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17 nov 2014

Antoni Badia i Margarita, ha muerto. ¡Viva su obra legada!




Antoni Badia i Margarit, lingüista, defensor de la gramática catalana

Fallece uno de los ‘padres’ del catalán moderno junto con Pompeu Fabra y Joan Solà

El Pais, Barcelona 16 Noviembre 2014

Antoni Badía i Margarit en 2003 cuando recibió el Premio de Honor de las Letras Catalanas. /CONSUELO BAUTISTA
Antoni Badia i Margarit, fallecido ayer a los 94 años, fue uno de los lingüistas catalanes más completos del siglo pasado y puede considerarse uno de los padres de la modernización del catalán, junto con Pompeu Fabra y Joan Solà, fallecido hace cuatro años. Badia se licenció en la Universidad de Barcelona tras la Guerra Civil y su tesis doctoral versó sobre morfología histórica. Fue rector de esa universidad en la difícil etapa de la Transición, de 1978 a 1986, y bajo su mandato se produjo el acceso de la generación de los profesores no numerarios (PNN) a la dirección de la universidad. En su etapa como rector, Badia dejó claro su compromiso con la cultura y la catalanidad, tal como se recordó en un homenaje que le rindió la universidad hace siete años.

Creía que el idioma
no se había recuperado
de la dictadura
En su larga trayectoria dedicó atención a la dialectología —primero del aragonés y luego del catalán—, la onomástica y la geografía lingüística. Fue profesor visitante en varias universidades europeas, y muchas de ellas lo distinguieron como doctor honoris causa. Como docente creó un grupo de investigadores lingüistas y en 1977 ocupó la cátedra de gramática histórica catalana en la UB.
Autor de más de 600 artículos científicos y de medio centenar de libros. Su Gramática histórica catalana salió publicada primero en castellano en 1951 y en catalán 30 años después. Impulsor del Atlas lingüístico del dominio catalán, también publicó la Gramàtica de la llengua catalana en 1994. Fue responsable del área lingüística la Gran Enciclopedia Catalana y miembro de diferentes academias. Badia era académico correspondiente —una distinción a la labor de investigación — de la Real Academia Española. El filólogo presidió el II Congreso de la Lengua Catalana y a lo largo de su vida tuvo varios reconocimientos, como la Medalla de Oro de la Generalitat y el Premio de Honor de las Letras Catalanas en 2003, entre otros.

Durante la
Transición fue rector
de la Universidad
de Barcelona
Defensor incansable de la normalización lingüística, en 2003 declaraba a este diario: “La lengua catalana, en todas sus variantes, todavía no se ha terminado de recuperar de los años de dictadura. Hay muchos obstáculos. La normalización está muy parada. Se debe dar un nuevo impulso a esta época de internacionalización y globalización, que provoca dificultades. Pondré un ejemplo: la presencia de becarios Erasmus, que piden a los profesores que reduzcan las clases en catalán. Hay también una gran inmigración de asiáticos, norteafricanos e iberoamericanos que tiene consecuencias para el catalán. Pero siempre digo que soy moderadamente optimista respecto al futuro. Nuestra lengua no desaparecerá porque los que no la hablan no la aprendan, sino que desaparecería si los que la hablan renunciaran”.
Nicolau Dols, catedrático de la Universidad Balear y miembro del Institut d'Estudis Catalans, subraya de Badia su capacidad de “
mantener la intención y el impulsol. Quienes lo hacen son pocos. Son criticables, como todo el mundo, pero son imprescindibles como nadie. Hay muchas maneras de hacer un país; la de Badía es difícil, al alcance sólo de aquel que sabe cómo corresponder”. Los reconocimientos a la importancia de la figura del filólogo fueron múltiples a lo largo del día de ayer. “En el momento más difícil, se comprometió con Cataluña y la prestigió con su incansable y excelente tarea investigadora y docente”, resumía el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Para el presidente, Cataluña debe a Badia “como a tantas otras personas de su generación, que en los momentos más difíciles pusiera su inmenso talento al servicio de la investigación y del cultivo de nuestra cultura, y su compromiso insobornable con el mantenimiento de nuestra identidad”. En una línea muy parecida se expresó el consejero de Cultura, Ferran Mascarell, quien le calificó de “catalán insobornable”.


