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31 may 2015

Estructuración del Estado como una estructura social y no poblacional.Propuesta política.


Augusto Díaz-Ordóñez García y Augusto Díaz-Ordóñez González


El Sistema Nacional de "Salud" (o Vida), es el Órgano Estatal que tiene como fin la "Educación Individual Básica", o Educación de la Relación de la Persona -Individuo Humano que se relaciona con el Medio al que pertenece mediante un proceso de adaptación racional, o consciente, consistente en el trabajo de Nutrirse, Hidratarse y Desechar los Residuos No Útiles para sí mismo pero necesarios para mantener su relación con el Medio. 

Si a este último tercer constituyente de la Salud o Vida (Desechar los Residuos No Útiles), se le ha dado en nombrar como "Beneficio Marginal", al segundo (o Nutrición), en él y su relación con el primero (o Hidratación), se le ha dado en nombrar "Procomún", en términos de Riftkin-.

En el Individuo Humano de la subespecie Persona, "La Salud" tiene bases genéticas culturales, por lo que se ha basar en la Educación. Por decirlo en términos parlamentarios, la Salud, o Vida de la Persona no es una propiedad con la que se nace, sino que se hace. 

La evolución humana de la Población a la Sociedad, del pueblo a la ciudad, ha hecho más crítica la educación en salud, sin embargo un error evolutivo basado en el desarrollo de la figura del "intermediario" ha hecho que la Persona, o Humano Social, no se relacione con el Medio sino con el Comerciante (o Intermediario) que basado en su genética nedecans (o caníbal) mata la persona, a la que nombra "cliente", en aras al culto del dios que las culturas abrahámnicas han nombrado como "becerro de oro". Esta situación y actitud actual está llevando a la Persona a la muerte caníbal mediante la desnutrición con obesidad y a la muerte caníbal mediante la desnutrición con flaquedad.

Desde 1986 se ha ido produciendo la corrupción del concepto de Sistema Nacional de Salud mutándose en Servicio Nacional de Asistencia Sanitaria, o de Asistencia a la Enfermedad y a la Lesión; corrupción propiciada por el Intermediario Sanitario y los "comerciantes de remedios" para mantener enfermo al enfermo y transformar al sano en enfermo; es decir, el sano también es un enfermo potencial, que "sobrevivirá" a través del Intermediario Sanitario.

Este nuevo desvio-espectro político actual es nuestro deseo que retorne hacia el mojón desde el cual se le desvió del camino de la Salud hacia este de la Enfermedad. Me gustaría vivir el tiempo suficiente para regresar y tomar la senda emprendida en nuestra Sociedad de España en 1986.

El Sistema Nacional de Educación Ciudadana (que tantas veces ha cambiado de nombre) ha tenido en su comienzo, el de Educación Social Básica, o Educación General Básica, o Educación Ciudadana Básica, o educación en la relación interpersonal con el fin de constituirse en Sociedad desde su forma de Población, -Individuo humano que se relaciona con el Medio Humano al que pertenece mediante un proceso de adaptación racional o, consciente, consistente en el trabajo de Conocerse, Saberse y Desechar los residuos no útiles, o Palabras, para sí mismo pero necesarios para mantener su relación con el Medio Humano. Si a este último tercer constituyente de la Educación Social, o Vida Social, se le ha dado en nombrar como "Beneficio Marginal", al segundo, o Conocerse y su relación con el primero, o Saberse, se le ha dado en nombrar "Procomún", en términos de Riftkin-.

Si se hace necesaria la convivencia -cohabitación y compartir recursos-, las discrepancias entre la salud demandada y la obtenida, obligan a establecer criterios de valoración de las mismas y las repercusiones que sobre el Individuo Humano Demandante, como sobre el resto de los Individuos con los que cohabita, cohabitó e cohabitará. 

El Individuo Humano Persona Demandante es "leal" (a si mismo). Sin embargo, el Individuo Humano No Persona (educado en la no razón, o creencia), ha de educársele en la "fidelidad" a la cohabitación. Por este motivo, es necesario disponer de un Sistema Nacional Legislativo, Normativo, o de Educación Ciudadana, basado en la educación continuada, habitualmente nombrada como de "Asistencia Informativa, o de Asesoramiento Letrado y no en la Correctora, o de Terapéutica, habitualmente nombrada como de Asistencia Letrada , o de Representación Letrada". Esta última, ha de estar diferenciada con nitidez de  aquella de "salud ciudadana".

Es de interés el procurar la reflexión de los actuales partidos políticos en la necesidad de estos tres Sistemas de Asistencia que hagan posible la evolución, o adaptación de la estructura de relaciones humanas configurada como población en aquella de sociedad. En caso contrario, el proceso de involución de embrión social a población que se está observando progresar en lo que va de este siglo, será un hecho de consecuencias no deseables para la  subespecie minoritaria que es la social actual, como ha sucedido en los dos siglos pasados con el proceso de regresión social destruyendo los intentos de gestación republicana abortados violentamente como es de esperar que suceda por las subespecies poblacionales.

Lo que hace que valga la pena vivir.

Tiempos Modernos
Fernsnfo R. Lafuente
(Director de ABC Cultural
ABC, 31-05-15
"Asistimos, desde el final de la segunda mutad del siglo XX, a una carrera sin retorno, sin mirar atrás. Un ingénuo concepto de progreso, ese que anuncia que siempre se va hacia adelante, cuya primera conclusión sería que la sociedad actual, con esas rudimentarias herramientas conceptuales es incapaz de medir el grado de felicidad de sus ciudadanos, pero no todo lo demás".

[...]
El 18 de marzo de 1968, pocas semanas antes de ser asesinado, el candidato a la presidencia de los Estados Unidos Robert Kennedy, pronunció las siguientes palabras, ya en clave de primarias, pero con un sentido no ya del Estado sino de un punto más allá que todavia emocionan y previenen: "Nuestro PIB (Producto Interior Bruto) tiene en cuenta, en sus cálculos, la contaminación atmosférica, la publicidad del tabaco y las ambulancias que van a recoger los heridos de nuestras autopistas. Registra los costes de los sistemas de seguridad que instalamos para proteger nuestros hogares y las cárceles en las que encerramos a los que logran irrumpir en ellos. Conlleva la destrucción de nuestros bosques de secuoyas y su sustitución por urbanizaciones caóticas y descontroladas. Incluye la producción de napalm, armas nucleares y vehículos blindados qye utiliza nuestra policía antidisturbios para reprimir los estallidos de descontento urbano. Recoge los programas de televisión que enseñan la violencia con el fin de vender juguetes a los niños. En cambio, el PIB no refleja la salud de nuestros hijos, la calidad de nuestra educación ni el grado de diversión de nuestros juegos. No mide la belleza de nuestra poesía ni la solidez de nuestros matrimonios. No se preocupa de evaluar la calidad de nuestros debates políticos ni la integridad de nuestros representantes. No toma en consideración nuestro valor, sabiduría o cultura. Nada dice de nuestra compasión ni de la dedicación a nuestro país. En una palabra el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida".

Tiempos modernos. La apoteosis de la deshumanización. Evaluar todo menos lo que importa."¿Cuentan los números en las decisiones morales?" Se preguntaba Ernesto Garzón Valdés. Como "las matemáticas no son opinión" la realidad se construye sobre un castillo de arena: los números, las estadísticas, lo discernible a través de fórmulas, El progreso imparable. E imparable es, pues no dejamos de progresar hasta la meta final: la muerte. Progresamos para morir. Inquietante destino. Asistimos, desde el final de la segunda mitad del siglo XX, a una carrera sin retorno, sin mirar atrás. Un ingenuo concepto de progreso, ese que anuncia que siempre se va hacia adelante, cuya primera conclusión sería que la sociedad actual, con esas rudimentarias herramientas conceptuales es incapaz de medir el grado de felicidad de sus ciudadanos, pero no todo lo demás. ¿Es el PIB el modelo para definir el progreso de las naciones?. ¿No es cierto que según se alcanzan mas confortables niveles de vida (entendido esto a la manera tradicional), casos de Gran Bretaña, Estados Unidos o Alemania, se reduce la sensación  de una más completa vida interior?.  ¿La aparición de las redes sociales (qué gran metáfora llamar al artilugio "red") no es sino el sustituto de una profunda soledad de las gentes?. Uno de los mitos intocables es aquel que recuerda que la relación entre economía y  felicidad es indiscutible. Lo estamos viendo. Cada noche en la televisión. La soledad se solventa en la pasarela pública o en el anonimato de la red. Dos extremos que se confunden  en un mismo centro: una sociedad anestesiada, atemorizada, solitaria, incapaz de encontrar  el relato de su tiempo. Las gentes viven atrapadas entre un Estado que todo lo vigila y una tecnología que presenta inquietantes signos totalitarios. De nuevo los nombres de Verne, Wells, Orwell, Asimov, Dick, ya advirtieron  lo que se venía encima. Y todo debe ser expuesto en la continua pantalla  del presente: pantalla del móvil, pantalla del ordenador, pantalla de televisión.

Recordaba Fernando Castro en las páginas de Revista de Occidente: "Vivimos fascinados ante la pecera catódica, hechizados por la insignificancia soporífera, incapaces de hacer o decir algo... Estamos atrapados en el exhibicionismo  delirante de la propia nulidad con una extraordinaria  falta de pudor y un singular servilismo de la víctimas que participan de la humillación. Walter Benjamín señaló que la humanidad que, con Homero, había sido objeto de contemplación para los dioses del Olimpo, se ha convertido ahora, en objeto de contemplación para si misma. Su alienación ha alcanzado  un grado tal que le hace vivir su propia destrucción como una sensación estética de primer orden. La confesión, seguida en las oscuridad morbosa del encuentro con el sacerdote o en la disciplina más agresiva de los cuerpos   Ha perdido cualquier sentido en el momento en que toda la gente quiere contarlo todo (...) Lo banal aumenta su escala, el nuevo banderín de enganche promete entretenimiento , el circo mediático eleva a los altares la estupidez sin asideros. Hace tiempo que los "freak se" tomaron el mando de las operaciones. Ahora, con todo,  es intercambiable lo rarísimo  y aquello  que es. Lo más normal del mundo, en última instancia todo está obsoleto, destinado a desaparecer rápidamente. Aquello que causaba pasmo, lo último, la más rara acrobacia estética o el batacazo moral, está destinado a convertirse en residuo. En última instancia no hay basura sin el acto de barrer".

Ñel asalto a lo íntimo (Evgeny Morozov señalaba  "el derecho a desconectarse", tan importante como el derecho a conectarse) cuenta con una quinta columna entregada a la causa con fervor, serían los visionarios de lo técnico, del fervor por los aparatos, los poseedores de una fe irredenta en el imparable camino de perfección que es la sociedad tecnocrática. Si alguien quiere saber qué se está haciendo  que vea la película "Hermosa juventud" (2014) de Jaime Rosales quien señalaba: "Vivimos anestesiados, y el cine que me interesa hacer intenta, de alguna manera, despertar esa conciencia y sacudir al enfermo que somos todos". La bacanal de las máquinas oculta el desasosiego profundo de individuos solitarios. De nuevo, "Tiempos modernos" (1936), esa obra maestra de Charles Chaplin, rodada en lo mas oscuro de la crisis de aquellos años y con escenas que hoy deberían  pasarse no ya en las escuelas sino en otros lugares en los que se toman decisiones que afectan a millones de ciudadanos. ¿Cómo olvidar la escena de la "máquina de comer" o de la cadena de montaje?. Pues, pareciera que las hemos olvidado.

Cuando la Revolución es negar la Educación Libre. El recuerdo de Mao.





