Leyendo notas del año 1958, hago presente esta obra.
Timeo, o de la Naturaleza
Platón
SÓCRATES.-Uno, dos, tres.... pero, por cierto, querido Timeo, ¿dónde está el cuarto de los que ayer fueron huéspedes míos y ahora son dueños de la casa?
TIMEO.--Le sobrevino un cierto malestar, Sócrates, pues no habría faltado voluntariamente a esta reunión.
SÓCRATES.--¿Os encargaréis tú y tus compañeros, entonces, de la parte que le correspondía al ausente?
TIMEO.-- Por supuesto, y, en lo posible, no omitiremos nada, pues no sería justo que, después de gozar ayer de los apropiados dones de tu hospitalidad, los que quedamos no estuviéramos dispuestos a agasajarte a nuestra vez.
SÓCRATES.--¿Es que recordáis cuántos son los temas de los que os encomendé hablar?
TIMEO.--Sólo algunos, pero, como estás aquí, nos recordarás lo que hayamos olvidado. Mejor aún, si no te molesta, vuelve a repetirnos otra vez el argumento desde el principio de manera resumida para que lo tengamos más presente.
SÓCRATES.-- Así lo haré. Tengo la impresión de que lo principal del discurso que hice ayer acerca de la organización política fue cuál consideraba que sería la mejor y qué hombres le darían vida.
TIMEO.-- Y a todos nos pareció que la habías descrito de una manera muy conforme a los principios de la razón.
SÓCRATES.--¿No fue acaso nuestra primera medida separar en ella a los campesinos y a los otros artesanos del estamento de los que luchan en defensa de ellos?
TIMEO.-- Sí.
SÓCRATES.--Y luego de asignar a cada uno una ocupación única para la que estaba naturalmente dotado, una única técnica, afirmamos que aquellos que tenían la misión de luchar por la comunidad deberían ser sólo guardianes de la ciudad, en el caso de que alguien de afuera o de adentro intentara dañarla, y que, mientras que a sus súbditos tenían que administrarles justicia con suavidad, ya que son por naturaleza sus amigos, era necesario que en las batallas fueran fieros con los enemigos que les salieran al paso.
TIMEO.-- Efectivamente.
SÓCRATES.-- Pues decíamos, creo, que la naturaleza del alma de los guardianes debía ser al mismo tiempo violenta y tranquila en grado excepcional para que pudieran llegar a ser correctamente suaves y fieros con unos y con otros.
TIMEO.-- Sí.
SÓCRATES.--¿Y qué de la educación? ¿No decíamos que estaban educados en gimnasia y en música, y en todas las materias convenientes para ellos?
TIMEO.-- Por cierto.
SÓCRATES.-- Sí, y me parece que se sostuvo que los así educados no debían considerar como propios ni el oro ni la plata ni ninguna otra posesión, sino que, como fuerzas de policía, habían de recibir ...
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