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31 ago 2014

Guillermina Yankelevich Nedvedovich



Algo sobre la vida de Guillermina Yankelevich a quien conocí la primera vez que asistí a la UAM, a finales de los años setenta y a quien me recomendó un buen amigo que conociera.

Se puede bajar esta obra en formato en .pdf, y de la cual tomó unos retazos para que sirvan de "linterna mágica" para quien se sorprenda por casi-todo.


Guillermina Yankelevich Nedvedovich
El trabajo de una vida; una vida de trabajo

Instituto de Investigaciones Biomédicas.

Es sorprendente para uno mismo la reflexión sobre el trabajo, y la propia vida, una vez que se ha recibido una distinción como la de “Forjador”. En mi caso, me ha traído a la conciencia un buen número de acontecimientos, ideas y actividades pasadas, que trataré de organizar en torno de la revisión de mi trabajo.

En un afán por aprender, no sólo el conocimiento sino también la acción concreta, cuando era estudiante del segundo año de la carrera de Biología comencé a asistir por las tardes al Insti- tuto de Biología, a un laboratorio de investigación en histología y embriología ubicado en lo que se conoce ahora como la Casa del Lago, en Chapultepec. Varios años transcurrí en ese laboratorio, aprendiendo toda clase de técnicas relacionadas con las materias mencionadas y disfrutando de la vista del lago desde la ventana del laboratorio.

La doctora Sámano Bishop me recomendó para un trabajo en el Departamento de Anatomía Patológica del Instituto Nacional de Cardiología, donde no sólo aprendí a realizar la histología de las piezas de biopsia del hospital, sino que también asistí al curso de la misma materia, que impartía allí el doctor Costero. Los amables médicos del Departamento me invitaron a participar en las autopsias que ellos realizaban en los pacientes y, con todo ello, adquirí un entrenamiento muy ajeno al de un biólogo promedio.

Una vez iniciado el curso de Fisiología Animal Comparada, en el cuarto año de mi carrera, recibí un fuerte impacto, al observar la diferente actitud intelectual que la fisiología reclamaba para su estudio en comparación con las otras asignaturas que había cursado. La fascinación que me causó hizo que decidiera súbitamente hacer mi tesis en ese campo de investigación.

Tal decisión me llevó a trabajar en un segundo hospital, el de Salubridad y Enfermedades Tropicales, en donde, en el Departamento de Fisiología, a cargo del doctor José Negrete, también profesor de la Facultad, realicé mi tesis de licenciatura e inicié mi larga carrera como fisióloga.

Fue entonces cuando hice mis primeros trabajos de investigación en transmisión neuromuscular y sináptica, muy de actualidad en aquel momento. Llevamos a cabo investigaciones sobre los efectos anestésicos de extractos de chile serrano y de la capsi- cina, principio activo del que, 40 años más tarde, han mostrado su gran interés para la fisiología de transmisión sináptica.

Una vez creados los tiempos completos en investigación en la UNAM, el doctor Negrete regresó al entonces Instituto de Estudios Médicos y Biológicos, en la Ciudad Universitaria y llevó consigo a su tierna colaboradora; así fue como físicamente me incorporé al Instituto.
Después de los primeros años, de gran movilidad, permanecí en Biomédicas el resto de mi vida de investigadora. Frecuentemente me han preguntado, y yo misma lo he hecho en ocasio- nes, cómo fue que esto ocurrió, sobre todo porque mi trabajo se ha caracterizado por su gran diversificación.

Las autoridades del Instituto fueron, en general, muy comprensivas y flexibles con mi actividad; mientras no fallara el trabajo y la producción, todas mis inquietudes y variadas ideas tomaron curso y se desarrollaron sin mayores trabas.

En virtud de la diversificación mencionada, he decidido exponer mis investigaciones, en adelante, agrupadas en cuatro etapas, casi coincidentes con la temporalidad de su desarrollo.

Primera etapa
Fisiología de la sinapsis y la placa motora

El inicio de esta etapa ya lo comenté. Continúe con la investigación en neurofisiología, y era ya muy claro, para aquel momento, que este campo de investigación había evolucionado de manera orientada hacia la biofísica, las biomatemáticas y la bioquímica. La biología, por sí misma, había agotado las posibilidades de investigar, dado el curso de las nuevas ideas de entonces.

Se me generó una nueva inquietud y, al no existir la posibilidad de estudiar alguno de los campos híbridos mencionados, decidí estudiar la Licenciatura en Física Teórica, que entonces se impartía en la Facultad de Ciencias. Cursada la mitad de la carrera, opté por una beca de la Academia de la Investigación Científica (ahora Academia Mexicana de Ciencias), que me concedieron, para realizar estudios y trabajo en el extranjero. Fui aceptada en el Departamento de Electrónica Fisiológica del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT).

