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26 ene 2014

¡Madre hay más que una!

¡Madre hay más que una!

Al volver y durante el viaje en coche me dijo que yo tenía dos abuelas, Laura y Amalia. Que mi padre había nacido en Biarritz el día 28 de Diciembre de 1917 y que, posteriormente, había nacido en Lugo de Llanera el 31 de Diciembre de 1917.

En Biarritz le dimos por nombre, como yo a ti, Augusto José Manuel. Y, en Lugo de Llanera, tu abuela le dio por nombre José Manuel, por entender que no era conveniente el anteponerle mi nombre.

Tu abuela Amalia la mataron, junto a tu tía María Josefa, el 30 de Setiembre de 1936, en la casa de Madrid, en la calle Almagro, donde tu has estado cuando te llevé para conocer el túnel del Guadarrama. ¿Te acuerdas que había un gato negro con las patas hacia arriba. Tu me preguntaste, porque estaba así. Entonces no te di respuesta, hoy si: hay que conjurarse, allí las mataron, con saña, quienes no querían que viviesen.

Cuando seas mayor tienes que saber quienes las mataron. Si te enteras y vive tu padre, no se lo digas. Cuando no viva, díselo a la Justicia de los Hombres y si no hacen justicia con quienes las mataron, o sus descendientes, díselo a la Justicia del Salvador.

No me tiembla la mano al escribir que quien mató a Jimena y San, padres de Bernardo, lo ha sido su tío Ramiro, traidor. Poco tiempo ha pasado para hacer al Pueblo de Asturias, de tal traición sabedor. Menos aún ha pasado para hacerlo saber de tan sin nombre merecer tal acción. 

Podré poner en pié el negro gato que todo el tiempo de espera conjuró toda mal acción sobre Bernardo y sobre José Manuel, no lo consiguió al ser abatido por quien en la mano dio de comer y le pagó con la traición. Tiempo me queda a mi, y si no a mi, a quien me suceda, pues aprendida tienen ya la lección.

Días antes de morir abatido mi padre, una a vez más me hizo prometer que llegara a conocer tal traición y hacerlo saber a mi hermano Paco y a todos sus nietos. Pero, sobre todo que lo hiciera saber a su querido hijo y que le pidiera perdón en su nombre por no habérselo dicho a él, pero que ahora comprenderá porque no lo ha hecho.

Dijo: hijo, hijos, vuestras madres, abuelas, abuelos y yo, os seguiremos alumbrando el camino por el azul. Estar atentos a la linterna.

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