Un año cargado de elecciones y de incertidumbre
En 2015 habrá comicios municipales, autonómicos y posiblemente generales
Legalmente hay opciones para llevar las generales a enero de 2016
Arranca el año más intenso en previsión de citas electorales y, sobre todo, el de final político más incierto. En 2015 el bipartidismo, entendido como la indiscutible sucesión en el poder entre PP y PSOE, se la juega en sucesivas citas electorales que podrían marcar el final de un prolongado ciclo político de más de 30 años.
La irrupción de Podemos y sus elevadas expectativas han hecho que nunca hasta ahora tres partidos inicien el año con opciones de ganar en unas elecciones generales. Nunca antes la suma de las expectativas de PP y PSOE habían caído tanto como para aventurar que el partido más votado pueda no ser uno de los dos.
En el año que se inicia hay posibilidad de elecciones en todos los ámbitos posibles, con la excepción de Galicia y País Vasco que las tendrán en 2016 y, en principio, no hay posibilidad de adelantos. Sí puede haber disolución anticipada en Cataluña como consecuencia del proceso soberanista que encabeza Artur Mas y hay alguna opción en Andalucía si Izquierda Unida opta por romper el acuerdo con la socialista Susana Díaz.
La única fecha fija es la del 24 de mayo en la que habrá elecciones municipales y autonómicas en todas las comunidades salvo Galicia, País Vasco, Cataluña y Andalucía.
Intenso calendario
Autonómicas y municipales. La única fecha cerrada es la del 24 de mayo para las elecciones autonómicas en todas las comunidades salvo Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia y en todos los Ayuntamientos. Habitualmente, las elecciones municipales anticipan las tendencias para las siguientes generales.
Generales. El 20 de noviembre se cumplirá el mandato de las Cortes y, por tanto, acabará la legislatura. Legalmente, la Constitución permite llegar hasta el 17 de enero para celebrar las elecciones generales.
Cataluña. La comunidad catalana está pendiente de la decisión de Artur Mas de convocar elecciones anticipadas. Esos comicios, en los que podría haber una lista única proindependencia, marcarán el ritmo político del año por la trascendencia del desafío soberanista. Podrían ser en febrero.
Andalucía. En teoría no debe haber elecciones en esta comunidad hasta 2016 pero, el pasado 21 de diciembre, Izquierda Unida anunció su propósito de hacer un referéndum entre sus bases en junio para decidir si mantiene el pacto con el PSOE. Si se rompiera ese acuerdo se abriría la posibilidad de elecciones. Este calendario tiene una evidente repercusión en el futuro del PSOE y Susana Díaz.
Primarias. Mariano Rajoy es el único líder que, salvo sorpresa mayúscula, tiene seguro ser candidato a la presidencia del Gobierno. Pedro Sánchez tendrá que someterse a las primarias del PSOE en junio; Alberto Garzón a las de IU; Pablo Iglesias a las de Podemos y Rosa Díez tendrá que desvelar si se presenta a las de UPyD. Albert Rivera (Ciudadanos) puede ser otra de las novedades.
En principio, todo parece indicar que el calendario electoral de 2015 se cerrará con las elecciones generales, pero no es seguro, porque la Constitución permitiría llevar hasta el 17 de enero ese cita.
El artículo 68 de la Constitución señala que “el mandato de los diputados termina cuatro años después de su elección o el día de la disolución de la Cámara”, es decir, el 20 de noviembre de 2015. Y establece que “las elecciones tendrán lugar entre los treinta días y sesenta días desde la terminación del mandato”. Miembros del Gobierno barajan esta posibilidad en privado y hasta en público han hecho conjeturas sobre esta posibilidad de llevar la cita con las urnas más allá de cuatro años, lo que ocurriría por primera vez en España. Por ejemplo, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, en su primera intervención en el Pleno del Senado en noviembre dio pábulo implícitamente a esta posibilidad al calcular los meses que quedaban de legislatura sobre la perspectiva de enero de 2016. Rajoy, no obstante, enfrío esta opción el pasado 26 de diciembre al ser preguntado sobre esta posibilidad. “¿Lo de 2016? Con absoluta franqueza, no he pensado en ese tema; pero, en fin, no parece lo más razonable”, fue su respuesta.
En todo caso, el Gobierno admite que enfila ya el final de la legislatura. Por ejemplo, evitando aprobar anteproyectos de ley que requieran trámite de informes y que, por tanto, no tengan tiempo suficiente para su tramitación parlamentaria. Quedan por pasar por el Consejo de Ministro los proyectos de ley de Enjuiciamiento Criminal y la Ley Orgánica del Poder Judicial para iniciar el trámite parlamentario.
Ese final de legislatura está presente en el intento del Gobierno por insistir en el argumento de la recuperación económica, en el que cabalgará el Gobierno hasta las urnas de mayo y de las generales. De hecho, si tiene algún sentido llevar las generales a enero de 2016 es para permitir que se perciba esa recuperación.
El PP confía en que se note en las municipales y autonómicas en las que admiten expectativas inciertas. Por el desgaste de tres años de legislatura y porque el resultado del PP en 2011 fue tan excepcional que ahora solo puede ser necesariamente peor. Rajoy tienen pendiente designar sus candidatos, pero la referencia es la de 2011 cuando los anunció entre enero y marzo, es decir, aún está en plazo para cumplir con ese mismo calendario que entonces le dio buen resultado.
Para el PSOE las anteriores municipales y autonómicas fueron tan malas que ahora confía en recuperar comunidades como Castilla-La Mancha, Extremadura o Aragón y capitales de provincia claves. Los socialistas tendrán luego las primarias en junio condicionadas por el anterior resultado electoral y con Pedro Sánchez como seguro aspirante. Susana Díaz depende de su voluntad y de su calendario electoral.
A falta de resolver la duda de Rosa Díez (UPyD), es posible que Rajoy tenga que enfrentarse a candidatos de una o varias generaciones posteriores a la suya: Sánchez, Alberto Garzón, Pablo Iglesias.... Queda también la opción de Ciudadanos por primera vez en unas generales. Todas estas opciones nuevas buscarán repartirse el fin del bipartidismo, con protagonismo especial para Podemos. El partido de Pablo Iglesias medirá su fuerza en las autonómicas y, bajo otras marcas, en municipales. Su reto es lograr mantener durante más de un año la movilización ciudadana de rechazo a los partidos tradicionales. Para eso, por ejemplo, han convocado una manifestación partidaria para el 31 de enero.
Solapados al calendario electoral los grandes procesos judiciales contra la corrupción condicionarán la agenda política durante 2015. Por ejemplo, el final de la instrucción del caso Gürtel y la decisión del Tribunal Supremo sobre Manuel Chaves y José Antonio Griñán para medir hasta dónde llega la riada de los ERE fraudulentos de Andalucía.
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