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21 jul 2014

San Pedro de Nora

ARTE ASTURIANO
José Manuel Pita Andrade
(instituto Diego Velázquez, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Madrid, 1963)


San Pedro de Nora




A orillas del río Nora, poco antes de su unión con el Nalon, a trece kilómetros de Oviedo, se encuentra esta iglesia cuya restauración acaba de concluir. La primera mención de hallaba en un documento del año 905, o sea de la época de Alfonso III. Pero observando sus relaciones con la iglesia de Bendones y sobre todo con Santullamo puede situarse en el periodo de Alfonso II.

El edificio tiene tres naves separadas por esbeltos pilares, pórtico a los pies y cabecera tripartita con huecos  que permiten el paso de una capilla a otra. En el presbiterio se mantiene un pequeño edículo semejante al descrito en la Cámara Santa. Todo el templo se cubre con techo de madera menos en las capillas que están abovedadas. Exteriormente el testero es del todo similar a Santullano, incluso con la habitación  sobre el presbiterio incomunicada con el interior del templo; en ella existe también la ventana con tres horquillas de ladrillos sostenidos por las jambas en los extremos y dos pequeñas columnas. El pórtico de los pies ha tenido que ser casi totalmente reconstruido. A ambos lados de la iglesia quedan huellas de otras construcciones, cuyo significado no puede precisar se en tanto no se realicen excavaciones sistemáticas.

Schlunk ha observado que las ventanas que iluminan la nave central  se sitúan  con un ritmo distinto al que encontramos en Santullano. Esto y otros rasgos que aduce Gómez Moreno, podrían justificar un retraso en la fecha del templo que se convertiría en obra arcaizante. Más con todo preferimos situarla como ejemplo del desarrollo que tuvo la arquitectura de la época de Alfonso el Casto.

Para saber lo que fueron las artes menores en la época de Alfonso II nos queda una joya de capital interés que tiene además el valor de estar concretamente fechada en el año 808. Se trata de la cruz ofrecida por este rey y que forma parte del tesoro de la Cámara Santa erigiendo se como la más venerable reliquia guardada en ella.

Es de oro y va montada sobre una armadura de madera de cedro. Presenta los cuatro brazos iguales, de forma trapezoidal, que se insertan en un circulo central. La decoración del anverso es de hilo de oro trenzado formando primorosa filigrana y enriquecida por una serie de piedras de camafeos que van sujetos con cercos de oro soldados a la filigrana. El reverso también ostenta camafeos circundados de aljófar en los extremos de los brazos. Por lo demás, la trencilla de oro sólo aparece en los bordes y enmarcando las piedras y las perlillas. En esta parte posterior va la inscripción con letras de oro soldadas que permiten fechar la obra.

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