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5 jul 2015

Modo de conducirse en la mesa.



Novísimo manual práctico de la Cocina Española, Francesa y Americana,

Higiene y Economía Doméstica.

Pastelería, confitería y repostería.

Madrid, librería de Leocadio López, editor.
1885



Reglas de urbanidad y cortesía, y modo de conducirse en la mesa.


En la mesa es el sitio donde el hombre hace versus finos modales y buena educación; así, pues, debe saber hacer los honores de ella, si fuese en su casa, y servir, particularmente a las señoras, en cualquiera otra donde se halle. Una persona desenvuelta, sin esa etiqueta ridícula que hace años se acostumbraba; que atienda a todos, trinche y reparta con cálculo y delicadeza, y haga los presentes y agasajos que debe a las personas de distinción, es un hombre de quienes recuerda siempre con gusto y que cautiva la atención de aquellas personas a quienes ha dispensado el favor o el deber de servir. Por estas causas , y otras mil que creemos innecesario repetir, daremos una sucinta idea de los principales deberes y respetos quede en observarse para hacer los honores de una mesa y para guardar en ella la compostura y decencia que debe tener toda persona bien educada.

La precipitación en sentarse, la elección de puesto que pertenece  o que ofrece más comodidad, la vista fija en los manjares, una ostentación de grande apetito, un aire goloso, al servirse sin aguardar a que llegue su turno, al principiar a comer antes que las personas de más distinción lo hagan, los codos y brazos sobre la mesa, las manos siempre en movimiento y los dedos de continuo mojados, son acciones groseras, que ponen en ridículo al que las hace. El no saber trinchar que tuviese delante, equivocando el que ha de servirse con cuchara con el quede debe partirse con cuchillo, el cortar de diverso  modo los pescados, las aves, etc., el no saber mondar y partir las frutas y pastas, son pequeñeces, que si se hacen con torpeza, se da a manifestar la humildad de nacimiento o el abandono de la educación.

Así, pues, deben observarse en la mesa las prevenciones siguientes:

No servirse dos platos con la misma cuchara, tenedor o cuchillo, y menos con la cuchara común.
No salpicar con la salsa a las personas que hay al lado.

No manchar los manteles al trinchar o al servirle vino, ni la servilleta a fuerza de limpiarse la boca y los dedos.

No romper, chupar y golpear los huesos para sacar su médula.

No ensuciarse los dedos, ni tomar con ellos tajada alguna o hueso.

No hacer ruido mascando o bebiendo.

No comer deprisa ni despacio, porque lo uno indica que han ido solo a comer, y lo otro que no gusta la comida, y que así se entretiene el tiempo. 

No oler los platos ni poner faltas a los guisos, carnes, etc.

No partir el pan con los dientes ni en muchos pedazos.

No soplar las viandas, caldos, etc., sino esperar a que se enfríen.

No gastar chanzas pesadas ni tocar a nadie con los piés.

No estar siempre callados ni sacar conversaciones tristes, y sí festivas, pero con decoro, cuidando siempre de evitar personalidades.

No limpiarse los dientes con el tenedor o cuchillo.

No comer de todos los platos sin excepción, porque pueden granjearse la fama de tragones o golosos.

No manifestar preferencia a ningún plato sin dar razones que lo apoyen.

No decir las faltas que por casualidad cometa el encargado de servir y trinchar.

No estornudar, toser, ni sonarse encima de la mesa, sino a un lado y poniéndose el pañuelo en la boca.

No extrañar ciertos platos, aunque nunca no se hayan visto, y mucho menos acerca del precio y escasez de ellos sin grande oportunidad.

No sentarse ni levantarse de la mesa antes de que la mayoría lo haga.

No olvidarse, en fin, que la falta más mínima en la mesa es un defecto capital de lesa gastronomía.

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