Por ciudadano entiendo aquel individuo humano con capacidad para parlamentar.
Por ciudadano hay quien entiende el cohabitante. Y, a más, en ocasiones, cuando tiene derecho a votar quienes tienen que ejercer el trabajo de ocuparse de los asuntos que afectan a la comunidad.
Por este motivo, entiendo que no se es ciudadano cuando se ejerce el derecho, entendido como deber, de elegir a quien delegar el trabajo de administrar lo que es común.
Entiendo que ciudadano tiene dos trabajos: 1) el de ser político, o pensar cómo detectar y actuar en todo aquello que afecta a la comunidad. Y 2) el de ser elector y elegible para administrar lo común.
La actividad del ciudadano es contínua en cuanto a parlamentario y en cuanto a ser elector.
El Individuo Humano como tal tiene una actividad que le es propia, cual es la de detectar y actuar en todo aquello que le afecta a él como individuo.
Lo común, o político comienza con la relación entre dos individuos que, tradicionalmente entendemos como familia, o unidad familiar.
La administración de lo común a una familia es propiedad política del individuo.Por este motivo, en todo momento se ha de ejercer el derecho, como obligación, de elegir al miembro de la familia que ha de detectar y actuar en todo aquello que afecta a lo común, o familiar.
Un ejemplo, es la elección de padre/madre, hijo, hermano, etc. Hoy, con el deterioro cognitivo producido por la edad, con mayor frecuencia se ha de elegir quien ha de ser el político de la familia. Con frecuencia he anotado que antes de concebir un hijo hay que parlamentar y acordar quien ha de ser el político de la familia que acepte el ser tal político. Es mi deseo el poder vivir el tiempo necesario para poder participar en la eleccion del político y la conformación de un parlamento familiar.
Hijos, sobrinos, primos, os pido parlamentar y llegar a constituir el Parlamento de Familia, o Casa de la Familia Alvarin, a la que, por ejemplo, sugiero darle el nombre de "La Corona".
Hijos, sobrinos, primos, os pido parlamentar y llegar a constituir el Parlamento de Familia, o Casa de la Familia Alvarin, a la que, por ejemplo, sugiero darle el nombre de "La Corona".
No basta con las urnas
Al Sisi ha sido elegido plebiscitariamente en Egipto, como lo fue Mubarak, otro militar, una y otra vez
El País, Lluis bassets 1 Junio 2014
Pero las urnas solas no bastan. Si unos 670 millones de indios y 380 millones de europeos han configurado con su voto o su abstención el rumbo de ambos conjuntos políticos, exactamente lo contrario es lo que han podido hacer los 53 millones de egipcios, convocados esta misma semana meramente para corroborar la elección de un presidente salido de las mismas fuerzas armadas que derrocaron a Mohamed Morsi, elegido en unos comicios libres en junio de 2012 y destituido el 3 de julio de 2013.
En un caso son el instrumento para expresar la voluntad de la ciudadanía y en el otro un mero trámite formal para dar apariencia de democracia a un régimen que no lo es, ni por su origen en un golpe militar, ni por el ejercicio de limitación de las libertades públicas y sobre todo la ilegalización de sus adversarios. El vencedor en las elecciones egipcias, el exmariscal Abdel Fatah al Sisi, con el 93,3% de los votos emitidos, fue quien derrocó y detuvo a Morsi, ilegalizó a los Hermanos Musulmanes y terminó abandonando la carrera militar para presentarse a las elecciones presidenciales. Quítate tú que me pongo yo.
Al Sisi ha obtenido 23,9 millones de votos sobre una participación del 47% en una elección sin competencia efectiva en la que su único rival obtuvo el 4% de los votos. Morsi obtuvo 13,2 millones de votos con una participación del 52% en unas elecciones a dos vueltas altamente competitivas y con multitud de candidatos, en las que anduvo codo a codo con su principal rival, Ahmed Shafik. El régimen tuvo que añadir un tercer día de votación a los dos establecidos para conseguir que el nuevo presidente electo superara ampliamente al presidente derrocado en el número de votos obtenidos. No es ni mucho menos la única irregularidad de esta elección presidencial. Millares de militantes de la cofradía de los Hermanos Musulmanes se hallan en prisión, varios cientos han sido condenados a muerte y desde el golpe de Estado han fallecido unas 1.400 personas en la represión de las protestas.
Desde el derrocamiento de Mubarak, el 11 de febrero de 2011, los egipcios han celebrado dos elecciones generales, dos presidenciales y un referéndum constitucional. A pesar de ir tantas veces a las urnas, ahora se encuentran de nuevo en la casilla de partida, con un militar como Al Sisi elegido plebiscitariamente, al igual que era elegido una y otra vez otro militar como Mubarak; hasta que la plaza Tahrir terminó con sus 30 años de poder personal.
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