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27 jul 2015

Cuando se gasta más de lo que se ingresa, la cosa está negro de tragárselo, María no.

I

Un día le pregunté a una alumna universitaria: ¿Cómo obtienes el dinero para comprar tanta ropa y hacer tantos viajes?. A tí que te importa. Me importa porque estás con nosotros en este hospital, haciendo las prácticas, cohabitando en nuestro espacio.

No pasaría un mes me visitó un amigo mío, al menos así lo consideraba. Él la saludó por su nombre, ella no le contestó y me dijo que se iba a tomar un café.

Él me dijo que ella estaba  con una proxeneta que vendía pisos. Que él era su cliente.

No le volví a hablar por "explotador sexual". Le ordené abandonar mi presencia para siempre. Se lo comuniqué a su esposa y hermano, que no me volvieron a "dirigir palabra alguna".

No le volví a hablar, traicionó mi confianza utilizándome de escudo humano.

Pasado un tiempo vino a mi pidiendo ayuda para abortar. Le referí que yo no era el individuo que buscaba. Un día me dijo "me casé". Otro día me dijo que "tenía que abortar, ya que estaba embarazada y el padre era muy diferente a su marido y a ella". Pero, ¿te sigues prostituyendo?. Sí, porque quiero vivir bien, me espetó. Al fin, no abortó, pero tras el nacimiento, su esposo se divorció y se alejó geográficamente.

Pasados unos años aquel "amigo" mío, me  lo encontré y me dijo que se dedicaba, no solo a la prostitución sino también al robo y otras cosas. ¿Porqué lo sabes?. Me contestó. Me dí la vuelta y, desde entonces, no sé nada de ambos.

Sus padres, y su familia,  probablemente, no le preguntaron nunca.

Parece una narración de El Caso. 

No sé el nivel de prostitución de los universitarios, en particular. Es probable que existan estudios; no los he buscado.

Esta nota la hice en el tiempo en el cual una ministra decía no haberse preguntado por el origen de los objetos que su ex-esposo tenía y que ella utilizaba.

Cuando los gastos superan los ingresos, no es debido a ingresos del Espíritu Santo tras el ejercicio del "derecho de pernada"; derecho abolido hacia 1958.
Supongo que José no le preguntó ¿cómo ha sido posible?. Si le preguntó, hubo de ser ingeniosa la respuesta que finalizaría con el ¡chúpate esta!.

Hombre, si hay gentes que se tragaron aquella y se la siguen tragando, los padres y familiares siguen tragándose estas otras. ¡María, no!

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