Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular y, a la sazón, presidente del Poder Ejecutivo del Estado del Reino de España, ha manifestado y reitera, que "se ha enterado de la actividad de la asociación -que no de la agrupación- que dirige, o Partido Popular, por los medios de difusión -que no de comunicación-.
Es lógico pensar que tal manifestación es mentira y/o discapacidad para administrar lo privado, o partido político y, por igual motivo, discapacidad para administrar lo público, o Estado.
Ante tal manifestación y las consecuencias que de ella se derivan impone el considerarlos discapacitado tanto para administrar el Estado como para hacerlo del partido político.
Por este motivo, no tiene capacidad para reconocer los hechos y, por tanto, no está capacitado para apartarse, o dimitir, debiendo, por ello, actuar la Fiscalía General del Estado ante el Poder Judicial . Y, en igual sentido, el Congreso de los Diputados. Y, por igual motivo, el Jefe del Estado.
Rajoy: “Me enteré de lo de Rato por la prensa y tuve un gran disgusto”
El presidente recibe preguntas de los empresarios tras un discurso de logros económicos
El País, Miguel Ángel Noceda/Javer Casquero! Madrid , 21-04-15
“Todo el mundo sabe que soy amigo de él [por Rodrigo Rato] y puedo decir que me llevé un gran disgusto; pero ha sido una actuación independiente de la Agencia Tributaria y de la policía en la que el Gobierno no tiene nada que ver y de la que me enteré por la prensa”. Mariano Rajoy contestó de esta forma a una pregunta de María Dolores Dancausa, presidenta de Bankinter, en la que esta cuestionó si con el caso Rato se estaba juzgando al exvicepresidente del Gobierno y exdirector del FMI antes de tiempo. Una opinión que empiezan a compartir también, por ahora en secreto, barones territoriales y otros dirigentes del PP preocupados ante la inminente cita electoral.
Fue la única mención que se hizo del caso en la comida que el presidente celebró con una treintena de empresarios madrileños y catalanes que forman el influyente Foro Puente Aéreo y en cuyas periódicas reuniones con políticos ha sido habitual en el pasado Rato. Entre los asistentes, en esta ocasión, sí estuvo Jaime Castellanos, que fichó a Rato para la banca Lazard, y no acudió Emilio Cuatrecasas, condenado recientemente por fraude fiscal.
Los empresarios apenas tuvieron tiempo para realizar cinco preguntas antes de que terminara el evento, que duró cerca de dos horas y en la que el presidente estuvo acompañado por su equipo habitual: el jefe de Gabinete, Jorge Moragas; el jefe de la Oficina Economía de Presidencia, Álvaro Nadal, y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez-Castro.
En las respuestas, Rajoy abundó en los temas que ya había tocado en su larga exposición sobre sus logros económicos y su batalla a favor del crecimiento del PIB, y del “sentido común”. Tras una introducción de Javier Godó, presidente del grupo Godó, Rajoy construyó un discurso muy convencional propio de un mitin, a juicio de varios de los presentes, centrado en la mejora de la situación económica, muy poco sobre el devenir de Cataluña, algo sobre el año electoral, para finalizar con problemas internacionales como el yihadismo y la emigración.
En el primero de los temas, destacó la evolución que ha tenido la economía en comparación con 2012, cuando el PP llegó al poder en plena crisis. En ese sentido, vaticinó que un mejor crecimiento del previsto para el final del año (entre 2,5% y 3%) y la creación de más de 600.000 puestos de trabajo permitirá a su partido afrontar las elecciones con esperanza y ganarlas. “Si todo va como parece, al final de año se reconocerá lo que hemos hecho”, manifestó, para añadir que ya en las elecciones municipales del 24 de mayo espera unos datos mejores de lo que pregonan las encuestas.
Sobre Cataluña, un tema que tenía interés adicional por la presencia entre los comensales de varios empresarios catalanes, no aportó ninguna novedad ni avance en sus tesis ya conocidas. Subrayó de nuevo que no se siente en deuda ante una cuestión que le suscitó el representante de la patronal catalana, Joaquim Gay de Montellà. “He hecho lo que creía y de lo que estaba convencido”, afirmó. Y agregó que está “dispuesto a hablar con todos y de todo”, para “reforzar la convivencia” del país, pero con unas líneas rojas que no va a pasar como la soberanía del Estado español, la Constitución y los pactos fiscales.
De esos temas saltó a otros con dimensión europea e internacional. Destacó que el yihadismo es un gran problema para la humanidad y la emigración un problema específicamente europeo que hay que atajar poniendo de acuerdo a todo el continente. También se refirió al futuro de Europa y de la Unión Europea ante las intenciones de los conservadores del Reino Unido de convocar un referéndum sobre la permanencia del país en la UE.
El Puente Aéreo se constituyó por iniciativa del político catalán del PP, Enrique Lacalle, y del empresario Luis Conde, presidente de Seeliger y Conde, la firma de cazatalentos para la que trabajó Esperanza Aguirre cuando se retiró de la presidencia de la Comunidad de Madrid. De dicho club forman parte algunos presidentes de empresas que también figuran en el Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC).
La reunión de ayer con el presidente del Gobierno ha sido la más numerosa que ha tenido desde que se fundó este lobby. Sus encuentros se celebran alternativamente en Madrid y Barcelona, donde precisamente el foro organizó la última cena con el ministro de Economía, Luis de Guindos, a la que ya no asistió Rato, con el que ha marcado distancias.
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