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30 oct 2014

Cuando Saturno devora a sus hijos

Señora, las fuerzas de la Gravedad y de la Fusión, son creadoras; sin embargo, la de la
Gravedad es conservadora, mientras que la de Fusión es progresista. Newton le dio ese
nombre por creadora, ya que su educación era cristiana.

La fusión se produce en las estrellas. Y las estrellas se comen a sus hijos por temor a que
algún día les destronen.

No deseo la maternidad de mi padre, ni tampoco deseo la maternidad de la suya.

Viva tranquila, pues ni el Titán de mi padre ha deseado ni desea el trono de su Dios padre,
ni tampoco el dejado por su Princesa madre.

Yo soy Hombre y amo a mi padre con el que tengo una interacción inestable, creadora de
mundos no medibles. Y, como hombre, es mi deseo seguir su camino de Campesino,
heredar su condición de hombre campesino.

Señora, agradezco sus molestias para darme a saber las razones por las que ha pretendido
devorar a mi padre. Puede estar tranquila, como habrá apreciado le di la posibilidad de
conocer a su nieto a través de su hijo.

Le he de transmitir que esta entrevista la conoce, no sólo la sabe su nieto, mi padre, sino
que me ha dispuesto a decirle que le agradece el gesto y que es posible que acepte
reunirse los tres, como usted le ha pedido. Se lo hará saber con la condición de que la cita
se haga en Sevilla en un lugar que no sea su domicilio.

También me ha dispuesto que la bese en una mejilla en su nombre y en la otra que lo haga
yo en mi nombre.

Señora, permítame cumplir lo dispuesto por mi padre. ¿Me permite?.

No le doy mi mano, tomo sus antebrazos.

Si desea saber de nosotros, háganoslo saber. Nosotros haremos lo propio.

Augusto, deseo decirte algo: ¡eres tan orgulloso como tu abuelo!

Señora, probablemente sea así. No me han dado, perdón, no he tenido la oportunidad de
mirarme en el espejo de la abuela, más allá de sus notas, vestidos, fotografías y, sobre
todo, de los retratos que mi abuelo y mi padre me hicieron de ella.

Y en esos retratos, los asesinos de mi padre no han sido "los rojos", sino los nepotes.

Aunque este último extremo tengo por seguro que usted ya lo sabe.

Adiós, señora. Salude a su familia en mi nombre y el de mi padre, si así lo desea.

Unos meses más tarde leí en el diario de difusión que la señora había muerto en Sevilla en
un accidente del automóvil que la transportaba y que poco tiempo antes del mismo, se le
había enviado desde Asturias, una vez que le había sido revisado para evitar una avería
inconveniente.

Todo el discurrir en accidentes y muertes en situaciones no esclarecidas según se hacía de
común.

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