No aprecio que los españoles entendamos que es y para qué es la Unión Europea. Hablo con gente que me refiere no saber nada sobre Asturias, España, La Unión Europea. Y, lo que es estremecedor, para mi, es que no tienen interés. Saber de Escocia no les interesa, o motiva nada. Hablar de Cataluña, no les interesa nada y, si dicen algo es para referirse a la "rabia" por entender que es la hermana rica que no quiere saber nada con la pobre España. Mayoritariamente manifiestan síntomas de envidia por no ser catalanes. Y, por ello, de envidiar el no poderse ver en el televisor despotricando contra España. El orgullo de pertenecer a la Casa de Asturias, al linaje resultante de los tres que forman el linaje europeo, probablemente es consecuencia de una educación pobre y no de una genética pobre europea.
No hay Presente que pregunte al Futuro sobre su Pasado. Los linajes primitivos impiden con sus armas, o manos, si quiera preguntarse sobre su pasado por vergüenza de tenerlo muy cercano con carácter caníbal. Hemos de tener en cuenta que el paso de recolectores y cazadores a cultivadores y domesticado res, hizo reducir su altura y masa corporal. De ahí viene ese culto -no racional- del cuerpo que lleva al extremo de caricaturizarlo de colector y cazador. Lo que no se ha conseguido es hacer su pelvis tan ancha como la de los deseados y, por ello que se avergüenzan de su "culo estrecho" ; no pueden avergonzarse de su "cortedad de miras" por su propia naturaleza. No son capaces de reconocerse reflejados en el estanque de la Evolución y, cuando lo intuyen, dan manotazos en el agua para borrar lo imposible, la lisura de su cerebro, ya que en otros momentos anoto sobre el concepto rugoso del Universo o, cuando lo hago de la cápsula rugosa y lisa de los neumococos.
Pensar que la arruga es bella, o manifestación de nuestra adaptación al banco donde nos sentamos con la pierna bajo el culo como cualquier otro ser vivo que desea emular nuestra capacidad genética. Las partículas vitales tiene lisura negativa, de tal manera que son atractores fortísimos para nosotros que nos tragan como "agujero de gusano", como agujero capaz de absorber toda posible Lugh con la que las iluminamos.
Hay quienes creen que las partículas vitales, o cualquier microbio nos "agrede". Pocos entendemos que nos atraen como las sirenas y, por mucho que nos atemos al mástil de nuestra nave galáctica, seremos engatusados por ellas y caeremos dentro de su vagina para hacer que su linaje continúe su viaje sin fin y sin retorno por el Universo gracias a nuestras eyaculaciones de calor no útil, aunque plenas de información, como dice AP y contradice SH, los cuales siguen trayectorias paralelas que no divergentes, aunque no convergentes que significaría su autodestrucción y, con ello, I=1, imposible que identificamos irracionalmente con dios.
He hecho esta nota pensando en el proceso que los médicos interesados denominamos "sobredrenaje". Ayer he asistido a un paciente al que se le había puesto un tubo en la cabeza para sacarle líquido. Aún hoy se siguen poniendo tubos sin diagnosticar hidrocefalia y, colocan tubos sin ninguna base de conocimiento de lo que en Física se conceptúa como "válvula" .¿Alguien se imagina las consecuencias de que te chupen el alma?. Pues estas son las consecuencias de actuaciones ignorantes e inmorales. ¿Alguien se imagina las consecuencias de que te chupen el alma, o que hagan pagar sus acciones inmorales tu descendencia?. ¿Alguien se imagina las consecuencias de una usura?. Y, ¿alguien se imagina las consecuencias de una deflación?
Bueno, ya que es esta hora de un domingo y, probablemente nadie me ve, voy ha notar la "guardada" siguiente.
Se dice que hay deflación cuando los precios bajan de forma continuada durante el tiempo que hace improbable su recuperación.
Se dice que hay sobredrenaje cuando el gasto de un fluido baja de forma continuada durante el tiempo que hace improbable su recuperación.
Los gastos se han de mover entre dos valores críticos: gasto mínimo necesario para mantener el flujo. Y, gasto máximo, por encima del cual el flujo se hace indeterminable y, se transforma en atractor, o succionados del medio en el que se encuentra. Probablemente este sea el riesgo de la cotización en bolsa de la empresa China que se dio a conocer esta semana
En la asistencia médica hemos aprovechado esta deflación para ventilar a determinado tipo de pacientes; de tal manera que hemos universalizado el término "jet" para describirlo, sin pedir permiso de uso a Pasadena, menos a los Tongva, menos aún a los Hhamogna, aunque probablemente lo hallamos tomado del Jet Propulsión Laboratory, "que vende más", ya que hablamos de términos de mercado.
