INVESTIGACIÓN
El futuro en 56 proyectos
La genómica en tres dimensiones o el papel de los microorganismos en la gestión de la polución entre los trabajos elegidos por unas ayudas de la Fundación BBVA
Proyectos para crear nuevos lenguajes para el teatro, nanopartículas para detectar el alzhéimer antes de que sea demasiado tarde o artefactos voladores no tripulados que imitan el vuelo de los insectos. Estos son algunos de los trabajos propuestos por los 56 científicos que ha seleccionado la Fundación BBVA para su financiación. Sus responsables son una selección de científicos y creadores que puede dar una idea de cómo será el mundo en las próximas décadas o cómo nos gustaría que fuera.
Los elegidos, profesionales formados en la educación pública, muy cualificados y con una media de edad de 37 años, se encuentran en un momento de su carrera en el que están listos para iniciar proyectos que transformen la realidad. Sus ideas, seleccionadas entre 1.664 solicitudes, recibirán hasta 40.000 euros para trabajos que pueden llegar al año de duración. Cinco de los miembros de esta selección ponen voz a esta generación de innovadores.
El efecto de la contaminación sobre los dueños del mundo
Ni las vemos ni las sentimos, pero las bacterias influyen en todos los ámbitos de la vida. Hace 250 millones de años, un cambio en el metabolismo de un grupo de microorganismos que exhalaban metano provocó la extinción del 90% de las especies marinas, algo que no parece estar al alcance de ningún ser vivo visible. Pese a su importancia, las bacterias no reciben la atención que se merecen, y eso es lo que quiere ayudar a cambiar María Vila (Barcelona, 1979).
Vila es investigadora Ramón y Cajal en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), del CSIC, en Barcelona, investiga cómo afectan los contaminantes orgánicos en el medio acuático a los microorganismos, una cuestión relevante porque estos seres constituyen uno de los principales motores del ciclo del carbono en el planeta.
"Muchas veces hemos adoptado la posición de que la solución para la contaminación es la dilución de esa contaminación en el mar", señala la investigadora. "Pero ya estamos viendo que hasta en los polos, donde no hay ciudades o industrias, hay contaminación, y eso es señal de que el mar ya está saturado", añade. "Las bacterias que están en el mar tienen acceso a todos los contaminantes presentes en el agua, pero no todas reaccionan igual", explica. "Queremos ver cómo afectan esos contaminantes a cada comunidad microbiana, ver si la diversidad de esas comunidades les hace resistir mejor o peor la contaminación o ver qué pueden hacer los microorganismos para hacer frente a la polución", continúa.
Vila quiere también mejorar el conocimiento sobre los contaminantes presentes en el océano y que pueden afectar a la vida microbiana. "La mayoría de contaminantes son desconocidos", indica. Esto sucede, por ejemplo, porque cuando un antibiótico consumido por un humano llega al mar a través de los desagües y los ríos puede ser aprovechado como alimento por alguna bacteria que no lo consumiría del todo, solo lo transformaría dejando tras de sí parte de su efecto contaminante. Tras ser procesado, pese a mantener su peligro, el antibiótico ya estaría cambiado y no daría positivo al pasar por un sistema de detección de contaminantes.
Ropa que da energía al móvil
Este año, solo una década después de que el grafeno fuese aislado por primera vez, una compañía china lanzó un teléfono con pantalla táctil hecha con ese material. "El tiempo entre los descubrimientos de laboratorio en nuevos materiales y su aplicación industrial se está acortando mucho", comenta Andrés Castellanos (Madrid, 1983). Este investigador español que trabaja en el Instituto Kavli de Nanociencia de la Universidad Técnica de Delft (Holanda) quiere dejar su marca en esta revolución que ya están suponiendo los materiales con cualidades especiales.
Los materiales bidimensionales, como el grafeno, poseen propiedades que les hacen especialmente interesantes para algunas aplicaciones industriales. Al ser capaces de soportar deformaciones enormes antes de romperse, se pueden emplear para construir aparatos electrónicos flexibles. Además, al interactuar con la luz pueden emplearse a modo de paneles solares.
"La visión a largo plazo para este tipo de materiales es recubrir superficies que ahora mismo no se aprovechan para poder obtener energía", cuenta Castellanos. Esto haría posible producir ropa con un recubrimiento flexible capaz de aprovechar la energía solar que alimentase otros dispositivos electrónicos.
