Buscar en este blog

19 oct 2014

Esclavismo en la Iglesia Cristiana Católica.

Estoy trabajando, como colaborador en el trabajo de analista de sistemas en una tesis doctoral  sobre "El esclavismo de la mujer casada en la creencia cristiana católica, ciudadana de la Unión Europea en 2010-2020 y en 2000-2010. Criterios evolutivos."

Nota.- no se utiliza el término "machismo" ni el "feminismo", sino  el de "sometimiento", latente y aparente, así como el de consciente y el de no consciente, el de obligado.


Tomado de: pensamiento critico.organización



Manuel Llusia
Francia: les Femmes des Quartiers.
Ni putas ni sumisas
(Página Abierta, 149, junio 2004)

Un movimiento de mujeres, buena parte de ellas jóvenes, en el que también participan chicos, ha irrumpido con fuerza en Francia: les Femmes des Quartiers (Mujeres de los Barrios). Nace de los barrios marginales bajo el lema “Ni putas ni sumisas” y tiene su razón de ser en una lucha con dos vertientes unidas: contra la grave y específica opresión y marginación que sufren las mujeres en estos barrios y contra el racismo y la exclusión que viven las familias y comunidades que los habitan. Muchas de esas mujeres proceden de comunidades de inmigrantes, de origen o creencias musulmanas, pero otras y otros no.
Su combate feminista y por la igualdad social forma parte de la defensa republicana del laicismo en Francia, y explícitamente así lo expresan. Pero de una forma especial. Por un lado, sus denuncias de la realidad opresiva concreta, de la extrema violencia existente y de su origen: exclusión, miseria, machismo, tradiciones culturales y religiosas, llenan de sentido la preocupación social por las repercusiones del desarrollo de corrientes “radicales musulmanas”. Pero, por otro, además de exigir medidas concretas frente a determinadas manifestaciones de ese radicalismo, muy arraigado en los varones jóvenes, llaman la atención, frente a la sociedad francesa –sus medios de comunicación, los poderes públicos e incluso los movimientos sociales, como, por ejemplo, el propio feminista–, sobre adónde hay que dirigir la mirada: hacia la defensa de los derechos de las mujeres y hacia la erradicación de la marginación de esa parte de la sociedad francesa a la que no se ha logrado integrar.  

La Fédération des Maisons des Potes

El origen de este movimiento se encuentra en la labor de la Fédération des Maisons des Potes, una organización que se extiende por varias ciudades francesas anclada en los barrios pobres de esas ciudades, en las ciudades dormitorio abandonadas –las “cités” de los años sesenta y setenta–, las barriadas marginadas en donde habita parte de las comunidades de gente inmigrante, la empobrecida en estos últimos años y que la sociedad francesa no ha integrado.
En el año 2001, desde la Federación se lanza la creación de Comisiones de Mujeres de los Barrios con las estructuras de la red. Estas comisiones tienen por objetivo romper el silencio de las mujeres, escuchar y recoger sus opiniones, lo que ellas piensan acerca del lugar de las mujeres en la sociedad, de su papel, de sus derechos. A la par se crea una Comisión Nacional que elabora y difunde un cuestionario para reunir de un modo más preciso las demandas y contestaciones que se han producido en el trabajo de los barrios, y más allá de ellos.
Toda esa información, completada con testimonios directos, es publicada en el Libro Blanco de las Mujeres de los Barrios, y en enero de 2002 se reúnen en la Sorbona (París) unas 250 mujeres, elegidas desde los grupos de barrio, bajo el nombre de Estados Generales Nacionales. De esa reunión surge un llamamiento de las Femmes des Quartiers encabezado por un título: “¡Ni putas ni sumisas!”.
«... Oprimidas socialmente por una sociedad que nos encierra en los guetos donde se acumulan miseria y exclusión. Ahogadas por el machismo de los hombres de nuestros barrios que en nombre de una “tradición” niegan nuestros derechos más elementales.
»... Afirmamos nuestra voluntad de conquistar nuestros derechos, nuestra libertad, nuestra feminidad. Rechazamos estar obligadas a falsas alternativas, ser sumisas al collar de hierro de las tradiciones o a vender nuestro cuerpo a la sociedad mercantil.
»Basta de lecciones de moral: nuestra condición está degradada. Los medios de comunicación, los políticos no han hecho nada por nosotras, o muy poco. Basta de victimismo, de considerarnos miserables. Estamos hartas de que se hable en nuestro lugar, de que se nos trate con desprecio. Basta de justificaciones de nuestra opresión en nombre del derecho a la diferencia y del respeto a quienes nos imponen bajar la cabeza. Basta de silencio en los debates públicos sobre las violencias, la precariedad, las discriminaciones.
»El movimiento feminista ha desertado de los barrios. Urge actuar  y nosotras hemos decidido hacerlo...»
El siguiente objetivo cumplido fue publicar un Manifiesto de las Mujeres de los Barrios destinado a interpelar a las instituciones y proponer caminos concretos para resolver los problemas de las mujeres y, en particular, de las jóvenes de los barrios.
A lo largo del año 2002 se crearon comités departamentales llamados de vigilancia con la misión de ampliar el campo de reflexión y de acción de las comisiones locales de mujeres, fomentando para ello la colaboración con otras estructuras de sus barrios y departamentos, como las de planificación familiar, SOS Mujeres Agredidas, u otras institucionales. En sus palabras: «Estas colaboraciones permiten que una expresión permanente y unas intervenciones regulares pueden tener lugar en el debate público, para denunciar, reaccionar y proponer». Estos comités se coordinan en el Comité Nacional de Vigilancia.   
Todo este impulso ha hecho crecer el número y la labor de las comisiones locales que, además de ser centros de acogida, lugares para escuchar testimonios y opiniones de lo que se vive en los barrios y en las familias, y centros de donde dimana la denuncia pública y la acción de protesta, sirven también de ayuda para la búsqueda de soluciones particulares de quienes se encuentran en dificultades relacionadas con su entorno familiar y social.
Un criminal suceso, acaecido el 4 de octubre de 2002, la muerte a manos de su novio de una joven, Sohane (1), en Vitry sur Seine (suburbio de París), significó el aldabonazo para que el debate y la movilización entre la gente joven se extendiesen y para que las instituciones y las organizaciones sociales y políticas francesas empezasen a hacerse eco de lo que denunciaba y proponía este movimiento (2). 

La marcha por Francia

Al año siguiente de su lanzamiento, el movimiento “Ni putas ni sumisas” realizó una marcha desde primeros de febrero al 8 de marzo, recorriendo una veintena de ciudades de Francia hasta París, fin del trayecto. Allí reunieron, según las organizadoras, a más de treinta mil personas; diez mil, según la policía.
En la convocatoria de esta iniciativa, las mujeres de este movimiento afirmaban rechazar la lógica de “la ley del más fuerte” que prima en los barrios-guetos y denunciaban «la omertá (3) que reina y que no une en definitiva más que a los jóvenes organizados en bandas mafiosas, a los integristas de todos los tipos y a la extrema derecha, convertidos en aliados objetivos frente a las mujeres».             
Conscientes, como dicen ellas, «de combatir sobre un terreno minado, donde no se puede vivir a menos que las mujeres traten de hacer estallar en pedazos la opresión que sufren», apuntan como causas de esa opresión: una interpretación abusiva del orden religioso, de tradiciones culturales arcaicas o de reacción violenta en defensa de un orden establecido cuando alguna mujer se rebela frente a él, sin olvidar las razones económicas, que, desgraciadamente, contribuyen a este estado de cosas. «En efecto, la independencia económica favorece a menudo la emancipación del individuo, el paro continúa haciendo estragos en estas partes de la población, castigando a las personas más frágiles, en este caso a las mujeres».
Por eso, insisten en que, más allá de su propia acción, los poderes públicos deben jugar su papel para poner término a la espiral de degradación de estos barrios, favoreciendo todas las iniciativas encaminadas a hacerlos más humanos. «Favorecer la mixité (4) social y étnica, cerrar los guetos, forma parte de esa lógica. Pero no es suficiente repensar la política de urbanización a escala humana para erradicar, entre otras cosas, el sentimiento de inseguridad. La enfermedad de los banlieus (5) podría desaparecer si una voluntad política real saliese a la luz. Mientras tanto, la Fédération des Maisons des Potes continúa trabajando para que el concepto de ciudadanía con su principio de igualdad, no caiga en el olvido. La República no podría continuar ignorando al conjunto de sus hijos».
Acorde con ello, la marcha reivindicaba: «La puesta en práctica de una política de Estado firme que refuerce los valores republicanos y favorezca la paz social; el reconocimiento de las asociaciones y en particular de las asociaciones de mujeres de los barrios como protagonistas de pleno derecho de la democracia local y participativa; una política urbana a favor de la mixité; una política familiar que permita aliviar-aligerar las obligaciones cotidianas que recaen en las mujeres; una política firme de empleo; una política educativa mixta y democrática».
Durante el recorrido de la marcha empezó ya a notarse un cambio en la fisonomía del movimiento, podía decirse que era mixto: algunos hombres, jóvenes sobre todo, hacían suyos los objetivos del movimiento y se incorporaban a él. Cuatro chicas y dos chicos encabezaban la manifestación de París con el lema: “Touche pas à ma pote” (No toques a mi amiga [6]).

