Una
obra que me ha gustado de leer y recto entender, desde que Doña
Angelita Orán, profesora que fue de saber, y a la que con esta me
debo en recordar para agradecer. Recomiéndosela lectura a quien
guste palatear docta escritura, como entre las buenas pocas, hay
alguna.
Agradecido
estoy a Dios por habérmela puesto a Vmd. en mi camino que, aunque
torcido ha sido, válgame decir que ha sido por ayudar a quien no lo
ha merecido. Aquellas mujeres que han sido y son como Fray Luis
refiere: “En lo cual se engañan muchas mujeres, que piensan que el
casarse no es más que ...”
Nota
actual: Si en un sms un hombre se dirige así a una mujer, hay
quienes deducen lo que no es.
LA
PERFECTA CASADA.
Fray
Luis de León.
Censura
Vi,
por orden de los señores del Consejo de Su Majestad, el libro de La
perfecta casada, que compuso el muy reverendo y doctísimo padre
maestro Fr. Luis de León, de la Orden de San Agustín, y me parece
que no tiene cosa contra la fe ni contra las buenas costumbres, sino
mucha y muy buena doctrina para los casados: y así es digno que se
imprima, para que todos gocen de él. Fecha en nuestro colegio de la
Compañía de Jesús, en Madrid, a 20 de abril de 1583.
Francisco
Portocarrero
Introducción
A
doña María Varela Osorio.
En
que se habla de las leyes y condiciones del estado del matrimonio, y
de la estrecha obligación que corre a la casada de emplearse en el
cumplimiento de ellas.
Este
nuevo estado en que Dios ha puesto a Vmd., sujetándola a las leyes
del santo matrimonio, aunque es, como camino real, más abierto y
menos trabajoso que otros, pero no carece de sus dificultades y malos
pasos; y es camino adonde se tropieza también, y se peligra y yerta,
y que tienen necesidad de guía como los demás. Porque el servir al
marido y el gobernar la familia, y la crianza de los hijos y la
cuenta que juntamente con esto se debe al temor de Dios y a la guarda
y limpieza de la conciencia, todo lo cual pertenece al estado y
oficio de la mujer que se casa, obras son
que
cada una por sí pide mucho cuidado, y que todas juntas, sin
particular favor de cielo, no se pueden cumplir.
En
lo cual se engañan muchas mujeres, que piensan que el casarse no es
más que dejar la casa del padre y pasarse a la del marido, y salir
de servidumbre y venir a libertad y regalo. Y piensan que con parir
un hijo de cuando en cuando, y con arrojarle luego lejos de sí en
brazos de una ama, son cabales y perfectas mujeres.
Porque
el servir al marido y el gobernar la familia, y la crianza de los
hijos y la cuenta que juntamente con esto se debe al temor de Dios y
a la guarda y limpieza de la conciencia, todo lo cual pertenece al
estado y oficio de la mujer que se casa, obras son que cada una por
sí pide mucho cuidado, y que todas juntas, sin particular favor de
cielo, no se pueden cumplir.
En
lo cual se engañan muchas mujeres, que piensan que el casarse no es
más que dejar la casa del padre y pasarse a la del marido, y salir
de servidumbre y venir a libertad y regalo. Y piensan que con parir
un hijo de cuando en cuando, y con arrojarle luego lejos de sí en
brazos de una ama, son cabales y perfectas mujeres.
Y
dado que el buen juicio de Vmd. y la inclinación de toda virtud, de
que Dios la dotó, me aseguran para no temer que será como alguna de
éstas que digo, todavía el entrañable amor que le tengo y el deseo
de su bien, que arde en mí, me despiertan para que la provea de
algún aviso y para que le busque y encienda alguna luz que, sin
engaño ni error, alumbre y enderece sus pasos por todos los malos
pasos de este camino, y por todas las vueltas y rodeos de él.
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