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23 may 2014

Escribir y no hablar. Hacer política y no el idiota.



¿Cómo interpretar a quienes, con máscara de políticos, nos dicen estos días?

El discurso escrito dirigido a todo el pueblo se impone al discurso hablado a los discípulos. Los idiotas pasaran a políticos cambiando la palabra hablada de los mítines a la palabra escrita de internet.

La interpretación hecha de los sucesos de Twitter no ha sido la propia del político. Sino la del idiota. En la red se pide hablar a todo el pueblo y no a la parte que le son fieles.

No hay que bloquear la petición de parlamento con el pueblo, sino de reconducirla.




Al interpretar a quienes hablan para ser nombrados en el Parlamento de la Unión Europea, me sugiere que he de hacer uso del discurso propio de los profetas. Tomo como referencia la  relectura de la obra de Alfredo Wikenhsusser "El Apocalipsis de San Juan"

En ella escribe: "En la historia de Israel se destaca un gran número de personajes revestidos del carisma profético, que influyeron profundamente en la vida religiosa del pueblo. Su radio de acción fue muy vasto. Puede decirse que ellos eran los jefes religiosos de Israel. por su boca hablaba Dios a su pueblo y le daba a conocer cual era su voluntad; de ellos se valía para exhortarlo y advertirlo, para reprenderlo y castigarlo cuando le volvía la espalda y hacía caso omiso de la alianza pactada con él; a través de ellos hacía llegar a los suyos palabras de consuelo que los sostuvieran en los momentos de prueba o cuando se veían acosados por la miseria.

Actividad importante de los profetas era la predicción del futuro, que podían hacer gracias a una iluminación especial de Dios o a ciertas visiones de origen sobrenatural. Pero entre todas sus funciones ocupaba el primer lugar la de mantener  al pueblo con la vista fija en el tiempo glorioso de la salud, que Dios cumpliría con ellos, y avivar en su alma el ansia de ver a aquel redentor futuro prometido por Dios al género humano.

Esta actividad de los profetas llegó a ser, en tiempos posteriores, la de mayor importancia. De ahí que también en el Nuevo Testamento se haga frecuente mención de ella; más aún, para los primeros cristianos, el anunciar a Cristo fue la misión específica de los profetas.

La actividad de los profetas en el Antiguo Testamento se desarrolló sobre todo mediante lax"palabra hablada". Eran predicadores, no escritores; hombres de acción, no liberados. De profetas tan destacados como Elías y Eliseo, no quedaron escritos de ningún género; y aún los libros de los llamados "profetas escritores" casi no hicieron más que consignar por escrito sus discursos. Poseídos e iluminados por el espíritu de Dios, se presentaban en determinadas situaciones ante el pueblo y sus jefes políticos para hacerles conocer la voluntad de Dios, exigir fe inquebrantable en él, condenar la idolatría, exhortar a la penitencia, amenazar con la venganza divina y anunciar los castigos de Dios.

Con el cambio de las condiciones políticas, la palabra escrita adquiere mayor importancia. Es así como desde la época de Jeremías los profetas se ven cada vez más obligados a renunciar a una acción directa sobre los individuos mediante la palabra hablada, y deben limitarse a influir indirectamente en las gentes del pueblo a través de algunos escritos. Es lo que se observa particularmente en Ezequiel, quien actúa casi exclusivamente en esta forma.

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