ENTREVISTA Especialista del Carlos III
'No sabemos muy bien qué nos podemos esperar'
Marta Arsuaga, especialista en Medicina Tropical, forma parte del equipo que atiende a Teresa. DANI POZO AFP
"Lo que más me preocupa es la salud de Teresa". Así de rotunda se mostraba ayer Marta Arsuaga, miembro del equipo de Medicina Tropical del Carlos III que está ofreciendo la atención a la auxiliar enferma de ébola. "Ahora está estable", asegura pero también señala que no está claro cómo puede ser su evolución porque hay pocos casos en Occidente en los que fijarse. "Cuando en África se sale, se sale bien, y aquel que tiene complicaciones muere. Aquí es diferente".
Teresa está en el día 15 de su proceso de infección. Lo que en África se considera un triunfo aquí es una incógnita. "Como ha tenido algunas complicaciones no sabemos muy bien qué nos podemos esperar".
En cuanto al plasma recibido, Arsuaga afirma que Teresa ha sido tratada con varias infusiones de plasma procedentes de la hermana Paciencia y de otra religiosa de la misma congregación. "No de la hermana Juliana porque ella no estuvo enferma sino de otra religiosa que enfermó y superó el ébola".
A diferencia de las donaciones de sangre, las de plasma se pueden hacer con mayor frecuencia, "cada cinco, seis o siete días porque en realidad lo que se hace es una plasmaféresis". Según esta doctora, las religiosas se han ofrecido en numerosas ocasiones durante todo este tiempo.
En cuanto a la frecuencia con la que un paciente puede recibir infusiones de plasma, Arsuaga señala que no hay estudios que digan cuál es la pauta estándar para administrarlo. "En los pacientes con ébola en Estados Unidos, Inglaterra, etc. la pauta ha variado. En algunos casos ha sido una infusión, en otras dos o tres. En nuestro caso, ha sido alguna más". Este tratamiento, enfocado a potenciar las defensas del paciente, se ha complementado con la administración de un antiviral para atacar al virus.
En cuanto a cómo de informativa es la carga viral (la cantidad de virus en sangre) de la paciente o qué significa una subida brusca después de una bajada, esta especialista señala que no se conoce su significado. "En África no se estudia tan detalladamente. No se sabe. Nosotros estamos registrando todos estos cambios para dejar constancia de qué ha pasado y para que quede recogido para otros médicos".
Cuando Teresa deje de tener virus en sangre, algo que se demostrará con un análisis de PCR negativo y otro realizado entre 48 y 72 horas más tarde y que también sea negativo, la paciente dejará de contagiar la infección. Por este motivo, se le están haciendo analíticas diariamente.
En cuanto a la rutina médica, Arsuaga explica que en realidad no existe ninguna rutina. "Se hace una visita médica diaria, siempre que no requiera nada más, por lo que los médicos entramos una vez al día en su habitación. Enfermería y el equipo de auxiliares, en cambio, tienen que entrar con más frecuencia para hacer cambios de la medicación, limpieza, etc".
Por otro lado, cuando se le pregunta por el material con el que están trabajando esta especialista señala "estar convencida de que los equipos son los que se utilizaron en otros países. El problema es que los accidentes ocurren. Nuestro estamento sanitario está expuesto a riesgos. Por eso creo en la protección. Día a día intentamos mejorar y ahora lo que tenemos es que conservar la calma" aunque reconoce que, a veces, es difícil por la carga emocional que tiene atender a una compañera, por el caos que se ha creado en la sociedad española con este caso y por las preocupaciones entre familiares y amigos.
Por último, quiere insistir en un mensaje tranquilizador: "el contagio de este virus es difícil. Si Teresa hubiese tocado un pasamanos del metro, una puerta, hubiera ido a la piscina... (algo que no hizo) no sería fuente de contagio para nadie. Es mucho más contagiosa la gripe o la hepatitis. Todos tenemos que tener calma. El caso de ébola, la paciente, está dentro del hospital, no fuera. Y la población puede estar tranquila".
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