes a aquella época, que
por motivos que sería prolijo enumerar, se abstuvo Moratín de incluir en su preciosa colección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario