Los "estudios complementarios" - analítico, de señales unidimensional es, bidimensionales y tridimensionales- cada día se alejan más de los médicos clínicos y se acercan más a los instrumentos o, como se dice mal, tecnología. Ello hace que el médico complementario de la clínica se hace más técnico y se transforma en un emisor de información incapaz de ser entendida por el médico clínico receptor y demandante de ayuda, o auxilio en el diagnóstico eficaz del paciente.
Este alejamiento hace que el clínico emita diagnósticos complementarios y no clínicos. Y, en consecuencia, que se corrijan las variables del diagnóstico complementario y no se trate a los pacientes.
"Se trata la cifra plasmática de colesterol o la imagen de hernia discal"
"Se trata el calcio de una mama o del tendón Supraespinoso"
Recuérdese cuando se estudio al lactante y se encontró que sus cifras de colesterol son muy altas respecto a las del adulto.
Recuérdese la cantidad de prótesis de cadera que se implantan por las imágenes de "artrosis".
Recuérdese la masiva implantación de marcapasos por las arritmias del electrocardiograma.
Recuérdese la masiva implantación de CEPAP por las apenas durante el sueño.
La presión comercial de los instrumentos y fármacos ha hecho aparecer una elevadísima iatrogenia y, con ello, los costes asistenciales que han suplido con creces los ingresos de USA Y SATÉLITES mermados con la desaparición de la "guerra fría". Merma que vuelve a reducirse, e incluso aumentar los beneficios a través de la "guerra terrorista" en "casa"
Leer los trabajos de Lundberg en el sentido de "orientar los estudios de laboratorio al paciente" y no al laboratorio, puede que ayude al receptor de esta nota a comprender el lugar de la asistencia médica en el mercado humano o, aunque pueda sonar mal, en el mercado de esclavos. En igual sentido está Speicher en su guía, que entiendo necesaria tanto para clínicos como para complementarios: "The right test a physician's guide to laboratory medicine", 1989.
Que esta situación siga y que no sé judicialice su comportamiento pasado y actual, sólo depende del carácter político o idiota del individuo que, habiendo leído esta nota, siga siendo alcahuete.
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