El 8 de Marzo pasado
 
La fuerza y la independencia de este movimiento se ha vuelto a manifestar en la convocatoria del pasado 8 de Marzo y en la postura adoptada en la manifestación celebrada el día 6 con motivo de esa fecha emblemática de los movimientos feministas.
Una idea clave encabezaba el llamamiento a la movilización: sin igualdad entre mujeres y hombres, es nada menos que el espíritu republicano el que está en peligro. Por eso insistían en que «tolerar estas desigualdades, es abdicar frente a quienes quieren hacer bascular Francia hacia la división y el repliegue comunitario».
Y tras afirmar que «vivir juntos no es posible si no respetamos el derecho fundamental que posee cada ser humano, mujer u hombre, de vivir en la igualdad, la dignidad, el respeto y la mixité», abogaban por que París fuese ese día «la capital de las Luces, del derecho de las mujeres, de la igualdad de los sexos, de la laicidad y del progreso de las conciencias».
La manifestación transcurrió dividida en tres bloques. Una de las razones de esa división fue la falta de acuerdo sobre la posición que debía adoptarse ante la ley sobre el laicismo. Según algunos medios de comunicación franceses –por ejemplo, Le Monde–, el Colectivo Nacional por los Derechos de la Mujer (CNDF), que agrupó a una  parte de las asociaciones convocantes (7), centró su protesta en “la política de regresión social del Gobierno”: «Nosotros denunciamos el velo, pero decimos que los ataques sociales del Gobierno son más graves», declaraba la portavoz de la CNDF, Maya Surduts.  
Un grupo pequeño de mujeres jóvenes con velo, del colectivo Una Escuela para Todos y Todas, se colocó en el corazón de cortejo anterior, rodeado por un servicio de seguridad. Grupos afines llevaban pancartas con lemas como “Con o sin velo, solidaridad contra el sexismo” y otros contra la ley que prohíbe llevar signos religiosos en las escuelas.
El movimiento “Ni putas ni sumisas” decidió no firmar la convocatoria de la CNDF al no incluirse como lema principal una referencia al laicismo, y manifestarse en bloque aparte con otras organizaciones (8).
El número de manifestantes de uno y otro bloque, según Le Monde, fue similar. Para la policía, unas 7.000 personas en total acudieron a esa cita; 10.000 fue la cifra que dieron las organizaciones convocantes.

________________
(1) Fue quemada viva por su novio cuando estaba echando la basura.
(2) Un pequeño ejemplo de este eco público es la gran difusión conseguida por una canción: “Être Libre” (Ser libre), cuya letra fue creada por cinco chicas y dos chicos del Instituto Camille Claudel de Vitry sur Seine tras el asesinato de Sohane y el debate sobre la situación insostenible de las jóvenes en algunos barrios.
(3) Omertá: término italiano que se refiere a la ley de silencio que impone la mafia.
(4) El término mixité no tiene fácil traducción al castellano. Hace referencia al carácter mixto de la sociedad, en cuanto al sexo, lo étnico o lo religioso, por ejemplo, pero debe entenderse como la forma de vida en común que se corresponde al carácter de esa sociedad.
(5) Banlieue: barrio periférico, suburbio... Pero también usado para indicar un barrio no sólo degradado económicamente, sino también donde suelen campar a sus anchas la violencia y la delincuencia.
(6) Pote es una expresión coloquial que puede asemejarse a “colega”.
(7) Dentro de este bloque oficialmente se encontraban los principales partidos de izquierda (PS, PCF, LCR...) y grandes sindicatos, además de asociaciones feministas importantes como el Mouvement  pour la Liberation de la Femme (MFL). No obstante, algunas figuras del PS participaron en el bloque promovido por “Ni putas ni sumisas”.
(8) Le Mouvement Ni Putes Ni Soumises, UFAL, Femmes solidaires, FIDL, Snetaa, Fédération E.I.L., Fédération Nationale des Maisons des Potes, SOS-Racisme, Coordination Féministe et Laïque, Ligue des Droits des Femmes, Ligue du droit international des Femmes, Atlanta-Sydney-Athènes, Féministes du 3e Millénaire, Banlieues du Monde, Collectif des Mères, Mouvement féministe MAPP, SOS Sexisme, Primo Europe, AGR 92, association AIME, association AlgériEnsemble, association pour le Développement du Civisme (ADC), association Suisse pour la Laïcité (ASL), CDAFAL 29, Comité Ornais de Défense de la Laïcité, Coordination des 5 Appels pour une loi contre les signes religieux à l'école, CVDL, Espace Simone de Beauvoir de Nantes, “Laïcité Liberté”, Mouvement des Maghrébins Laïques de France, La Paix Maintenant, Regards de femmes Rhône, SOS République, Tous contre le voile.

No hay comentarios:

Publicar un comentario