La humanidad del doctor Badia

JOAN FRANCESC MIRA
Las últimas veces que lo vi, cuando coincidíamos en las sesiones plenarias del Institut d’Estudis Catalans, el doctor Badia andaba muy despacio, medio encorvado, con aquella figura suya larga y delgada, progresivamente consumido por la fatiga y por los años. Pero su voz amable de hombre siempre atento no se había alterado y sus ojos inteligentes y vivos eran los de siempre. Ha desaparecido a los 94 años, y con él desaparece uno de los últimos sabios clásicos, uno de los últimos grandes representantes de las humanidades, como Joan Coromines o como el padre Miquel Batllori, que he tenido la fortuna y el privilegio de conocer.
Antoni Badia i Margarit había nacido en 1920 en Barcelona, en una casa donde, como recordaba él mismo, había “miles de libros”, incluidos los clásicos catalanes, los griegos y los latinos de la Bernat Metge. En un resumen de su vida escribía: “Mis años de bachillerato coincidieron con los de la II República y la autonomía de Cataluña. No hace falta señalar que vibré con todo el entusiasmo de que era capaz, al unísono con aquella luna de miel de un pueblo que, después de más de 30 años de expectación activa y esforzada, veía reconocidas una buena parte de sus posibilidades de realización. Pero ya se sabe que las cosas buenas no duran. En 1939, el gran castillo de ilusiones se hundió. Pasamos de la construcción de un país y una cultura a su destrucción. Y a mí me correspondió ser testigo impávido, aunque todavía no comprometido formalmente, de la hecatombe. No obstante, desde entonces me sentí preso de un compromiso profundo, que enlazaba con la orientación de mi vida antes de la Guerra Civil: la lengua y la cultura catalanas. Pero el camino sería largo y penoso”.
El largo camino de un maestro excepcional, que había de retornar la dignidad y el crédito académico a la filología catalana y había de salvar su continuidad académica y desarrollo científico bajo el franquismo. Inicialmente, desde 1948, como catedrático de Gramática Histórica de la Lengua Española, y mucho más tarde también de Gramática Histórica Catalana, hasta sus años duros y difíciles de rector de la Universidad de Barcelona, entre 1978 y 1986. I desde el principio, el doctor Badia mantuvo una relación siempre cordial con los colegas valencianos, empezando por su amigo Manuel Sanchis Guarner.
No es este el lugar para detallar sus libros y trabajos, innombrables en los campos de la ligüística histórica , la teoría gramatical, la lingüística estructural y comparativa, la dialectología o la sociolingüística. Ni sus doctorados honoris causa, desde Alicante hasta Slazburgo, o de sus premios y honores. Solo recordar con gratitud que maestros como él, humanísimos y humanistas, aparecen muy pocos cada siglo, en cada país y en cada disciplina.
Joan Francesc Mira es escritor.
Antoni Maria Badia i Margarit, filólogo y lingüista que dedicó gran parte de su carrera a la historia y la gramática catalana, falleció la pasada madrugada en su domicilio de Barcelona a los 94 años.Badia Margarit es reconocido como el artífice de la modernización de la filología catalana, especialmente por la publicación de la Gramàtica històrica catalana y su nombre se sitúa al lado del padre del catalán moderno, Pompeu Fabra.
El funeral de Badia i Margarit se celebrará estelunes en la iglesia del Pi de la capital catalana a las 15.00 horas.
Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Barcelona, en 1948 se convirtió en catedrático de la misma universidad, de la que más tarde fue rector entre 1976 y 1985.
Entre sus trabajos, figuran Lengua y cultura en los Países Catalanes (1951), La lengua de los barceloneses (1969) y Gramática de la lengua catalana: descriptiva, normativa diatópica, diastrática, publicada en castellano en 1951 y en catalán en 1994.
Fue reconocido con la medalla del Institut d'Estudis Catalans, la Medalla de Oro de la Ciutadad de Barcelona al mérito científico y la Medalla de Oro de la Generalitat. Fue Premi d'Honor de les Lletres Catalanes en 2003 y tenía la Creu de Sant Jordi.
El consejero de Cultura, Ferran Mascarell, ha calificado al difunto filólogo de "catalán insobornable" y ha agradecido su esfuerzo científico en favor de la lengua catalana.
En declaraciones a Catalunya Informació, Mascarell ha dicho que parte del reconocimiento y la fortaleza que tiene el catalán en la actualidad se debe al trabajo de Badia i Margarit y otros miembros de la generación de la postguerra para recuperar la lengua.
El consejero ha destacado el "magnífico estudio" sobre lenguas románicas que hizo el filólogo, cuya capilla ardiente se abrirá esta tarde en el tanatorio de Les Corts de Barcelona.

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