El uso de propiedades ajenas, personales o públicas, por parte de un Individuo Humano, le hacen pensar que son sus propiedades.
Este error del concepto de propiedad lleva al Individuo Humano al robo o hurto de las propiedades personales o públicas.
Este error es consecuencia de una condición como tal que sólo se resuelve mediante la educación, o adiestramiento en hacerle reconocer cual es su condición y las propiedades que le definen como Individuo Humano No Cognoscente, o Persona.
Hacer posible la convivencia de todos los Individuos Humanos con igualdad de derechos y deberes es un reto de las Personas. Hacer convivir poblaciones humanas con la sociedades humanas es un reto de conveniencia imposible de eludir.
Lo cotidiano se confunde como propio.
Y lo es en el uso de los recursos públicos como privados. Y lo es por el trato directo como por el trato de medios de comunicación instrumentales.
En el trabajo se confunde el compañero con el amigo e incluso con hermano de sangre, haciendo confundir lo envidiado del compañero como propio del que envidia.
Entre hermanos de sangres sucede igual. Recuerdo como aquel hombre que le tocó la lotería, sus hermanos le reclamaban una parte como suya.
Recuerdo aquel compañero que adquiere propiedades y le son reclamadas por los otros, al considerar que las adquirió de los honorarios percibidos, al igual que ellos. Gracias al trabajo que yo realicé en la Empresa, tú has podido trabajar, por lo que lo que tu salario me pertenece en parte, el envidioso reclamaba al compañero.
Gracias a que yo nací de mi madre y tu lo has hecho también, tengo derecho de propiedad sobre ti. Sin mi tu no serias. Si abro los ojos, lo que mis ojos ven es la realidad, cuando cierro mis ojos esa realidad no existe. Dios existe porque existo yo. Si yo no existiera, Dios no existiría.
El que presenta un programa de TV me lo conozco bien, es conocido mío. El problema es que el presentador no te conoce.
Lo conozco, sé de él. No es igual que nos conocemos. Y, tomamos un café en mi casa, e incluso, hemos compartido casa. Ello no quiere decir que seamos amigos y, mucho menos, seamos pareja sexualmente compartida.
Yo he compartido casa con mucha gente desde que salí e aquella de mis padres para trabajar a los 15 años.
"Pues les he visto tomar café juntos muchas veces". Cuantas veces se concluye: así pues, son amigos.
La vulgaridad del concepto amistad no tiene nada que ver con la nobleza del concepto amistad.
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