Al llegar al Hospital de Oviedo se me acercó Juan y, al oído me dijo que "estás muy mal y te vas a morir". Le dije, Juan quisiera hablarte de todo lo que he conseguido saber sobre la columna vertebral; te será útil. No te molestes, llévatelo contigo. Te estás muriendo.
Luego me visitó para recoger mis cenizas en provecho económico.
Esta situación es habitual, en mi experiencia, entre médico y paciente.
En otra ocasión anoté que el único texto memorizado en mi vida, ha sido el de una copla popular encontrada en el camino "al río Blimales" y que tenía por título "Martín tenía un violín..." , pero nunca lo tocaba pues amaba a Raquel, y ella sólo miraba. Raquel, mujer cruel, del pobre se burlaba. Y la decía: Martín, yo sólo te he de amar cuando lo sepas tocar. Martín, a solas y a solas, prácticaba y practicaba. Pero casi nada avanzaba. Pero todo buen afán siempre tiene recompensa u. Un buen día, Martín dominó el violín. Martín tocaba el violín que a la gente entusiasmaba, y hasta los ángeles bajaban para escuchar su sonata. Fue entonces cuando Raquel comprendió cuanto le amaba. Y le dijo, te amo Martín. Y Martín le respondió: de mi amor no queda nada, sólo quiero al violín y a mi música amada,
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