de
El Conde Lucanor
la amar et fiar en ella et fazer por ella cuanto fazía et aun muy más, si más fiziesse.
Et assí fueron muy contrarias la muger del enperador et la muger de don Alvar Háñez.
Et, señor conde Lucanor, si vuestros hermanos son tan desvariados, que el uno faze todo cuanto su muger quiere et el otro todo lo contrario, por aventura esto es porque sus mugeres fazen tal vida con ellos como fazía la emperadriz et doña Vascuñana. Et si ellas tales son, non devedes maravillarvos nin poner culpa a vuestros hermanos; mas si ellas non son tan buenas nin tan revesadas como estas dos de que vos he fablado, sin dubda vuestros hermanos non podrían seer sin grand culpa; ea como quier que aquel vuestro hermano que faze mucho por su muger faze bien, entendet que este bien, que se deve fazer con razón et non más; ca si el omne, por aver grand amor a su muger, quiere estar con ella tanto por que se dexe de ir a los lugares o a los fechos en que puede fazer su pro et su onra, faze muy grand yerro; nin si por le plazer nin complir su talante dexa nada de lo que pertenesçe a su estado, nin a su onra, faze muy desaguisado; mas guardando estas cosas, todo buen talante et toda fiança que el marido pueda mostrar a su muger, todo le es fazedero et todo lo deve fazer et le pertenesçe muy bien
que lo faga. Et otrosí, deve mucho guardar que por lo que a él mucho non cumple, nin le faze gran mengua, que non le faga pesar nin enojo e señaladamente en ninguna cosa en que pueda aver pecado, ca desto vienen muchos daños. Lo uno, el pecado e la maldad que el omne faze; e lo ál que por fazerle enmienda o fazerle plazer porque pierda aquel enojo avrá a
fazer cosas que se tornarán en daño de la fazienda e de la fama. Otrosí el que por su fuerte bentura tal muger obiera como la del emperador, pues al comienço non pudo o non sopo poner ý consejo, non ay sinon pasar por su ventura como Dios gelo quisiere endereçar. Pero saved que para lo uno e para lo ál cumple mucho que del primer día que el omne casa deve dar a entender a su muger que él es señor e que le faga entender la vida que ha de pasar. E vós, señor conde Lucanor, al mío cuidar, parando mientes a estas cosas podedes consejar a vuestros hermanos en qué manera bivan con sus mugeres.
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