No habrá ordalía. Yo seré juez.
No habrá ordalía.
No habrá.
Yo haré de juez.
Y con el pañuelo secaré
Tus lágrimas.
No por compasión,
Sino para que el fuego
El tiempo eterno
Consuma tus entrañas.
Mala madre.
Mala hija que una vez impidieron la matases.
Mala hija que a tu padre mataste.
Odio hay en ti.
No hay vida.
Hiena naciste.
Hiena mueres.
Sin hija.
Sin que nadie consuele
Tu eterna pena
Donde cumplirás la condena.
El fuego te hará retorcer el cuerpo
Como bicho.
No quedará cuerpo infiel alguno, ni memoria para recordarla.
El hambre que produce el tiempo que pasa despacio, hará pedir perdón.
No habrá eco. El llanto será amargo silencio.
De memoria perdida.
¿Quien soy?.
¿Quién eres tú?
Pero, mamá, soy yo, tú hija.
Yo no quise tener hija sino prenda de mercado.
Y cuando naciste tu padre se había ido.
En larga caravana, sin retorno.
Al verse engañado.
No tenía hija,
Sino paño.
De sastre
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