En otro momento anoté sobre Laudato si, del Papa Francisco. Hoy, leyendo "El clamor de la Tierra y los Pobres", de Julio L. Martínez, S. J., Rector de la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE,'publicado en ABC, 06-07-15
Recordaba la copla que de muy niño de entre la hierba crecida del mes de junio recogí y leí sin parpadeo.
La Célula tenía un violín pero nunca lo tocaba, pues amaba al Ambiente y él solo miraba.
Un día el Ambiente le dijo a la Célula: La Célula cruel le dijo, yo solo te he de amar cuando lo sepas tocar.
La Célula a solas, practicaba y practicaba.
Y como todo buen afán siempre tiene recompensa, la Célula dominó al violín.
La Célula toca a el violín que a la gente entusiasmaba y hasta los Ángeles bajan para escuchar su sonata.
Fue entonces cuando el Ambiente comprendió cuanto le amaba, y le dijo Célula, tuyo es mi amor.
Y la Célula le respondió: de mi amor ya no queda nada, solo quiero al violín y a mi música amada.
El Ambiente murió y de él no quedó nada quedando la huella de la célula en su desesperado intento de tener correspondencia del amor que por el Ambiente rebosaba.
En la segunda mitad del siglo XVII se visiona un mundo en tamaño que la resolución del ojo humano no era capaz. Ese nuevo mundo está formado por sarcófagos a los que se les dio el nombre de "celdas", o células.
No es hasta el siglo XX que se visiona que algunos de estos sarcófagos están relacionados entre sí a través de estructuras cuyas huellas, o sarcófagos se conservan. La existencia de un conjunto de estructuras que relacionan los sarcófagos "principales" hace pensar que la estructura informe que relaciona todas estructuras tenga un propósito, por lo que se consideró que era una tercera estructura de relación, dándosele el nombre de "medio exterior" a las misma. Por igual motivo, se consideró que los sarcófagos celulares y los de sus estructuras de relación debieran tener un "medio interior" informe que hiciera posible el mantenimiento de tales estructuras. Y, por igual motivo, debiera haber estructuras de relación entre los sarcófagos y estas estructuras informes, a las que se les dio el nombre de "membranas". Ahora bien, si son estructuras de relación no son estructuras defensivas, o de no relación. Son estructuras que observamos como de comunicación en base a nuestra resolución óptica. Sin embargo, en el siglo XX, al hacer uso de medios de observación no ópticos, hemos encontrado que las estructuras interpretadas de comunicación, en realidad, son las propias estructuras que entendíamos se relacionaban.
En consecuencia, el Medio y la Célula son la misma estructura.
La célula no tiene membranas y, en consecuencia, no tiene estructuras internas y externas.
Cuando se habla de "Medio Ambiente" como "algo" ajeno al contenido de los sarcófagos que, como los caracoles, portamos, es un absurdo.
Se "denuncia", como si existiera un "ser diferente" al conjunto de individuos, vivos y no vivos. En realidad, hay subespecies poblacionales humanas que aún viven en su caverna, en su "CellaPerlata".
Que aún se siga hablando de célula, o individuo, solo es manifestación de la civilización cavernícola.
Cuando se habla de "creer o no creer" en el "cambio del medio ambiente" o, de sus consecuencias observables, el "cambio climático", y, a la vez, se despachan con eructos anales, bucales, genitales y oculares. Son individuos humanos poblacionales que eructan con sonidos que remedan a las palabras de las personas y que, en recuerdo a Mami, les denomino "politejos", pues ni siquiera han evolucionado a reconocer a los de su subespecie oliéndoles el culo.
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