Me han dicho no conocer a Hondrogen. Recojo una nota.
Hasta 1976 la obra de Hondrogen está constituida por una serie de dibujos y esculturas, siempre atravesada por una constante: la relación contradictoria entre formas orgánicas, imagen del lado irracional presente en todo individuo, y unas formas geométricas, símbolo de racionalidad. Esta oposición parece exageradamente sencilla, si tenemos en cuenta cómo los conceptos de "racionalidad" e "irracionalidad" han sido puestos en cuestión a lo largo de todo nuestro siglo. Pero en este caso no han de entenderse como categorías filosóficas o normativas, sino como maneras ("manieras", recordando a Vasari), es decir, distintos lodos de apropiarse de un código, y aquí exactamente, del artístico. De lo que se trata es de demostrar no sólo la pluralidad de aprehensiones (si se quiere, "representaciones") de un mismo objeto, sino de hacer evidente el lado ilusorio, relativo, de cualquier código artístico. Planteamiento claro para todos aquellos que han intentado ceñir, teóricamente, el objeto del arte, desde Chklovski ("el arte representativo jamás tuvo como fin representar los objetos existentes; el fin de las artes representativas ha sido y será crear objetos artísticos -una forma artística"), hasta el grupo Art-Languaje ("la cuestión de verdad o falsedad en el arte es, sencillamente, una cuestión irrelevante"). Negación, por lo tanto, del concepto "mimesis" como particularidad definidora de la pintura representativa, y afirmación de una especificidad de la práctica (y de la recepción) artística.
Nicholas Hondrogen
Victoria Combalía Dexeus
Ediciones Poligrafa, S.A.
1977
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