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19 mar 2014

Somos Erectus, no nos son útiles los inmigrantes.




Me dicen que si no tenemos trabajo para nosotros, no podemos dejar que vengar a comer lo poco que tenemos.

A la vez, estamos contentos por conseguir que nos hagan el estudio ECO, escuchar el primer latido y ver el esbozo de sus ojos, ¡tan distantes entre sí ahora para luego verlos, tan sólo separados por la nariz!

A la vez, estamos descontentos por no conseguir que se hagan cargo en algún sitio, dejar de oír el jadear y sentir el latido lento de nuestros padres, en otro tiempo nuestros hijos deseosos de jugar con ellos.



Ha sido  el salto más multitudinario registrado hasta ahora. Medio millar de inmigrantes lograron entrar este martes en Melilla tras rebasar la valla fronteriza que le separa de Marruecos. Ocurrió sobre las ocho de la mañana a la altura del río Nano. “Así no podemos seguir”, proclamó el presidente de Melilla, Juan José Imbroda (PP). Es una situación “muy preocupante”, admitió un alto cargo del Ministerio del Interior. Incapaz de frenar la reiteración de estos hechos, el Gobierno ha decidido reforzar la frontera de Melilla con 100 policías antidisturbios y 20 guardias civiles más.
La mitad de los subsaharianos tuvieron éxito en su intento. Echaron a correr en tromba hacia el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), como si fuera su tabla de salvación. Muchos llegaron dando brincos, los brazos en alto, la sonrisa abierta de par de par. Victoriosos. Como el alteta que acaba de ganar un maratón.Las cámaras de la Guardia Civil fueron testigos mudos de cómo unos 1.000 inmigrantes corrieron en tropel por un camino de tierra, en medio de un griterío sordo. Al rato, frenaron su carrera y empezaron a caminar en paralelo al vallado, hasta llegar al punto en que la verja se torna más accesible. Amparados por la espesa niebla que cubría la zona, los subsaharianos treparon por la pared metálica. Ordenadamente, sin atropellarse. Primero, unos; y después otros, sin que las fuerzas de seguridad pudieran contenerlos. Vistos desde lejos, con sus ropas oscuras, se asemejan a una bandada de murciélagos colgados en la alambrada.
Otros, exhaustos y casi desfallecidos, con los pies desnudos y la mirada perdida, tuvieron que ser ayudados por otros más fuertes. Muchos tenían heridas abiertas por las cuchillas del vallado o la ropa cuajada de enganchones.


DELEGACIÓN DE GOBIERNO
Ya en el patio del CETI, mezclados con los voluntarios de la Cruz Roja, unos se abrazaban a otros. Algunos cantaban. Otros rezaban. Los más gritaban “bosa, bosa” (¡Victoria!, ¡Victoria!), exultantes de haber logrado la proeza de burlar la muralla de acero. Un joven de cabello largo intentaba, en medio del griterío, hacerse entender por un familiar al que acababa de llamar por el móvil para informarle de que ya está en España. Al fin.
El de este martes es el salto más numeroso, como confirmó el delegado del Gobierno en la ciudad autónoma, Abdelmalik El Barkani. Además, recalcó que la “espesa niebla” que rodeaba la ciudad en ese momento facilitó el salto.
El Barkani aseguró que el salto fue “violento”, sobre todo en la parte marroquí. Según fuentes policiales, algunos de los inmigrantes lanzaron piedras y palos contra los agentes.
Los sin papeles, que en su mayoría aseguran que proceden de Malí y de Senegal, fueron atendidos en el (CETI). La Cruz Roja y los servicios de urgencias de Melilla curaron a 29 hombres por heridas leves (cortes y magulladuras). Dos necesitaron asistencia hospitalaria: uno por fractura de pelvis y otro por tener un brazo abierto en canal a causa de un tremendo desgarro en un brazo.
Un grupo de sin papeles será enviado a los centros de acogida de la Península, porque en el de Melilla hay ya alojadas 1.800 personas cuando su capacidad es para 480. El Barkani ha anunciado que el Ejecutivo central “acelerará” los traslados a la Península, unos en acogida y otros —en los casos en los que “sea posible”— para su expulsión de España en virtud de la ley de Extranjería.
El anterior intento de salto se había registrado en la madrugada del pasado domingo, cuando la Guardia Civil y la Gendarmería marroquí impidieron que unos 200 subsaharianos divididos en varios grupos pudieran acceder a la valla perimetral.
La de este martes es la irrupción exitosa más multitudinario de la historia del vallado melillense. Hasta ahora, la más numerosa fue el 3 de octubre de 2005, cuando 350 inmigrantes lo consiguieron en una época en la que la alambrada tenía tres metros de altura y carecía de las medidas de seguridad de que dispone en la actualidad.
A lo largo de todo 2013 lograron rebasar el vallado 1074 inmigrantes, según fuentes de Interior. En los dos meses y medio transcurridos desde que comenzó 2014 lo han conseguido más de 1.600. Un aumento espectacular. Ante este notable incremento, un alto cargo de Interior ha considerado “muy preocupante” la “fortísima presión” migratoria que están afrontando Ceuta y Melilla. Interior calcula que en Marruecos hay unos 40.000 inmigrantes intentando llegar a Europa.
Las autoridades de ambas ciudades autónomas, que no ocultan su inquietud, se reunirán el próximo 27 de marzo en Ceuta para abordar la situación.
El comité mixto hispano-marroquí se reunirá un día antes en Tánger (Marruecos). El ministro del Interior, Jorge Fernández, pretende que Rabat cumpla “en toda su extensión” el acuerdo bilateral de 1992 y, sobre todo, que acepte las devoluciones en caliente de inmigrantes (inmediatamente después de ser interceptados).

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