Los pacientes con "hepatitis C" están abocados, sin remedio, a la muerte si no se les trata.
La negación a tratarles por el Gobierno, Ejecutivo, Legislativo y Ciudadanía es un acto de "genocidio", de asquerosa actitud por todos los que creemos que "si están malos será porque han pecado" y están pagando por ello.
Quienes sepan escuchar, que no oír, sepan, sino recuerdan, que el SILENCIO es manifestación de COMPLICIDAD EN EL DELITO.
La hepatitis C no llegó a su identificación plena hasta finales de los años ochenta. Hasta entonces se le nombraba como "hepatitis no A y no B"
Muchas hepatitis C tienen su origen en una "asistencia médica" descuidada. Transfusiones de sangre y contactos con instrumental médico contaminado. Ahora se les niega la asistencia y se calla su causa maliciosa.
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