Por ahora, las investigadores de cristales bidimensionales como los que emplea Castellanos solo permiten realizar dispositivos electrónicos muy pequeños, "insuficientes para construir un dispositivo comercial", afirma el investigador. Una vez que se resuelvan los problemas de escalado, otra de las ventajas del material empleado por Castellanos, el sulfuro de molibdeno, es que a diferencia de otros supermateriales, está muy distribuido por minas de todo el mundo.
Genómica en tres dimensiones
Cuando hace más de una década se secuenció el primer genoma, muchos pensaron que aquel logro abría directamente las puertas a una nueva medicina. La realidad ha resultado mucho más complicada. En los últimos años, ha cobrado especial importancia la epigenética, la ciencia que estudia el modo en que los factores ambientales afectan al libro de instrucciones que es nuestro genoma, y aún más recientemente, el estudio de los genes en un espacio tridimensional dentro de la célula.
Gloria Mas (Girona, 1980) ha planteado un proyecto que aúna estos conceptos y los aplica a la comprensión de la leucemia, de los mecanismos que empujan a una célula normal a comportarse como una célula cancerígena. En concreto, Mas se centra en el estudio de un factor regulador llamado PML RARa, que cambia la organización tridimensional del genoma durante el inicio y la progresión de la leucemia.
"Hasta hace poco, se pensaba que la regulación de los genes era más lineal, pero se ha visto que dentro del núcleo de las células, el ADN se empaqueta de una forma que desempeña un papel importante para agrupar genes que se coexpresan en un momento determinado", explica Mas.
En la actualidad, ya se cuenta con un tratamiento de quimioterapia que se aplica a personas con mutaciones del factor que estudia Mas. "El problema es que cuando no es efectivo, la leucemia resulta letal", añade la investigadora. Este nuevo estudio tratará de comprender si la formación de una estructura tridimensional aberrante está detrás de ese fallo de la qumioterapia y si ese conocimiento puede servir para mejorar el tratamiento.
Medios sociales y cambio social
Internet ha supuesto una revolución para la comunicación, y muchos afirman que también para la sociedad. Andreu Casero (Castellón, 1976), profesor de la Universidad Jaume I de Castellón e investigador de la relación entre periodismo, medios de comunicación y democracia, quiere analizar el papel de la comunicación en el activismo político en Internet y su capacidad para transformar la democracia.
"Quiero estudiar cómo usan los activistas esos nuevos medios para crear y difundir sus mensajes, y para tratar de colocarlos en la agenda pública, que entren en los contenidos de los medios de comunicación y logren visibilidad", explica Casero. Algunos casos de estudio sería la aparición en el debate público de la dación en pago de la vivienda para saldar la hipoteca o la eliminación del senado, dos cuestiones vinculadas al 15-M.
El trabajo de Casero perseguirá cuatro objetivos. Primero, analizar la relación entre los medios de comunicación convencionales y el activismo político en Internet para calibrar si se han producido cambios en el paradigma de la mediatización. Segundo, analizar la emergencia de
nuevos actores informativos (medios alternativos digitales y periodistas ciudadanos) y su papel en el activismo y el cambio social. Tercero, analizar las nuevas dinámicas de formación de la atención y la agenda pública. Cuarto, analizar la articulación de procesos de monitorización y fiscalización impulsados por el activismo político.
Crisis y divorcio
Rafael González Val (Zaragoza, 1981) escuchaba con mucha frecuencia que "la crisis está haciendo que la gente no pueda divorciarse". Sin embargo, cuando este profesor de economía de la Universidad de Zaragoza trató de buscar información rigurosa para contrastar ese prejuicio frecuente, no la encontró. "Es una cuestión sobre la que tenemos una idea preconcebida poero no había datos estadísticos serios", señala González.
El trabajo de este investigador tratará de observar, entre otras cosas, si los periodos de alto desempleo desestabilizan los matrimonios por el estrés propio de las circunstancias económicas difíciles, causando más divorcios, o si los divorcios y los matrimonios se incrementan o descienden durante los tiempos de crisis.
Para tratar de dar respuesta a estas preguntas, González analizará datos de quince años de todas las provincias españolas. La diversidad de los niveles de empleo y de renta per cápita de las distintas provincias, y algunas variantes en la legislación de comunidades autónomas como Aragón o Cataluña, pueden ayudar a discernir qué factores influyen más en los matrimonios o los divorcios.
El interés de González en las relaciones entre divorcio matrimonio y crisis se encuentra en la importancia de esta insitución para la economía. Los patrones maritales tienen serias implicaciones para, entre otras cosas, el número de nacimientos y el crecimiento de la población, la participación de la mujer en el mercado de trabajo, la desigualdad en la renta o la distribución del tiempo u otros recursos de los hogares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario