ENTREVISTA | MAR GARCÍA HERNÁNDEZ
“No contemplo la posibilidad de fracasar en la producción de grafeno a gran escala”
Investigadora del Instituto de Ciencia de Materiales del CSIC, lidera el programa de un macroproyecto europeo para llevar el 'supermaterial' del laboratorio a la sociedad
El País, Daniel Mediavilla, 23-11- 2014
Ordenadores más potentes y de bajo consumo, baterías de larga duración, paneles solares más eficientes y todo lo que está por venir. Las promesas del grafeno son casi infinitas, pero por el momento sus cualidades extraordinarias permanecen entre las paredes de los laboratorios. Para que este material llegue a la calle es necesario que se diseñen procedimientos para producirlo a gran escala, de calidad y a un precio competitivo, con el fin de que se pueda utilizar para producir teléfonos móviles o meterlo en el fuselaje de los aviones.
Mar García Hernández, investigadora del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (CSIC), lidera el programa dedicado a esta tarea dentro del Graphene Flagship, el macroproyecto que va a inyectar mil millones de euros para tratar de convertir el nuevo material en un elemento que transforme la sociedad y dé un impulso a la economía europea.
Pregunta. ¿Existe la posibilidad de que no se logre producir grafeno a gran escala y que, por tanto, sus aplicaciones acaben por ser solo residuales?
Respuesta. No se contempla la posibilidad de fracasar en la producción de grafeno a gran escala. Con los datos que tenemos en la mano y los métodos de síntesis con los que contamos actualmente podemos decir que es posible conseguir grafeno de muy buena calidad por procedimiento de síntesis que son perfectamente escalables. De todos modos, no todas las aplicaciones requieren una calidad de grafeno exquisito. Las aplicaciones electrónicas sí requieren un grafeno de altísima calidad. Para lograrlo, existen unos métodos de síntesis que consisten en el crecimiento de grafeno sobre un material que se llama carburo de silicio. Pero para otros usos, a partir de la deslaminación en un medio líquido del grafito, consigues una calidad de grafeno suficiente para hacer supercondensadores o baterías.
P. ¿Hay precedentes de algún proyecto científico de estas dimensiones planificado expresamente para llevar un descubrimiento del laboratorio a la sociedad?
R. Este es el primer proyecto a gran escala. Hay muchos proyectos académicos de colaboración con empresas, pero a esta escala es el primero. Ha habido proyectos grandes, como Euratom, para el desarrollo de la fusión nuclear, pero son principalmente académicos y todavía están en las fases fundamentales. Creo que ésta es la primera iniciativa europea en este sentido y por eso es en sí misma un experimento. Se trata de romper este paradigma europeo donde tenemos referentes científicos, pero las patentes no llegan.
P. ¿Por qué Europa lidera la investigación básica pero no compite en patentes?
R. No sé si lo que voy a decir es políticamente correcto, pero la idea que yo pienso que está detrás es un problema de mentalidad de la sociedad en general, no solo de los científicos. En EEUU, desde que eres pequeño, eres consciente de que hay que hacer las cosas bien pero con un objetivo fundamental, que es ganar dinero. Esta mentalidad no está muy extendida en Europa. A los europeos también les gusta ganar dinero, pero no está en la base del comportamiento social y esto tiene una influencia en todas las actividades.
P. Muchos científicos rechazan la idea de dirigir la investigación para lograr aplicaciones concretas, ¿qué piensa usted?
R. Nosotros nos gastamos el dinero del contribuyente y tenemos que pensar en sus expectativas. Y esas expectativas puede que sean que cada uno se dedique a lo que quiera o que nos pongamos a trabajar en un problema para intentar resolverlo. Creo que cuando se trabaja con dinero público hay que escuchar esa voz. Pienso que no es tan trágico trabajar con un foco determinado.
P. ¿Cree que es una estrategia que puede funcionar?
R. Creo que sí. Además, hay muchos casos a lo largo de la historia donde eso ha ocurrido, en otras circunstancias y quizá más en tiempos de guerra que en tiempos de paz. Recuerde el proyecto Manhattan. Los americanos se enfocaron durante un año en desarrollar una bomba atómica y la tuvieron. O el caso del desarrollo del radar en la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra o la legión de científicos que había trabajando para descifrar el enigma. Éstas son absolutamente investigaciones dirigidas que tuvieron resultados, es cierto que en unas circunstancias muy perversas de la historia, pero que igual podíamos aprender algo cuando buscamos aplicaciones civiles.
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