La batalla de un hombre solo

Simon Leys se enfrentó a una corriente colectiva de eminencias intelectuales con el propósito de disipar la maraña de mentiras sobre la "revolución cultural" de Mao, aquella locura inspirada por un viejo déspota

 El País, Mario Vargas Llosa, 31-05-15



FERNANDO VICENTE

En los años setenta tuvo lugar un extraordinario fenómeno de confusión política y delirio intelectual que llevó a un sector importante de la inteligencia francesa a apoyar y mitificar a Mao y a su “revolución cultural” al mismo tiempo que, en China, los guardias rojos hacían pasar por las horcas caudinas a profesores, investigadores, científicos, artistas, periodistas, escritores, promotores culturales, buen número de los cuales, luego de autocríticas arrancadas con torturas, se suicidaron o fueron asesinados. En el clima de exacerbación histérica que, alentada por Mao, recorrió China, se destruyeron obras de arte y monumentos históricos, se cometieron atropellos inicuos contra supuestos traidores y contrarrevolucionarios y la milenaria sociedad experimentó una orgía de violencia e histeria colectiva de la que resultaron cerca de 20 millones de muertos.
En un libro que acaba de publicar, Le parapluie de Simon Leys (El paraguas de Simon Leys), Pierre Boncenne describe cómo, mientras esto ocurría en el gigante asiático, en Francia, eminentes intelectuales, como Sartre, Simone de Beauvoir, Roland Barthes, Michel Foucault, Alain Peyrefitte y el equipo de colaboradores de la revista Tel Quel, que dirigía Philippe Sollers, presentaban la “revolución cultural” como un movimiento purificador, que pondría fin al estalinismo y purgaría al comunismo de burocratización y dogmatismo e instalaría la sociedad comunista libre y sin clases.
Un sinólogo belga llamado Pierre Ryckmans, que firmaría sus libros con el nombre de pluma de Simon Leys, hasta entonces desinteresado de la política —se había dedicado a estudiar a poetas y pintores chinos clásicos y a traducir a Confucio—, horrorizado con esta superchería en la que sofisticados intelectuales franceses endiosaban el cataclismo que padecía China bajo la batuta del Gran Timonel, se decidió a enfrentarse a ese grotesco malentendido y publicó una serie de ensayos —Les Habits neufs du président Mao, Ombres chinoises, Images brisées, La Fôret en feu,entre ellos— revelando la verdad de lo que ocurría en China y enfrentándose con gran coraje y conocimiento directo del tema al endiosamiento que hacían de la “revolución cultural”, empujados por una mezcla de frivolidad e ignorancia, no exenta de cierta estupidez, buen número de los iconos culturales de la tierra de Montaigne y Molière.
Los ataques que recibió Simon Leys por atreverse a ir contra la corriente y desafiar la moda ideológica imperante en buena parte de Occidente, que Pierre Boncenne documenta en su fascinante libro, dan vergüenza ajena. Escritores de derecha y de izquierda y las páginas de publicaciones tan respetables como Le Nouvel Observateur y Le Monde lo bañaron de improperios —entre los cuales, por cierto, no faltó el de ser un agente y trabajar para los americanos—, y lo que más debió dolerle a él siendo católico fue que revistas franciscanas y lazaristas se negaran a publicar sus cartas y sus artículos explicando por qué era una ignominia que conservadores como Valéry Giscard d’Estaing y Jean d’Ormesson y progresistas como Jean-Luc Godard, Alain Badiou y Maria Antonietta Macciocchi consideraran a Mao “genio indiscutible del siglo XX” y “el nuevo Prometeo”. Nunca tan cierta como en aquellos años, la frase de Orwell: “El ataque consciente y deliberado contra la honestidad intelectual viene sobre todo de los propios intelectuales”. Pocos fueron los intelectuales franceses de aquellos años que, como un Jean-François Rével, guardaron la cabeza fría, defendieron a Simon Leys y se negaron a participar en aquella farsa que veía la salvación de la humanidad en el aquelarre genocida de la revolución cultural china.
La silueta de Simon Leys que emerge del libro de Pierre Boncenne es la de un hombre fundamentalmente decente, que, contra su vocación primera —la de un estudioso de la gran tradición literaria y artística de China fascinado por las lecciones de Confucio—, se ve empujado a zambullirse en el debate político en el que, por su limpieza moral, debe enfrentarse, prácticamente solo, a una corriente colectiva encabezada por eminencias intelectuales, para disipar una maraña de mentiras que los grandes malabaristas de la corrección política habían convertido en axiomas irrefutables. Terminaría por salir victorioso de aquel combate desigual, y el mundo occidental acabaría aceptando que la “revolución cultural”, lejos de ser el sobresalto liberador que devolvería al socialismo la pureza ideológica y el apoyo militante de todos los oprimidos, fue una locura colectiva, inspirada por un viejo déspota que se valía de ella para librarse de sus adversarios dentro del propio partido comunista y consolidar su poder absoluto.

Leys se atrevió a desafiar la moda ideológica imperante en buena parte de Occidente
¿Qué ha quedado de todo aquello? Millones de muertos, inocentes de toda índole sacrificados por jóvenes histéricos que veían enemigos del proletariado por doquier, y una China que, en las antípodas de lo que querían hacer de ella los guardias rojos, es hoy una sólida potencia capitalista autoritaria que ha llevado el culto del dinero y del lucro a extremos de vértigo.
El libro de Pierre Boncenne ayuda a entender por qué la vida intelectual de nuestro tiempo se ha ido empobreciendo y marginando cada vez más del resto de la sociedad, sobre la que ahora no ejerce casi influencia, y que, confinada en los guetos universitarios, monologa o delira extraviándose a menudo en logomaquias pretenciosas desprovistas de raíces en la problemática real, expulsada de esa historia a la que tantas veces recurrieron en el pasado para justificar enajenaciones delirantes, como esa fascinación por la “revolución cultural”.

