Hoy es la nombrada "jornada de reflexión ante las elecciones municipales y autonómicas del año 2015, que se realizarán mañana 25 de mayo.
Durante el tiempo nombrado como "pre-electoral" he asistido por televisión a reuniones de distintos partidos políticos en los que el discurso siempre discurre en un sentido -político que representa al partido a una agrupación de ciudadanos-. El discurso es elegido por el político y no por los asistentes a la reunión y, donde no hay réplica por parte de estos último y, por ello, no existe discusión, por lo que se concluye la reunión sin acuerdo y sin discrepancia. Una reunión no de comunicación entre emisor y receptor, sino de difusión de mensaje por parte del emisor y de no recepción por parte del receptor; es una reunión no reflexiva, o de comunicación. Es decir, el emisor no enriquece su mensaje y el receptor no hace suyo tal mensaje.
Este tipo de reuniones son propias de iglesias y no de consistorios. Sin embargo, el fin de estas reuniones es el de elegir consistorios y no iglesias. No son reuniones racionales o de acuerdos, sino no racionales y de acatamientos.
Sin embargo, hoy es un día de reuniones entre ciudadanos que tienen el fin de reflexionar, de argumentar, a favor y en contra, acerca de las propuestas hechas por los políticos que opositan mañana a ser elegidos por los ciudadano que acudieron a sus reuniones en actitud pasiva.
Es difícil, sino imposible, que este proceder en los exámenes de oposición a administrar el común de los ciudadanos, puedas ser considerado racional, o constitucional. Esta jornada no puede ser racional, lo cual nos lleva a tener una doble personalidad, o esquizofrenia ciudadana, imposible de conciliar con el sentido de ciudadano y, si posible de conciliar con el sentido de individuos (sin nada en común y, por ello de administrar) que sí es propio de las reuniones de creyentes a los que se les nombra "corderos" y a quienes les difunde el mensaje como revelado y por ello no se somete a discusión, "pastores", concepto opuesto -que no inverso- al de "políticos".
Seguiré en el ámbito de ciudadano y no de cordero, escuchando a políticos y no a pastores.
¡Amén! ¡Hasta luego compañeros!
Han de existir consistorios, iglesias o lugares donde reunirse para hablar, discutir, confrontar opiniones y llegar a acuerdos en relación con aquellos asuntos, o cuestiones que nos son comunes.
Nos reuníamos en el prado al resguardo de una talanquera cuando nuestro asentamiento, nuestro pueblo estaba siendo atacado para robar nuestros almacenes para pasar el invierno (hoy "cajas de pensiones"), bajo el Texu para proteger nuestra reunión y con la ayuda de Lugh, después vinieron los "políticos" que se intitulaban "apóstoles", o enviados del hijo de un dios que nos era desconocido y al que nombraban Jahvé y a a su hijo como Jesús del que decían que tenía como bondad el haber sido muerto crucificado para salvarnos de un final que, hasta entonces, no ocupaba nuestra vida, cuando en realidad había sido muerto en la cruz por parte del pueblo romano al que él y su pueblo no dejaban ser robado. Sus diacípulos, los del crucificado, tergiversaron los hechos y dijeron que no había, sido muerto como cabecilla para defender a los suyos, sino de todos los hombres, con lo que extendieron su pueblo, Judá por todo el mundo haciéndose con todo él.
Bien, hagamos centros de reunión, chistes, tabernas, casas del pueblo o de ciudadanos y reunámosnos para "estaferiar" y no delegar esta tarea de administrar lo común, o política, en manos de sectas a las que se intitulan "partidos" (sectas, partes, muestras, subpoblaciones) representativos de las opiniones de todo el pueblo, o población, acerca de cómo estaferiar, o administrar el procomún, esencia de nuestra constitución, ser y destino de nuestra familia, tribu, pueblo, o población.
Sabemos y conocemos que la media aritmética de una población no es la media aritmética de las medias aritméticas de las subpoblaciones, o partidos de las que está constituída.
La última estaferia en la que participé en mi pueblo de Silvota -del que otros referían ser un barrio de la parroquia de Lugo del concejo -curioso- de Llanera, de la provincia -curioso- de Oviedo, del Estado, o Nación -curioso- de España que tenía un partido único o, lo que es igual, que no tenían singularidad cada uno de los que en el territorio así nombrado, o habitaban.
Tal estaferia no la contratamos con nadie, sino que, como tal se concibe y se gesta, por los propios vecinos.
Si en todas las obras, o decisiones, participase todo pueblerino, o ciudadano vecino, no habría posibilidad de robar, sino de no participar. A esta modalidad de robo no se podía hacer ya que si no se aportaba trabajo se tomaba a cuenta sus bienes.
Recuerdo de aquella estaferia se trajo residuos de carbón quemado en la recién creada acería de Ensidesa. Uno de los vecinos no quiso ir ni poner el carro de bueyes, por lo que la caleya se reconstruyó a través de un prado suyo, con lo cual él aportó, por mandato del procomún y este ganó el quitarse dos curvas del camino y el cruce de un arroyo por éste. Se acabó sin discusión, pues cuando Manolo vino a protestar, mi padre le dijo "Manolo, esto es así y va seguir siendo así. Calla la boca y lárgate que tenemos que seguir trabajando. Tú, zángano, vete a échate". Tras una breve pausa, mi padre se volvió hacia el resto de los vecinos y, les preguntó:¿Alguno no estáis de acuerdo?. No hubo respuesta. "Entonces, a trabajar todos"
Estoy seguro que todo está entendido. ¿Hay alguno que no esté de acuerdo?. Si lo hay, fuera, que los demás tenemos que trabajar, para todos.
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