Bueno, ya que es esta hora de un domingo y, probablemente nadie me ve, voy ha notar la "guardada" siguiente.
Se dice que hay deflación cuando los precios bajan de forma continuada durante el tiempo que hace improbable su recuperación.
Se dice que hay sobredrenaje cuando el gasto de un fluido baja de forma continuada durante el tiempo que hace improbable su recuperación.
Los gastos se han de mover entre dos valores críticos: gasto mínimo necesario para mantener el flujo. Y, gasto máximo, por encima del cual el flujo se hace indeterminable y, se transforma en atractor, o succionados del medio en el que se encuentra. Probablemente este sea el riesgo de la cotización en bolsa de la empresa China que se dio a conocer esta semana
En la asistencia médica hemos aprovechado esta deflación para ventilar a determinado tipo de pacientes; de tal manera que hemos universalizado el término "jet" para describirlo, sin pedir permiso de uso a Pasadena, menos a los Tongva, menos aún a los Hhamogna, aunque probablemente lo hallamos tomado del Jet Propulsión Laboratory, "que vende más", ya que hablamos de términos de mercado.
El Reino Desunido de Gran Bretaña
La victoria del unionismo británico en Escocia conlleva la paradoja de abrir el melón territorial
El País, Walter OppenheimerLondres 20 Septiembre 2014
Cuando Alex Salmond ganó por mayoría absoluta las elecciones escocesas de 2011 y pudo poner en marcha el proceso que llevó a la convocatoria del referéndum de independencia del pasado jueves, probablemente no sabía las consecuencias que acabaría trayendo. No sabía que la independencia, opción que siempre ha parecido muy lejana en Escocia, dio tal estirón en el último mes de la campaña que provocó un ataque de pánico en Londres y nerviosismo en Washington y Bruselas.
No sabía (¿o quizás sí?) que acabaría con su propia carrera política a pesar de que siempre pasará como un triunfo personal y de su partido el resurgir de la política de base y el debate ciudadano durante la campaña. Pero, sobre todo, no sabía (¿o quizás también sí?) que acabaría provocando un terremoto en Westminster y abriendo el melón del debate territorial en el Reino Unido de la Gran Bretaña, que algunos ven camino de convertirse en el Reino desunido a pesar de la victoria unionista en Escocia.
La paradoja de esa victoria unionista es que ha puesto de repente en el primer renglón de la agenda política británica la pregunta que planteó en 1970 Tam Dalyell, diputado laborista por West Lothian, al oeste de Edimburgo. En aquel tiempo empezaba a plantearse por primera vez la concesión de algún tipo de autonomía a Escocia. Y lo que Dalyell preguntó es si los diputados escoceses en la Cámara de los Comunes podrían participar en la tramitación de leyes que no afectaran a sus votantes porque esas materias se regulaban ya en Escocia.
La pregunta dejó de ser retórica cuando los laboristas pusieron en marcha a finales de los años noventa el Parlamento y Ejecutivo escocés, además de la Asamblea de Gales y la de Irlanda del Norte. Eso significó que, sobre todo los numerosos diputados de Escocia, que suelen ser muy mayoritariamente laboristas y casi nunca conservadores, pueden ser decisivos al decidir legislación que solo afecta a Inglaterra.
Ese problema se va a agravar después de que los tres grandes partidos británicos, presa del pánico cuando el sí empezó a subir en los sondeos a un mes del referéndum, prometieron a los escoceses nuevos poderesfiscales y en materia de bienestar social y regulación laboral si rechazaban la independencia. Eso ha hecho reventar la llamada cuestión de West Lothian, “fácil de preguntar pero más peliaguda de contestar”, en palabras del jurista Joshua Rozenberg en The Guardian.
La respuesta es peliaguda porque es un problema de complicada solución. La más simple es privar de voto o incluso de voz a los diputados no ingleses al tratar legislación que solo afecta a Inglaterra, como pareció insinuar el primer ministro, el conservador David Cameron, nada más conocer el resultado del referéndum. Una solución “muy atractiva”, pero también peligrosa porque “crearía dos clases de diputados y dos agendas parlamentarias”, advierte Rozenberg, que coincide con muchos otros comentaristas.
