El General Salvador Díaz-Ordóñez nunca había visto la espalda de los soldados que mandaba. Ascendido a Teniente General del Ejército, tras su, no última acción, ya que dejó descendencia que ha prometido hacerlo y lo ha hecho.
Salvador, artillero, inventó el cañón que lleva su nombre. Dirigió la Fábrica de Armas de Trubia entre otros destinos técnicos.
Cuando fue abatido defendiendo España, era el cabeza de la familia Díaz-Ordóñez con más de mil años de existencia documentada. Creando y haciendo Grande a España desde su nacimiento en Asturias.
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