Una cultura en la que las ideas importan poco condena a la sociedad al fin del espíritu crítico
No hay que alegrarse por el desprestigio de los intelectuales y su escasa influencia en la vida contemporánea. Porque ello ha significado la devaluación de las ideas y de valores indispensables, como los que establecen una frontera clara entre la verdad y la mentira, nociones que hoy andan confundidas en la vida política, cultural y artística, algo peligrosísimo, pues el desplome de las ideas y de los valores, a la vez que la revolución tecnológica de nuestro tiempo, hace que la sociedad totalitaria fantaseada por Orwell y Zamiatin sea en nuestros días una realidad posible. Una cultura en la que las ideas importan poco condena a la sociedad a que desaparezca en ella el espíritu crítico, esa vigilancia permanente del poder sin la cual toda democracia está en peligro de desmoronarse.
Hay que agradecerle a Pierre Boncenne que haya escrito esta reivindicación de Simon Leys, ejemplo de intelectual honesto que no perdió nunca la voluntad de defender la verdad y diferenciarla de las mentiras que podían desnaturalizarla y abolirla. Ya en el libro que dedicó a Revel, Boncenne había demostrado su rigor y su lucidez, que ahora confirma con este ensayo.
Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2015.
© Mario Vargas Llosa, 2015






¡Viva la revolución Checa/Eslovaca!

Reflexión sobre el llamado estado político y social post-electoral.


¿Porqué tengo que contratar, o votar a un intermediario, o "político"?

En la actualidad toda pregunta se me puede hacer a mi, en todo momento y lugar. Y, en la actualidad toda respuesta la puedo hacer yo, en todo momento y lugar.

Toda intermediación, o transducción conlleva una distorsión de la pregunta y de la respuesta, por lo que la intermediación sobra.

La existencia del transductor político como individuo y como organización, o "partido político" es, cuanto menos "mohína".

La teoría de "indignaos", llevada a término en las llamadas "asociaciones ciudadanas", o de "representación directa", o "revolución de esclavos", "revolución Espartaco" o "comuna de ciudadanos", ha llevado a los ciudadanos esclavos y sus amor, los partidos políticos, a quedarse perplejos, o descarriados como bien describe Maimónides.

La abolición de partidos políticos puede ser una opción inteligente. La otra opción será la lisis  de los partidos políticos.

La creación de un Sistema Nacional de Educación para la Ciudadanía que asista en la educación ciudadana, entiendo que urge para evitar una transición social no traumática regulada por la no razón, o las armas, sino controlada mediante la razón.

La Historia nos muestra que las transiciones han sido siempre instrumentadas por la no razón, o manos.

Quienes saben de mi, recuerdan que festejé con regocijo aquella excepción en la transición mediante el grito: ¡Viva la revolución Checa-Eslovaca!

El Gobierno de la rapiña del Partido Popular




El afán recaudador medieval del Ejecutivo del Estado del Reino de España roza el ridículo sino es por la dramática situación que vive el Ciudadano, sumido en la pobreza extrema por el propio Gobierno.


El subsidio de paro es compatible con la agricultura para autoconsumo

El Supremo da la razón a una beneficiaria a la que el Ministerio quiso quitar la prestación

El País, Miguel Jiménez, Madrid,  30-05-15

Plantación de hortalizas en una terraza de Madrid. / FOTO CEDIDA POR URBANIC-HUERTO URBANO
El Tribunal Supremo ha dictado una sentencia en la que establece que las actividades agrícolas para el autoconsumo familiar son compatibles con el subsidio de desempleo. Deniega así un recurso del Servicio Público Estatal de Empleo, que en 2012 quiso retirar la ayuda a una parada de más de 52 años y le exigió que devolviese 4.473 euros que había cobrado durante nueve meses y medio por haber realizado actividades relacionadas con la explotación de un olivar de su propiedad. La recolección produjo un rendimiento anual de 906,75 euros y fue destinada al autoconsumo familiar.
La resolución de Empleo ya fue anulada por un juzgado de Albacete y esa anulación fue confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla/La Mancha en febrero de 2014, pero el Ministerio ha seguido batallando hasta el Supremo para tratar de retirar ese subsidio de unos 470 euros al mes.
Empleo alegaba que, según la normativa, "la prestación o el subsidio por desempleo serán incompatibles con el trabajo por cuenta propia, aunque su realización no suponga la inclusión obligatoria en alguno de los regímenes de la Seguridad Social" y presentaba distintos casos en que se había retirado la prestación por el desempeño de actividades agrícolas.
En el caso actual, la beneficiaria del subsidio había logrado una cosecha valorada en 906,75 euros que entregó a una almazara como parte del pago de 910 euros que le debía por el aceite previamente entregado, y cuyo destino era lo que ella entendía como autoconsumo. El Supremo señala que "si bien es claro que aquellos importes exceden sensiblemente de las normales exigencias de un grupo familiar estricto [no constan datos relativos al de la actora], incluso para una zona olivarera del sur de España, en todo caso tampoco pueden calificarse con cierta propiedad de verdadero "rendimiento económico" a los fines de que tratamos". Y sin ello, no puede hablarse de que hay el "trabajo por cuenta propia" incompatible con la prestación o el subsidio por desempleo.
Al comparar con otros casos anteriores en que se retiró la prestación, dice que esa doctrina "es aplicable a todos los casos de actividades agrarias que sean merecedoras de tal nombre, siquiera no den lugar (...) a la inclusión en el REA, pero en manera alguna puede alcanzar a unas labores orientadas al autoconsumo [las aceitunas cosechadas en el caso se limitaron a compensar el aceite previamente adquirido en la almazara], que carecen del menor atisbo de profesionalidad y que incluso pueden considerarse -como muy razonablemente entendió la sentencia de instancia- 'trabajos residuales y esporádicos de mera administración y conservación de un pequeño patrimonio agrícola, que de otro modo se vería malbaratado y perdido por dejar de prestarse los cuidados mínimos imprescindibles, que incluyen la recogida del fruto", según la sentencia.
El Supremo concluye que la incompatibilidad exige no solo una apariencia de profesionalidad, sino la existencia de una explotación agraria- orientada a la producción de bienes con básicos fines de mercado. Pero no hay incompatibilidad "cuando la labor agraria se concreta a un reducido cultivo para consumo familiar, en términos tan limitados que excluyan palmariamente la posibilidad de fraude", según la sentencia que asegura que sostener lo contrario, como hizo Empleo, "comporta desconocer una realidad sociológica y lleva -como en el caso ahora debatido- a consecuencias desproporcionadas y poco acordes a la equidad".