Otra opción es ir a un sistema autonómico como el español. A los liberal-demócratas les ha gustado tradicionalmente esa posibilidad y los laboristas intentaron empezar a introducirlo en 2003 con la creación de tres Gobiernos regionales en el norte de Inglaterra. Pero los ciudadanos del nordeste, la región fronteriza con el sudeste de Escocia y la que parecía más ansiosa de autonomía, descabezaron de cuajo el proyecto cuando un 80% de ellos votó en contra en el primero —y que al final fue el último— de los tres referendos previstos.
Los laboristas parecen ahora dispuestos a rescatar esa idea, según las palabras del pasado jueves de su líder, Ed Miliband, que aludió a la necesidad de dar más poder a las regiones y las grandes ciudades de Inglaterra. Pero también eso puede crear problemas en un país en el que no ha habido hasta ahora apetito por poder regional, aunque el auge del independentismo escocés parece haber despertado ahora también en el norte y otras partes de Inglaterra el ansia de autonomía.
Crear autoridades amplias como en Londres, que tiene un alcalde elegido directamente y una Asamblea, es otra forma de abordar el problema. Pero, como destaca el exministro laborista Andrew Adonis, “no es fácil” porque ciudades como Birmingham, la segunda de Inglaterra, no están interesadas en ese modelo.
Otra posibilidad es el “sistema casi federal”, como ha propuesto la Sociedad de Abogados Conservadores, que desde 1947 suministra ideas a los tories y que cree que las Asambleas regionales “no son la respuesta adecuada para el problema inglés”. En ese sistema se ampliarían las competencias tanto de Escocia como de Gales; en Inglaterra, los ministerios de Educación, Sanidad y Comunidades Locales se ocuparían exclusivamente de cuestiones inglesas; y en los Comunes habría una doble votación en las materias que afectaran mayoritariamente a Inglaterra: una, solo con los diputados ingleses, de carácter consultivo; y otra, con todos los diputados, que sería determinante.
Quizá la opción más polémica es la de un Reino Unido completamente federal, con un Parlamento de Inglaterra en paralelo al de los Comunes. Algunos diputados conservadores han reclamado estos días un Parlamento exclusivamente inglés, pero hay también muchos detractores. El historiador Vernon Bogdanor se ha opuesto con el argumento de que “no hay ni un solo sistema federal en el mundo en el que una sola de sus unidades represente al 80% de la población”. Y cita el ejemplo de los fracasos de la URSS, Checoslovaquia y Yugoslavia.
Reino Unido ha sobrevivido al referéndum de Escocia, pero hoy parece más desunido que antes de esa victoria.
El referéndum sobre Europa mira al escocés
¿Se puede tomar el referéndum escocés como un precedente del referéndum sobre la Unión Europea que quiere convocar David Cameron en 2017 si consigue formar Gobierno tras las elecciones generales del año que viene? Hay, de hecho, sorprendentes paralelos: la campaña a favor de que Reino Unido abandone la Unión Europea tendría muchos puntos en común con la de los defensores de la independencia escocesa, y la campaña del no sería muy parecida a de los que defenderán la permanencia británica en Europa.
Nigel Farage, líder del populista Partido para la Independencia de Reino Unido (UKIP), es en muchos aspectos comparable a Alex Salmond, el todavía líder del Partido Nacional Escocés (SNP) y ministro principal de Escocia, que dejará ambos cargos en noviembre. Los dos son políticos de raza, buenos oradores que despiertan odios y pasiones y que acostumbran a jugar a contracorriente: Salmond ha pasado en la oposición 34 de sus 41 años de militancia política. Farage estaba con los tories en tiempos de Thatcher y Major, pero dejó el partido cuando en 1993 aceptaron el Tratado de Maastricht. Desde entonces siempre ha ido a la contra.
Los dos son capaces de hacer campañas que buscan el corazón del electorado, y no solo venderles razones pragmáticas. Y contarán con muchos militantes de base llenos de entusiasmo y capaces de echarse a la calle en busca de votos en el vecindario.
Como los independentistas escoceses han hecho ahora, los euroescépticos venderán el sueño de un Reino Unido libre de cadenas (esta vez las de Bruselas) y capaz de vivir mucho mejor a solas, por difíciles que puedan ser los primeros años.
Buena parte de los partidarios de que Londres siga en la UE serán los mismos que querían que Escocia siguiera formando parte de Reino Unido: la banca, las grandes empresas, el poder establecido, el FMI, los socios europeos, Estados Unidos. Y tendrán los mismos argumentos: salir de la UE es demasiado arriesgado, no es un mundo perfecto pero es mejorable. Por ejemplo, devolviendo unos pocos poderes de Bruselas a Westminster. Dos referéndums casi gemelos.
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