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3 ene 2015

La recolección de los alimentos hoy.

Es un libro recomendable.

Cuando Augusto Pérez me habla, me refiere como él vivió entre los cazadores-recolectores de Asturias los últimos quince años.

Los aché, cazadores-recolectores que vivieron en las junglas de Paraguay hasta la década de 1960, ofrecen una idea del lado oscuro de la recolección de alimento. Cuando un miembro estimado de la banda moría, era costumbre entre los aché matar a una niña y enterrarlos juntos. Los antropología que entrevistaron a los aché registraron un caso en el que una cuadrilla abandonó a un hombre de edad mediana que enfermó y no podía mantener el paso de los demás. Lo dejaron bajo un árbol, sobre el que se posaron buitres, a la espera de una sustanciosa pitanza. Pero el hombre de recuperó y, con paso enérgico, consiguió dar alcance a la banda. Su cuerpo estaba cubierto de las heces de las aves, dUn beso. Buena noche.e manera que desde entonces lo apodaron Deyecciones de Buitre.
Pág 79
De animales a dioses
Yuval Noah Harari

Cuando una mujer aché vieja se convertía en una carga para el resto de la banda, uno de los hombres jóvenes se colocaba a hurtadillas detrás de ella y la mataba con un golpe de hacha en la cabeza. Un hombre aché contaba a los inquisitivos antropólogos los relatos de sus años de juventud en la jungla. "Yo solía matar a las mujeres viejas. Maté a mis tías. [...] Las mujeres me tenían miedo. [...] Ahora, aquí con los blancos, me he vuelto débil." Los recién nacidos que carecían de pelo, a los que consideraban subdesarrollados, eran sacrificados inmediatamente. Una mujer recordaba que su primer bebé, una niña, fue muerta porque los hombres de la cuadrilla no querían otra niña. En otra ocasión, un hombre mató a un niño porque "estaba de mal humor y El Niño lloraba". Otro niño fue enterrado vivo porque era "divertido verlo, y los otros niños se reían". 
No obstante, hemos de ser cautelosos a la hora de juzgar demasiado de prisa a los aché. Los antropólogos que vivieron con ellos durante años informan que la violencia entre los adultos era muy rara. Tanto hombres como mujeres eran libres de intercambiar  parejas a voluntad. Sonreían y reían constantemente, carecían de una jerarquía de caudillaje y por lo general evitaban a la gente dominante. Eran muy generosos con sus pocas posesiones, y no estaban obsesionados con el éxito o las riquezas. Las cosas que más valoraban en la vida eran las buenas interacciones sociales y las buenas amistades. Consideran el matar a niños, a personas enfermas y a los ancianos de lamaísmos manera que hoy en día muchas personas consideran el aborto y la eutanasia. 

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