Mextopia
JoNeMar
Cero Uno Cero, 85. Página 105
No se por qué los trípticos y las trenzas doradas han ejercido en mi una gran fascinación, a tal extremo que sin mucho pensarlo me encuentro ahora escribiendo este cuento triparta métrico que imaginé cuando se discutía apasionadamente sobre cómo, dónde y quien debería construir e instalar las primeras micro computadoras de acceso popular: "Una computadora en cada Secundaria". Se me ocurrió entonces que de muy poco servirían esos esfuerzos proveedores de nuevos medios de enseñanza.Recordé entonces el tan sobado salto epistemológico de Althuser y se me ocurrió, inspirado en la idea de salto, que no bastaba la disponibilidad de marras, sino que el momento demandaba un salto pedagógico más costoso e impracticable que la simple realización del "slogan" ... dejé de escuchar la discusión y me transporté a un momento histórico del país: la entrada de las fuerzas zapatistas a Sanborns de Plateros (actualmente Madero).
Genovevo de la Q. percibió claramente que el torturado país requería un salto mortal hacia adelante. La vaga idea le surgía de una conversación alcohólica que el general había tenido con una pareja de octogenarios gringos, también alcoholizados, que decían apellidarse Babas o algo así. El general había tenido la inspiración de que muy pronto habría máquinas que serían capaces de ser programadas para hacer operaciones con ideas, más allá de lo que el tal Babas le balbuceaba: máquinas que encontraran la solución numérica de problemas de la Ciencia, si se les programaba la fórmula adecuada para el objeto.
Genovevo imaginó que también habría lenguajes que permitirían manejar las ideas, en lugar de los lenguajes militares, mandones, imperativos, detallistas, como el que vislumbraba en las palabras de los Babas.
Genovevo sabía que la revolución terminaría tarde o temprano y que ni siquiera las máquinas aceptarían tales lenguajes. Sabía que lenguajes más "civiles" y más funcionales, sustituirían a las máquinas "obedientes" por otras máquinas que él llamó inteligentes.
El salto -pensó- consiste en dar al mexicano , más pronto que tierra y libertad, el comando sobre las máquinas inteligentes que inhabitable ente vendrían: mente en libertad.
Genovevo de la Q. no recordaba sus reflexiones maquístmicas alcohólicas ni siquiera cuando, el mismo día en que quedó encargado del Ministerio de Educación Pública, declaró obligatoria la enseñanza pre-escolar orientada a problemas.
No tardó el Presidente en enterarse de la declaración.¿qué significa esto Genovevo? -lo increpó-, si no tenemos ni siquiera una educación primaria obligatoria.
El improvisado ministro se retractó públicamente, pero so pretexto de introducir en las poblaciones rurales la enseñanza primaria, se rodeó de un conjunto de seguidores, jóvenes fanáticos, ex-becarios del régimen derrotado, a quienes localizó y se vieron seducidos por este rudo, este nuevo profeta que hablaba de las máquinas inteligentes.
La preparación del niño, y sólo del niño, para este nuevo futuro -predicaba Genovevo- es lo que liberará el mexicano del inextirpable complejo de conquistado, de la interminable protesta denigrante, y esto ocurrirá en una revolución como la nuestra: de desposeídos intelectuales, de nuevos terratenientes sin oficio.
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