Tus palabras son mi refugio

Donde quieras que estés,
amigo,
Tus palabras están,
conmigo.
No son consuelo
para mi corazón
herido.
Mis sueños
están
doloridos, 
por no estar
contigo

El amor sin límites de Aleixandre y Hernández





El amor sin límites de Vicente Aleixandre por Miguel Hernández

La edición del epistolario inédito del Nobel español obliga a mirar su obra poética con otra luz

El País, Winston Manrique Sabogal, Madrid , 31-05-15



Vicente Aleixandre (izquierda) y Miguel Hernández, vistos por Sciammarella.

Más de medio siglo estuvo oculto en la oscuridad de un baúl de haya el amor especial de Vicente Aleixandre por Miguel Hernández.
Todo empezó con una carta en una primavera como esta, hace ya 80 años. La amistad de dos de los grandes poetas españoles del siglo XX que parecen eternizados en esquinas opuestas de la vida, la literatura y en el imaginario de la gente, pero que proceden del mismo punto al estar interesados en los secretos del amor y la muerte y reconocer que “son dos caras de la misma moneda”. Estaban, están, unidos por la belleza de descubrir en su vida y poesía lo que une al amor y la muerte.
De eso están hechos, y eso son, Aleixandre (1898-1984) y Hernández (1910-1942). Un Vicente Aleixandre generoso que sintió un amor embelesado y sin límites por el poeta de Orihuela que no se conocía hasta hoy, y al que llamaba “Miguelillo de mi corazón”,
Esa bella y secreta oscuridad es iluminada en un legado único: De Nobel a novel. Epistolario inédito de Vicente Aleixandre a Miguel Hernández y Josefina Manresa (Espasa), en edición de Jesucristo Riquelme. Hace año y medio se dio noticia de esta correspondencia al ser adquirida por la diputación de Jaén. Son 309 cartas escritas del puño y letra de Aleixandre, 26 de las cuales son a Hernández, entre 1935 y 1938, y el resto a su esposa Josefina Manresa, hasta el año de su muerte en 1984.
640 páginas que sitúan y fijan la relación de amigos, hermanos, confidentes, cómplices y guías literarios entre ambos poetas. Uno maestro entonces, el otro aprendiz y discípulo. Uno protector y guía, el otro joven descubridor del mundo. Uno destinado a ser Nobel de Literatura, el otro a ser amado por el pueblo. Aleixandre en discreta presencia durante el túnel del franquismo, Hernández muerto en la cárcel al comienzo de esa oscuridad y silenciado por ella; y Aleixandre velando para que esa llama poética no se apagara.

Afinidades políticas y poéticas

JESUCRISTO RIQUELME
1. Posición ideológica de Aleixandre contra los golpistas, en favor de la democracia y la república: Reflexiones sobre el exilio interior y sobre la imposibilidad física de participación en el conflicto bélico por la "mala salud de hierro" de Aleixandre.
2. Afinidades poéticas como trasfondo:"nosotros, los poetas activos" (dice Aleixandre a Miguel Hernández, MH). Es guía y escuchador de otros poetas jóvenes: Antonio Aparicio, Francisco Giner de los Ríos, o más avezados como Dámaso Alonso, MH... Alienta la obra de MH, y no olvida su teatro, sabedor de que con el teatro se podía ganar mejor el sustento de su vida.
3. Se desenmascaran mitos antialeixandrinos como el de difundir errónea y malintencionadamente la concesión del premio de poesía Francisco Franco en 1949. Nunca recibió dicho premio.
4. Aleixandre se define como poeta que canta y grita sobre la libertad y se regodea en ese "estar en el secreto" de las cosas íntimas de sus vidas: conecta con Lorca, con MH..., lucha contra la hipocresía social que terminó aislándolo en sus más profundos pesares sentimentales.
5. Aleixandre prestó auxilio moral, alimentario, económico y, tras la muerte de MH, editorial a MH. Muchos amigos acomodados de Aleixandre entregaron dinero no sólo a MH sino también a Josefina Manresa (y a su hijo) cuando MH había fallecido: "lo murieron".
De las cartas a Josefina, se pueden destacar dos aspectos:
1. La ayuda y el apoyo emocional y económico a Josefina Manresa (y su hijo).  La precariedad de Josefina se aprecia en estos detalles: sellos para que respondiera y borradores de Josefina escritos en sobres y papeles cuarteados y rasgados...
2. Aleixandre es el verdadero velador, protector y "encumbrador" de lo que hoy conocemos como ese Miguel Hernández popular y universal. Apoyado en sus amigos José Luis Cano y Leopoldo de Luis, junto a trámites de Dámaso Alonso, Aleixandre se erige en el asesor literario de Josefina Manresa: recopila y acopia textos dispersos e inéditos de MH, rescata y recupera esa obra y, mediante la fijación de textos, va conformando la pretendida obra completa de MH.
No es solo un estudio preliminar que entrelaza lo personal con lo literario, sino que cada carta va acompañada de un pie de página exhaustivo. Doctor en Filología, catedrático de Lengua y Literatura de España y autor de obras como Miguel Hernández, un poeta del amor, la libertad y la juventud, Riquelme se asoma en la vida y sentimientos de Aleixandre y su anhelo de protección. Cartas con pasajes cotidianos, literarios y gritos apagados. Un amor sublimado que luego habrá de proyectarse en la protección y asesoría a la viuda de Hernández, su hijo Manuel Miguel y sus nietos.
Cuatro meses después de aquel encuentro que los poetas tienen en Madrid, en 1935, Aleixandre escribe: “Me alegró mucho tu carta. Qué bocanada de tu caliente tierra; qué chirriar de chicharras y qué frescura de río, y qué oreo de piel mojada me trajo tu carta. Miguel, Miguel, yo aquí estoy solo”.
Cartas de letra clara y muy espaciada, que “permite conocer el inmenso cariño que tenía mi tío a Miguel Hernández y Hernández un cariño extraordinario por él”, dice Amaya Aleixandre, sobrina del Nobel español y albacea de su legado. “La gente”, explica, “a veces, siente hacia algunas personas algo superior a lo esperado, un sentimiento que lo sorprende. Mi tío tuvo en Miguel Hernández un amor muy especial. La amistad en sí misma la consideraba un valor extraordinario. No creo que haya sido un sentimiento de homosexualidad. Cuando queremos a alguien lo queremos sin límite, con naturalidad. Era un amor paternal con una necesidad de protección hacia un poeta joven y bueno recién llegado. La categoría de Miguel Hernández le caló desde el comienzo”.
Es la amistad con alma. Un amor. Otro amor sin temores ni fantasmas. “Aleixandre sintió desde el primer encuentro una fuerte atracción por Hernández: un flechazo sentimental debido, entre otras causas, al don de gentes y la bonhomía del oriolano, a su simpatía, a su respeto y a sus ansias de ser un buen escritor”, explica Riquelme. “En las cartas de Aleixandre a Hernández se aprecia un sentimiento amoroso que cuajó en una relación que sublimó la amistad. Llegó a confesarle su dolorosa soledad y su desaliento por no poder declarar y disfrutar del amor libremente”, continúa el experto. Tal vez, agrega, lo más relevante de sus confidencias estribe en que proporciona la clave para comprender mejor su poesía inicial, “en especial La destrucción o el amor y su anterior Espadas como labios: Miguel Hernández por un lado, pero también Lorca o Cernuda estaban en el secreto de los sentimientos que pregonaba el primer Aleixandre”.
Como ese que abre el poemario que empieza así:
"Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima, con esa
indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo. (...)".

