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29 ago 2014

A mi hija Laura.




Sí "vienes de", eres divino

Si eres "nombrado por", eres humano.

Si eres divino te reconozco.

Si eres humano no te reconozco.

La autoridad se le reconoce al humano. El poder se le otorga al humano.

La autoridad se le confiere al humano por Dios y se la reconocen los humanos.
El poder se le confiere al humano por el humano y se la aceptan o no por los humanos.
El obligar al humano a reconocer el poder del humano, no es humano.



Noli me tangere, nihil ad nos.


No me nombres, no me retengas junto a ti -Pecado; nada tengamos en común- que me has nombrado, que me has hecho humano. Ya vuelvo al Padre del que vengo, del que soy Hijo.

El Espíritu Santo me envió entre los humanos y estos me reconocieron como Hijo de Dios, así me nombró y, así me recordaréis. Yo seré, como Hijo de Dios, yo vengo de Dios. Yo seré, como hijo de Dios, nombrado humano por obra del Espíritu Santo.

Yo vengo del Padre y soy nombrado por el Espíritu Santo. Yo soy Padre e Hijo del Padre por obra y gracia del Verbo; Espíritu Santo, Divino y Humano.

No vengo del Humano y soy nombrado por el Padre. He aquí en mis manos el símbolo del sacrificio de hacerme humano para salvación de los hombres.

El Padre no es Nombrable. El Padre no tiene Nombre. El Pecado es Nombrable. El Pecado tiene Nombre. El Padre no tiene Forma. El Padre no es Representable. El Padre no es Desconocido. El Padre no es Conocible, es la Confianza, o Fé.

El humano ha concebido al Padre como el resultado de transformar la Fé en lo Posible y lo representa, no como una imagen, sino como un concepto que contiene todo su sacrificio consumido como la zarza por el fuego. La transformación del cero en uno.

Así, podemos decir que Padre = 1/0; verbalizado, la transformación de "0" en "1"

1 comentario:

  1. Tela, padre, aquí hay tela... Besos humanos y divinos. La hija, Laura

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