Acudimos hoy a esta Iglesia al ser convocados por el tañer de las campanas. Nos refieren que hemos de discutir y ser testigos del acuerdo de convivencia en matrimonio de nuestros familiares, amigos y vecinos Adrián y Aída.
Prontos hemos dejado nuestros aperos en el campo donde cultivábamos la tierra que nos amamanta, para acudir a la llamada al templo de la comunidad en torno a quien hemos elegido como autoridad para dirigir nuestro destino como comunidad, al que nombramos alcalde y que, en su nombre, tenemos aquí al concejal de la comunidad.
Yo, en nombre de toda la comunidad y ante nuestra autoridad, me dirijo a vosotros, nuestros vecino, amigos y familiares, Adrián y Aída, para manifestaros nuestro agradecimiento por habernos elegido como testigos de vuestro compromiso de uniros en matrimonio. Nos manifestáis que lo hacéis en libertad y no por mandato alguno.
Nosotros somos testigos de vuestro compromiso, libremente expresado, y os prometemos velar porque vuestro compromiso se cumpla libremente hasta el momento que, también libertad, decidáis cumplirlo.
Al igual que os agradecemos que nos hagáis testigo de este compromiso, también os decimos que os comprometéis a llevarlo a término siendo todos nosotros presentes y que sólo la Palabra y el parlamento sea el medio para interpretarlo. Todos los aquí presentes nos comprometemos a ser testigos del parlamento que tengáis para llegar a resolver toda interpretación del compromiso del cual hoy somos testigos.
Si la interpretación del compromiso que hoy acordáis lo hacéis fuera del parlamento, ya sea mediante palabra o arma alguna, condenaros fuera de la comunidad que nosotros hoy libremente representamos y que seréis sometidos a las leyes con las que la comunidad nos hemos comprometido cumplir.
Desde esta Iglesia de Avilés, cumplenos menester deciros: ¡feliz decisión!
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