Para quienes viven envueltos de tanta poesía el amor es todo lo que desprenden, según Lucía Izquierdo, nuera de Hernández. Todo en ella es agradecimiento. Cuenta que en su familia siempre entendieron ese cariño porque Aleixandre quería protegerlo a él y a su familia: “Para nosotros el amor es a las personas. Cuando se trata de querer con el corazón y el alma no se da uno cuenta si es hombre o mujer”.
En las cartas se siente el palpitar de la vida, de unos sentimientos de naturaleza autónoma y anárquica que lo trastocan todo con irrefrenable felicidad y nobleza.
Nacieron aquella primavera del 35. Un Miguel Hernández de 24 años quiere leer el recién premiado La destrucción o el amor, de Aleixandre. Sin conocerlo, le envía una carta. Le pregunta si puede darle un ejemplar. Le escribe "en papel basto y líneas apretadas, escritas con una letra rodada y enérgica", que firmó como "Miguel Hernández / pastor de Orihuela". La carta se perdió, pero no su sentido en la memoria de Aleixandre.
El poeta sevillano lo recibe en su casa madrileña de Velintonia, 3, y le presta un poemario. Se vuelve a saber de ellos en mayo de ese mismo año cuando Aleixandre recibe un homenaje por aquella obra premiada y en una fotografía en la que aparece en el centro, rodeado de otros poetas, se ve cómo a la izquierda de la imagen alcanza a entrar un Miguel Hernández de perfil.
Silencio. Es hasta el 27 de julio del mismo año cuando aparece ya la primera carta de Aleixandre, desde Miraflores de la Sierra: “Mi querido Miguel: me acuerdo mucho de ti, de nuestras buenas tardes y de esa como reverberación de la tierra que metes en las habitaciones (…) Si ves a tu novia (¡ay!), cuéntame de ella y de ti, si no te es penoso. Cuando pienso en ella, me da pena. No me parece tu novia, pero sé que ella sufrirá, hasta que el sentimiento se le deshaga en la ausencia y en el olvido”.
Y hablan de lo que hacen, de poesía y cuando los versos de Aleixandre se hacen menos cósmicos y más terruñera, Hernández se siente más próximo: "el amor como fuerza cósmica y el cosmos como fuerza creadora. Lo plasma en sus odas como imitación, pero el panteísmo es un rasgo del Hernández más juvenil", explica Riquelme.
Sus vidas siguen, y el 24 de julio de 1937, Aleixandre lo describe: "...Él, rudo de cuerpo poseía la infinita delicadeza de los que tienen el alma no solo vidente, sino benevolente. Su planta en la tierra no era la del árbol que da sombra y refresca. Porque su calidad humana podía más que todo su parentesco, tan hermoso, con la naturaleza. // Era confiado y no guardaba daño. Creía en los hombres y esperaba en ellos".
Durante el encarcelamiento a Miguel Hernández, Aleixandre es la gran figura tutelar, la persona más próxima, asegura Riquelme: "Su ayuda fue moral, alimentaria, económica, y una vez fallecido, también editorial".
En la familia de Hernández solo tienen palabras de afecto y agradecimiento para Aleixandre. “Proyectó su cariño en Josefina, su hijo Miguel y sus nietos", recuerda Lucía Izquierdo. Cuando Manuel Miguel, su marido vivió unos años en Madrid, iba casi todos los días a comer con él. Un mes y medio antes de morir, Aleixandre le pidió a ella que fuera a verlo con sus hijos, que eran como sus nietos: "Cuando se quiere con el alma, ese querer no se olvida. No se acaba. Trasciende hacia los seres más queridos”.
En septiembre de 1936, ya iniciada la Guerra Civil, Aleixandre le dice: "Miguelillo, cómo sabes sorber como un gigante, como un hombre, toda forma de poesía. Ay, poeta, qué línea tan clara viene de tu sangre cuando me hablas. Qué bien te siento. En fin, Miguel, ya ves, quedamos en que se dan gritos de amor o gritos de muerte. A veces pienso si estos gritos unidos, en mí, serán consecuencia de que yo no he sido totalmente feliz en casi ningún amor".
Aleixandre nunca se olvida de la calidad poética de Hernández y aventura su porvenir en diciembre de 1937: "Es el segundo libro que publicas desde que nos conocemos. Te voy viendo crecer y dándome alegría. Como todo poeta verdadero, serás discutido. La envidia, triste flor de todas las edades, procurará hincarte el diente, aunque se lo melle. Fatalmente hay que contar contigo, y esto algunos no podrán perdonártelo".
Secretos, cartas que Josefina Manresa guardaba en un baúl de haya, en una de las cuales Aleixandre le dice a Hernández: “La amistad, sentimiento más modesto, pero no menos verdadero, reclama no diré sus derechos, pero sí sus… aspiraciones: entra en tu cuarto, revuelve el aire, hace constar su presencia. Miguel, Miguelillo, existo, existimos”.
** Esa memoria, esa amistad, será recordada el viernes 19 de junio bajo el título Miguel Hernández vuelve a Velintonia. Una velada que contará con medio centenar de poetas y artistas.

"Mi corazón tiene un saldo en contra, una ternura en el vacío"

[Miraflores de la Sierra] 1 de septiembre [1936][1]
Mi querido Miguel: me ha impresionado mucho la desgracia que aflige a tu Josefina y a los suyos, y con ella a ti. Me ha dado mucha compasión. Siempre es terrible perder a un padre querido, pero perderlo así tiene que serlo mucho más, mucho más penoso y tristísimo, con una angustia y un dolor que dejan casi [estu[pe]factos].[2] Y luego ese problema de tener que seguir viviendo; el problema material de subsistir sin medios para ello. Tú, con tu gran corazón, sufres por ellos y para ellos y te llenas de preocupación. Ayer hablé mucho de ti con Francisco Giner, de tus problemas, y le dije que a ver si podía hacer su padre algo en cuanto a empleos por ti. Le dije lo que hacías en Espasa-Calpe y que tu trabajo era temporal y terminaría pronto. Francisco es bueno y te admira, y se interesó mucho, y cree que quizá su padre pueda hacer por ti si sigue de ministro[3]. Se le ocurrió, improvisando (su padre es amigo de Olarra[4]), ver si el ministro se interesaba cerca del gerente[5] de Espasa para que pases a funcionario fijo. [6] Cuando regresemos todos a Madrid será el momento de ver qué puede hacerse por su parte. Tú ve pensando, y, si se te ocurre algo, cuando allí te entrevistes (conmigo) con Francisco, se lo dices. Todo esto todavía no es nada, de modo que no nos alegremos prematuramente. Pero tú ve pensando. Francisco estoy seguro de que hablará a su padre, cuando llegue el momento, con todo el cariño. Claro que hay que esperar a que pase esta guerra que sufre España. Esperemos que no tarde mucho.
Me alegro [de] que te gustara el poema. No, no era desconfianza para el lector (¿cómo iba a serlo, siendo el lector tú?): mis explicaciones no lo eran: eran deseo, gusto de comunicación contigo sobre él.[7] Como si hubiéramos charlado allá en Velintonia. Miguelillo, cómo sabes sorber como un gigante, como un hombre, toda forma de poesía.[8] Ay, poeta, qué línea tan clara viene de tu sangre cuando me hablas. Qué bien te siento. En fin, Miguel, ya ves, quedamos en que se dan gritos de amor o gritos de muerte. A veces pienso si estos gritos unidos, en mí, serán consecuencia de que yo no he sido totalmente feliz en casi ningún amor. He sufrido en el amor, pasando rápidamente de gloria a infierno, y viceversa, sin transición. Porque no me han querido nunca como yo he querido; aunque me hayan querido, nunca, ay, supieron quererme como mi corazón pedía. Solo una vez me quisieron así, con locura, con desatino, con frenesí... y entonces yo no quería. Ya ves. Otra vez quise de ese modo y fui querido lo mismo (es la única), y el fin fue trágico, de un modo que dejó huella en mí para mientras viviera.[9]
De modo que mi corazón tiene un saldo en contra, una ternura en el vacío, y ha trabajado para el aire, para el polvo. Quizá por eso no está gastado por otra parte, y vive y canta con el robusto anhelo de una juventud que para él no veo cuándo acabe. Creo que cuando muera. Porque me parece que será joven hasta la tumba. Desde un comienzo supo que el amor y la muerte son como dos caras de la misma misteriosa presencia, y que el amor, tan arrebatador, tan inaprensible, es como la delicada y mágica apariencia del último contacto, disolución en la unión para siempre. En algunos sitios, al momento del último goce físico en brazos del amor le llaman “la muerte chiquita”. Fíjate qué maravilla: ¡la muerte chiquita! Y eso es: porque es el aniquilamiento momentáneo sobre un cuerpo que mata. Y qué pena despertar, resucitar, para esa otra clase de muerte: la muerte vulgar de cada minuto. Pero, en fin, de todo se hace nuestra vida y no hay que renegar de nada.
Todo esto a propósito de un poema. Para que veas, que no son explicaciones, sino afán de comunicación contigo. Como la poesía está tan unida a la vida, hablar de una es hablar de la otra.[10] Y no es que yo piense en los incidentes concretos de mi vida cuando escribo. Es la mano de un hombre la que escribe, y lo que apetece al hombre poeta es que su poesía no sea suya solo, sino de otros hombres, otros que amaron y sufrieron, y que al oír la poesía digan algo que es suyo, como de otros, otros que amaron y sufrieron como ellos, antes que ellos, después que ellos...
Tú sabes de esto como yo. Tu corazón es de carne, y hay en la vena de tu poesía un latido que es comunión humana con otros corazones. Los poetas así, cuando cantamos nuestro[s] sentimientos no hablamos de nosotros, ¡no!; yo siento que por mí hablan muchos hombres que no escriben versos.
Miguelillo, parece que veo brillar tu mirada charlando de todas estas cosas. Anteayer escribí a Carlos Fenoll. Ayer a Pablo. No, no saldré de Miraflores por ahora. Cuando lo haga será para ir a Madrid, pero no creo que sea antes de fin de mes. Aquí hay tranquilidad. Estuve en Madrid, pero el calor me sentaba muy mal y me puse enfermo. Aquí estoy mejor; algún día salgo fuera de casa y voy un poco por algún camino en el campo, generalmente con Francisco. Hay ocasiones, como la presente, en que habitar un cuerpo de tercera resulta mortificante y desesperante. No te creas que estoy peor que otros años; más bien mejor, pero a ratos me apena ver fallar mi cuerpo por la salud y cuando más necesario me sería para hacer frente a todo.
Miguel, ya ves qué carta tan larga te estoy escribiendo. Le he preguntado a Manolo si sabe algo del posible jurado de tu concurso. Si lo hay y lo sabe, te lo comunicaré. Yo dudo que ahora se resuelva el asunto. Supongo que El labrador de más aire vendrá contigo de tu Orihuela. Ya nos reuniremos con él y con tus oriolanos.
Tu Josefina no me conoce. Pero dile que un amigo tuyo se acuerda de ella y a través de ti se une a su pena tan grande.
Escríbeme pronto. Ya ves yo. Y dime si todavía te podré escribir a Orihuela.
Miguelillo, me alegra mucho ver nuestra amistad tan honda. Qué fuerte me hace ella también. Mientras vivamos seremos amigos. Te abrazo mucho y siempre igual, hasta siempre. Vicente


