Dilucidar el misterio del origen de la vida sobre la Tierra es un desafío que atrae a todo el mundo. Y al no disponer de una máquina que nos permita retroceder en el tiempo unos 3.500 millones de años, una buena parte de las hipótesis que se barajan resultan meramente especulativas. Sin embargo, existe cierto consenso dentro de la comunidad científica en lo que respecta al tema.
Todos los expertos coinciden en que los primeros organismos vivos debieron poseer dos propiedades fundamentales. En primer lugar, tenían que almacenar información para transmitirla de una generación a otra, para lo cual debían contar necesariamente con algo equivalente a lo que hoy llamamos genes. Pero además, tenían que producir copias de su propia estructura, es decir, ser capaces de auto-duplicarse (autocatálisis).
Dentro de las moléculas candidatas al puesto del "polímero primordial", como se lo denominó, sobresalían tanto las proteínas como los ácidos nucleicos. Entre las primeras existen excelentes catalizadores (las enzimas), pero son incapaces de acumular información genética. Los ácidos nucleicos, como el ADN y el ARN, guardan información pero necesitan de enzimas para su duplicación.
En las últimas décadas se realizaron muchos experimentos, en los que se imitaron las condiciones de la atmósfera primitiva. Ésta probablemente haya sido reductora: rica en metano, amoníaco, vapor de agua y dióxido de carbono. En los ensayos se agregaban también descargas eléctricas y luz ultravioleta (UV) como fuente de energía para simular la iluminación original. Así se sintetizaban en forma espontánea distintos compuestos químicos, entre los que se contaban algunos aminoácidos y también purinas y pirimidinas (unidades que forman los ácidos nucleicos).
El panorama pareció despejarse un poco más en 1983, cuando los investigadores Thomas R. Cech y Sidney Altmandescubrieron que ciertas moléculas de ARN ribosómico del protozoo Tetrahymena, bautizadas ribozimas, podían actuar como enzimas de ARN. Creíase hasta entonces que las proteínas realizaban todas las posibles reacciones experimentales enzimáticas. Y el término enzima se reservaba para las proteínas. Pero estas ribozimas podían cortar y unir ARN preexistente, y por este comportamiento "enzimático" se dio apoyo a la idea de que el antiguo ARN pudo también haber sido catalítico.
Sobre esta base, el científico Walter Gilbert propuso que, en los inicios de la vida, el mundo habría estado poblado por moléculas de ARN que catalizaban su propia replicación a la par que desarrollaban una serie de actividades enzimáticas. En una etapa posterior, estas moléculas habrían empezado a sintetizar proteínas, las cuales resultaron catalizadores más eficaces.
Una de las mayores críticas a este modelo e^ maba que era imposible que, en las condiciones primitivas, el ARN se sintetizara a una velocidad may que la de su destrucción por la radiación ultravioleta, la hidrólisis o la reacción con otros compuestos. A partir de allí, los expertos volvieron sus mirada sobre los aciclonucleósidos derivados del glicerol, compuestos similares al ARN, que resultan mucho más estables.
Pero para A. G. Cairns-Smith, esta última opción. tampoco resultaba convincente. Para él, los primeros organismos no tuvieron por qué estar formados pee aminoácidos o nucleótidos, elementos muy elaborados a los que llama de "alta tecnología". Según Snvc la complejísima bioquímica actual se apoyó prime: en elementos simples, de "baja tecnología". Éstos cabían disponer, obviamente, de algún tipo de genes.
Los primeros seres debieron estar hechos de sustancias geoquímicas, que con el tiempo fueron reemplazadas por otras de tipo orgánico. Para el investigador, las moléculas orgánicas son los materiales óptimos para la vida, por eso no sería incorrecto suponer que son el producto de la evolución y que se comenzó a partir de algo más simple, lo que nos lleva a la arcilla. En este material, las unidades simples pueden auto ensamblarse y formar espontáneamente cristales.
Esto pudo haber ocurrido también en la Tierra primitiva. Las láminas de arcilla se apilan formando capas y, como explica Armin Weiss, de la Universidad de München (Munich), en Alemania, en el caso de esmectita, por ejemplo, "las capas nuevas tomar información de las preexistentes." A medida que la red cristalina crece, pueden generarse algunas variar.:-en la estructura, con ventajas o desventajas respecto de la forma original.
Para Smith, con el correr del tiempo se habría incorporado en esta formación moléculas orgánicas sencillas. Y, más tarde aún, se habrían sintetiza los primeros aminoácidos y nucleótidos.
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