Inicié mis primeras investigaciones en percepción –aun cuando ya había trabajado en el ojo de gato– con la membrana nictitante. Las investigaciones se realizaron entonces en los ojos del acocil y en un órgano fotosensible que el animal posee en el extremo aboral.

Fue también en el MIT donde, en cursos diversos, entré en contacto y familiaridad con campos de las matemáticas que habrían de ser las herramientas fundamentales para mi trabajo de entonces y del futuro: la Teoría del Control, la de Información, la de Juegos, Cibernética, etc.; todas ellas disciplinas de la Teoría General de Sistemas, que a partir de ese momento formaron parte de mi investigación, no sólo en la acción práctica, sino tam- bién en el proceso de pensamiento.

Una vez más, me sentí atraída por la forma de razonar los problemas con estas disciplinas: fuera de lo concreto, lo específico, lo puntual [...]


Segunda etapa 
Fenómenos ecológicos y de población humana

Sin duda, durante mi primera etapa de investigación ya sentía una gran inquietud por la integración y generalización del conocimiento, y se desarrolló mi interés por los sistemas “macro” al hacer las primeras incursiones en la ecología.

La Teoría de la Información fue la que me relacionó con numerosas investigaciones en el campo de la ecología que, para entonces, iniciaba sus valoraciones cuantitativas sobre diversidad ecológica empleando la teoría matemática mencionada.

Realicé varias incursiones en el ámbito ecológico y de taxonomía cuantitativa sobre datos de campo directamente colectados y, también, utilizando datos publicados en la literatura. Propusimos algunos métodos de análisis cuantitativo de diseño propio. Tuve la oportunidad de asociarme en las investigaciones con matemáticos interesados en la biología y con biólogos interesados en las matemáticas. Asimismo, dirigí tesis a estudiantes de Matemáticas y de Biología, también en este doble interés.

Las investigaciones en grupo me afirmaron la bondad de mis primeras tendencias hacia la interdisciplina. No sólo las áreas del conocimiento debían interaccionar, sino que también las mentes humanas, especializadas en alguna trayectoria de pensamiento, se veían ampliamente beneficiadas al converger e intercambiar ideas y puntos de vista; de ello surgían, a no dudarlo, nuevas ideas y conocimiento novel.

A partir de ese momento, me mantuve en el derrotero intercientífico, tratando de promoverlo e investigar en él, y logré publicar mi primer libro, Ensayos en Interciencia, en el que abundé en la definición de lo que entendía por interciencia, sus virtudes y, finalmente, en cómo mi grupo de trabajo había realizado sus investigaciones con este enfoque.

La concepción de investigación intercientífica se perfila en mi mente no sólo como la convergencia y superposición de los conceptos de varias disciplinas (interdisciplina) sino como una interacción teórica y de investigación concreta, conjunta, de la ciencia natural, la social y las humanidades, de lo que habrían de surgir principios y leyes para caracterizar la dinámica específica de las poblaciones y sociedades humanas. Valga la analogía: la teoría acerca del hombre y sus sociedades constituye la “resultante de la suma (producto) vectorial de las componentes”.

[...]

Tercera etapa
Investigaciones en percepción visual, abstracción intelectual y comunicación social mediante imágenes

La participación prolongada en la investigación sobre población humana me condujo a la convicción de que la comunicación, tanto geográfica como sociocultural, es factor determinante del nivel de la salud en que se encuentran los grupos de población, como ocurre con otros fenómenos ambientales y demográficos.

Iniciamos investigaciones del proceso de comunicación humana, muy en particular en la transmisión de “significados” mediante imágenes. El hombre es un producto de la evolución biohistórica de sus conglomerados y, a la vez, producto de su propio conocimiento, que madura y desarrolla su intelecto y conciencia; ello habrá de, en retroalimentación, impulsar y orientar la trayectoria de su desarrollo y evolución, de acuerdo con los acontecimientos continuamente cambiantes de su entorno.

Un vínculo inmediato generado en nuestras dos líneas de investigación fue el que establecimos entre la comunicación y la salud. El problema de carencias en grupos de población, como insuficientes alfabetización y desarrollo cultural en una fracción importante de la ciudadanía, podría paliarse ilustrando a las personas, visualmente, sobre los servicios de salud y, sobre todo, en lo referente a los caminos para mejorar su propia salud.

[...]

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