[1] Documento LELI 2.3.1464. En el sobre, sin remite, vuelve a figurar como destinatario «Miguel Hernández. Orihuela (Alicante)».
[2] El padre de Josefina Manresa, guardia civil, es asesinado en Elda (Alicante) el 13 de agosto de 1936. Vestido de paisano, salía de la oficina de Correos.
[3] Con mayúscula en la primera letra en el original, al igual que varias palabras después.
[4] En el original se manuscribe defectuosamente: «O.larra». Parece referirse a Manuel Olarra, entonces importante cargo de Espasa-Calpe en Madrid. La Editorial Espasa había sido fundada en 1860; en 1926 se unió con la Compañía Anónima de Librería y Publicaciones Españolas (Calpe), convirtiéndose así en una de las editoriales más importantes de Europa, con gran proyección en Argentina y México. La Guerra Civil produce un éxodo de casas editoriales hacia América. En 1938 se instala Espasa-Calpe Argentina, bajo la dirección de Manuel Olarra; el gerente en Argentina de Espasa, hasta ese momento, era Gonzalo Losada. Motivos políticos produjeron la escisión. Gonzalo Losada dio vuelos a su propia editorial: Editorial Losada. Rápidamente, la competencia entre ambos sellos editoriales cobró visibilidad a través de dos colecciones que resultaron ser trascendentes para el devenir. La «Colección Austral», de Espasa-Calpe, se inició con La rebelión de las masas, de Ortega, escrito en 1930, y para el año 1967 había publicado 1600 títulos; llegó a publicar a un ritmo de 10-20 títulos nuevos por mes en primeras ediciones de 12 000 ejemplares cada una y reimpresiones mensuales de 6000 ejemplares; de la producción total, más del 30% se exportaba: y España era la mayor destinataria. La «Biblioteca Contemporánea», de Losada, tuvo un desarrollo algo menor, ya que en el mismo período apenas había editado 400 títulos y, años después, se transformó en la «Biblioteca Clásica y Contemporánea». Llama la atención la abundancia de escritores españoles en ambas colecciones. En «Austral» se privilegian los escritores del 98: Azorín, Baroja, Unamuno, Valle Inclán; mientras que Losada concederá espacio, por afinidades estéticas e ideológicas, a los poetas españoles contemporáneos: León Felipe, García Lorca, Alberti, Salinas, Aleixandre, Miguel Hernández. No sólo movían a los editores razones afectivas o políticas, sino también económicas; no es dato baladí que Argentina proveía, en la década primera de posguerra, el 80% de los libros que importaba España. En 1992, Espasa-Calpe se integró en el Grupo Planeta.
[5] Por el hábito administrativo, Aleixandre vuelve a optar por la mayúscula en la primera letra.
[6] La ocupación de M. Hernández en Madrid con la recopilación de datos y la redacción de algunas biografías para la enciclopedia Los toros, coordinada por José M.ª de Cossío, no se atenía a un contrato con la editorial, sino al favor personal de Cossío que le pagaba de su propio peculio. Al no existir relación laboral con Espasa-Calpe, cuando en los trámites del Sumarísimo 21 001 contra el oriolano, los responsables de la editorial comunican que no es trabajador suyo. La palabra funcionario pertenece al uso popular impropio semánticamente ya que no se trata de un empleado público o estatal.
[7] Se refiere a la posible dificultad de comprender el poema «Humano ardor», remitido por correo a Miguel en la carta anterior (20 de agosto de 1936).
[8] Aleixandre ensalza la capacidad de interpretación y comprensión poética que atesora el Hernández autodidacto.
[9] Confesión íntima de Aleixandre a Hernández. El poeta sevillano parece lamentarse de la imposibilidad de convertir en dicha el amor entre seres humanos.
[10] Se acabó la época de la poesía pura: estamos inmersos en una poesía de la comunicación, en trance de la poesía de la comunión. Más alejada del poeta en la torre de marfil juanramoniana que de una protopoesía de la experiencia.