El freno de la desigualdad
La brecha entre pobres y ricos lastra el crecimiento y perjudica a la sociedad entera
Las personas en riesgo de exclusión social han pasado del 26% al 29,2% entre 2010 y 2013 en España, según estadísticas oficiales. El impacto de la crisis sobre el bienestar y las expectativas de los ciudadanos ya había sido señalado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyo último informe advierte de que la desigualdad ha alcanzado su máximo nivel en 30 años en el conjunto de países miembros, y afecta especialmente a los más castigados por la recesión. En España, los ingresos del 10% de la población más desfavorecida han caído un 13% anual y los del 10% más pudiente se han reducido un 1,5% anual.
Hay numerosas evidencias de que la desigualdad acaba siendo un freno para el progreso social, la movilidad y el propio crecimiento económico. El aumento de la brecha no solo es injusto, sino que acaba perjudicando a todos. Según la OCDE, por cada punto que se reduce la desigualdad (coeficiente de Gini) se añaden 0,8 al crecimiento en los cinco años siguientes.
Todo ello se traduce en una peor formación de los más pobres y acaba afectando a la igualdad de oportunidades. Una sociedad sin movilidad social es menos vigorosa y deja a amplias capas de la población sin esperanzas. Y tan importante como salir de la crisis es repartir sus costes. En España, como en muchos otros países, los ajustes han perjudicado más a los que menos tienen. Es urgente revertir esa peligrosa dinámica.
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